lunes, enero 28, 2013

Jean Genet (un siglo después)


Jean Genet (París, 19 de diciembre de 1910 - París, 15 de abril de 1986).

Un mes después de su cumpleaños número 102, Diego Barrera, artista amigo de facebook, me recuerda una vez más a este hombre creativo, romántico, auténticamente  marginal, a través de un medio metraje (1950) que quiero mostrar a todos los que, como yo, no lo hayan visto hasta ahora.
Se trata de Un chant d'amour entre hombres, tan exquisito como explícito. Lo aviso para que las almas demasiado sensibles se abstengan de verlo.
La música del filme es un valor añadido, aunque en los créditos, casi inexistentes, no se cita al compositor.

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Para los que quieran conocer con más profundidad la vida y el alma de este hombre, además de leer su obra, deberían acercarse a Saint Genet comédien et martyr, de Jean Paul Sartre, una biografía modélica. (Adjunto otro link de notable envergadura: http://www.lamaquinadeltiempo.com/algode/sontag01.htm  Es un comentario del libro por Susan Sontag, en traducción del autor argentino, recientemente desaparecido, Horacio Vázquez Rial)
"...si Genet no hubiera existido, Sartre lo habría inventado; para alguien como Sartre, obsesionado por desentrañar las contradicciones de un alma, una figura como la de Genet tenía que ser fascinante: un delincuente, mentiroso, homosexual sadomasoquista que al mismo tiempo es un extraordinario escritor, un espíritu brutalmente exquisito, un santo y mártir al revés, que se hace apóstol del Mal, un místico de los infiernos. Jean Genet (1910-1986) fue condenado en 1948 a cadena perpetua, pero la presión de un grupo de intelectuales franceses, Jean Cocteau y Sartre entre ellos, lectores apasionados de sus primeras obras, le proporcionó el indulto." (Eduardo Grüner, prologuista de la edición Losada del año 2003)

Jean-Paul Sartre (1905-1980) publicó este libro en 1952.


 
Ilustran: retrato de Jean Genet en su juventud y cartel de
la última versión argentina de su obra más representada internacionalmente.
Y COMO BONUS, (¡GRACIAS ALICIA DEMADRID!):
 
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lunes, enero 21, 2013

20 de Enero

Es evidente que este blog ya no conserva la cuidadosa periodicidad de antaño. Y antaño es una palabra tan añeja como la misma palabra que uso para describirla: añeja, así como es añejo casi todo lo que me rodea o me interesa, tal vez porque, oh triste evidencia, yo mismo empiezo a serlo.
Hoy hace 20 años que murió -demasiado pronto para una mujer cualquiera, quizás algo tarde para la estrella de cine que había encarnado con alegría y brillantez un ideal juvenil de su época- la delicada y solidaria Audrey Hepburn, esa cara con ángel, esa comunicativa actriz con movimientos de bailarina clásica y asustadiza, frágil apariencia de gacela.
Esta mañana, mientras colgaba una preciosa foto suya en mi portada de Facebook, me dí cuenta que también pasaron 20 años desde que gané un premio literario que me concedió licencia de escritor.
-Eres escritor, aunque depende de tí querer serlo, desarrollar esa dote que sin ninguna duda posees.
Beatriz de Moura, la editora y alma mater de Tusquets, me lo dijo la misma mañana en que me acerqué a su despacho  para firmar el contrato que hacía posible la edición de mis libros bajo la firma que ella regenta(ba?).
Así como los pensamientos se atan unos a otros por lo que suponemos "libre asociación de ideas", los hechos del pasado parecen tener una ilación que no supimos ver en su momento, y que ahora, a la luz del presente, se muestra ineludible. Dejándome llevar por esta corriente de sorprendentes y sorpresivas concatenaciones, decidí poner como avatar una foto donde Beatriz de Moura y yo sonreímos, abrazados y contentos, frente a la cámara de la fotógrafa Colita.
Unos segundos después recibía en mi correo las últimas noticias del diario La Nación de Buenos Aires, donde se anunciaba que la diseñadora e interiorista francesa Andrée Putman, una mujer poco agraciada aunque muy refinada y elegante, incansable creadora de objetos bellos y funcionales, decoradora de ese raro pájaro de metal llamado Concorde al que nunca pude ni podré ya subirme, se ha muerto ayer, sábado, un día en el que se pretende deberíamos divertirnos, gozar, pasárnoslo lo mejor posible, jamás dar comienzo a ese silencio definitivo que suele desearse, como si existiera otra posibilidad distinta, descansado y pacífico.
Corroborando lo de los concatenamientos, cuando busco una imagen de la Putman para ilustrar mi despedida, descubro que su última exposición en París comenzó el 9 de noviembre del 2010, uno de los cumpleaños más ilusionados de mi vida.


Por suerte, para olvidar tanta pérdida, para distraerme de las corrupciones, matanzas, politiquerías y desastres varios -amenazando desde corta distancia a mis aún placenteros fines de semana- tuve otro agradable domingo de familia alternativa, con buen almuerzo, charlas divertidas y posterior función de cine con el último Tarantino.
No pienso que su Django unchained  (gracias por este homenaje involuntario a mi humilde Eros desencadenado) llegue a inscribirse en los, con perdón, anales sacrosantos del Gran Cine con mayúscula, pero es tan divertida, excitante y por momentos ingeniosa, que logrará sin ninguna duda un enorme éxito de taquilla. Se lo merece con creces, porque además de sus indudables virtudes como entretenimiento, en ella los "malditos bastardos" -racistas, asesinos, torturadores, sádicos, insensibles y todo tipo de retardados sociales- reciben siempre su merecido. Algo que en la vida cotidiana no suele suceder u ocurre demasiado tarde y que provoca los aplausos finales de una platea tan atiborrada de palomitas y cocacolas como de frustraciones y resentimientos de todo tipo.  

viernes, enero 04, 2013