lunes, noviembre 26, 2012

Buenos Aires, Julio de 1993 ¡EROTISMO LITERARIO!

Desde hace cuatro o cinco años uso zapatos MBT. No se trata de hacer publicidad a esta firma, pero sucede que hoy mismo, cuando estaba pagando el par que me había comprado, la vendedora, -Claudia, casi vecina, también amiga- me dijo que había encontrado una entrevista que me hicieron por televisión en Buenos Aires, cuando fui a presentar mi novela "El hombre de sus sueños", ganadora del Premio La Sonrisa Vertical.
No la había visto nunca. Allí estaba demasiado ocupado como para mirar televisión y pocos días después de esta distendida charla partí nuevamente hacia mi casa de Barcelona, sin que se me ocurriera pedir una copia de la grabación.
En poco más de seis meses se cumplirán veinte años de ella y ni siquiera se si agradecí lo suficiente al entrevistador, Martín Wullich, un hombre relajado y encantador, amistoso y desprejuiciado como pocos.
La dejo aquí, en este cajón de sastre repleto de miguitas de pan de todo tipo y tamaño. A mí me gustó reencontrarme con este momento pasado, y muy feliz, de mi vida.
Ya me dirán ustedes qué les parece. Abrazos.

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Fotografía de Wolfgang Tillman.

jueves, noviembre 15, 2012

Una cierta sonrisa

Un certain sourire. Así se llamó, se llama, una novela corta, la segunda, de Francoise Sagan, escritora francesa que tuvo un propio y solitario boom al editarse su primera y muy temprana novela: Bonjour tristesse. Un título tan rotundo y universal como el éxito de esta mujer, ya algo olvidada fuera de los límites de su país.
Todo pasa, sí, sin duda, y las estelas en la mar se desvanecen hasta ser suplantadas por otras nuevas. "¿Nouvelle vague? Siempre las olas lo son", dijo un famoso y muy tradicionalista crítico, también francés, frente a aquel supuesto fenómeno cinematográfico de mediados del siglo pasado, vivero de notables directores y unas cuantas buenas películas, entre las que por supuesto jamás se podría inscribir la versión desangelada, "babélica" y comercial (?) del libro de Sagan.

 ¿Vamos a hablar de cine o de novelas? No era mi intención ocuparme de ninguno de estos temas, pero ya se sabe, soy un esclavo de la asociación libre -nada menos libre que ella, en realidad- y en el momento de poner título a lo que pensaba escribir (a veces empiezo las cosas por el principio... o al menos no siempre lo hago por el final) apareció la frase, trayendo de inmediato a mi memoria el título de la novela, la autora, el filme, Machado, las nuevas y viejas olas, Rossano Brazzi y ¡EEN ZEKERE GLIMLACH!
 
 
Ayer por la tarde, día de huelga general con aires catastróficos, me acerqué hasta Paseo de Gracia para ver como discurría (!!!) una de las populosas manifestaciones de ¿malestar, protesta, indignación?, coincidentes con el paro convocado por los dirigentes sindicales con el apoyo expreso del PSOE.
Varios, muchos miles de personas, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 45 años, recorrían con pancartas de todo tipo una de las calles más cosmopolitas y caras de Barcelona. Podría haberme emocionado y de alguna manera lo hice. Sin nudo en la garganta, sin lagrimeo ni congoja. ¿Es el escepticismo una emoción? He visto demasiadas marchas como esta, participé codo con codo y grito a grito en decenas de ellas. Mis consignas siguen en el aire muchos años después; algunas, inclusive, suenan rancias, desubicadas, ilusas, a pesar de que en ellas se mencionaban algunas palabras que todos lo himnos nacionales proclaman defender.
"No ser dios y cuidarlos", repetía el estribillo de una canción del recién fallecido Leonardo Favio, autor, cantante y director de cine enrolado -¡si es que todo casa!- en lo que dió en llamarse "Nuevo Cine Argentino". Pues eso. En cierto momento encontré en mi cara, pude sentirlo, una cierta sonrisa complaciente, búdica, gatunamente Cheshiriana. ¿Un tic, un truco, una máscara, un sentimiento?
No supe contestarme. Quizás sólo se trataba de tragar sin demasiado dramatismo todo aquello que hubiera deseado y nunca he podido, o hemos podido, cambiar.