viernes, agosto 06, 2010

de Jardines y Gatos



Hoy, y en el Teatro Cervantes, se hace un homenaje a Manuel Mujica Láinez, el autor de Bomarzo, Aquí vivieron, Misteriosa Buenos Aires, como recordatorio del centenario de su nacimiento. El título de este post, parafraseando alguno de los de mi estimado amigo MML, es una pequeña aportación nostálgica a ese homenaje tan merecido.
Lamentablemenet yo no podré asistir porque estoy invitado por el crítico Néstor Tirri al estreno de Tatuaje, obra drámatica de Alfredo Rodríguez Arias sobre la relación, auténtica según cuentan las crónicas de la época, entre Eva Perón y el cantante español Miguel de Molina, desterrado por el franquismo a causa de su manifiesta, nada culposa, desenfadada homosexualidad.







Me cuesta cruzar las calles de esta ciudad. Cada vez que estoy por hacerlo, oigo a mi hermano diciéndome al teléfono:
-Tené cuidado, Quique. Mirá bien a todos lados. Acá te pasan por encima apenas te descuidás...
Quique soy yo en boca de mi familia. Una rareza de mi madre, a la que Tito no le gustaba y Quique, el niño pirata, un antiguo personaje de historieta, sí. No encuentro estas calles mucho más peligrosas que las de Barcelona, a pesar de que poca gente respeta las zonas de cruce y los semáforos me confunden con sus particulares luces de color.
-Es simple, -me dice un amigo-. Cuando está en verde te toca cruzar a vos.
Me cuesta entender que el verde no es tal. Todos los semafóros tienen dos luces: una blanca y otra entre anaranjada y roja. La de cruce preferente es la primera, aunque los porteños, tan afectos a las traducciones y los subtitulados, la llaman de una forma a pesar de verla de otra.






Compro algunas vituallas en el almacén de la esquina: jamón crudo, queso gruyére nacional, matambre de pollo relleno, dulce de mebrillo...
El dependiente me dice:
-Mi abuela era catalana...Busquets de apeyido...
Me hace la cuenta y comenta:
-Cincuenta y tres pesos... Menos de diez euros... No me diga que no es una ganga.
No puedo asegurar que lo sea y se lo digo:
-A mí me asusta la cifra y hasta que hago la traducción a euros, todo, siempre, me parece caro.
Cuando estoy pagando, el nieto de la catalana me mira con una sonrisa ambigua en sus ojos:
-Es verdad que ayá al jamón le dicen poya?
-Vos sabés bien que eso, aunque a veces también se coma, no tiene nada que ver con el jamón.
El porteño suele vivir a dos niveles, el de sus contactos sociales y el suyo interno: burlón, matizador, muy propio.

"Cortá Jerónimo, ¡ya!"
La madre zamarrea al niño, no tan pequeño, que insiste en colgarse de ella.
Bautizar a un niño con nombre de indio y pretender que no lo sea es, como mínimo, ilusorio.

Voy en autobús hasta la casa de David Mulhall, un amigo arquitecto que vive en el barrio de Once. Me prometió un dia D, de Dante, en el que me mostraría algunos lugares emblemáticos de la nueva ciudad de Buenos Aires.
Una señora muy anciana sube al vehículo y yo, que estoy en el asiento más cercano a la puerta de entrada, le cedo mi lugar.
-¡Gracias, caballero!
Nunca me habían tratado así. Siento que esa pequeña reina madre apoya una espada sobre mi cabeza para luego trasladarla parsimoniosamente a uno y otro de mis hombros. ¿O era exactamente al reves?

Los argentinos, caballerosos, caballerescos, caballeros, las prefieren rubias.
Al menos tres de sus inalterables íconos lo son: Eva Perón, Mirtha Legrand, Susana Giménez. Décadas de permanencia en la cumbre de la popularidad, atestiguan esa debilidad por los cabellos claros, auténticos o no, de una población en la que abundan las largas melenas oscuras.

Puerto Madero es una ciudad vertical de límites precisos encerrada dentro de otra ciudad que pareciera no tener ninguno. Sus parques están bien diseñados, casi todos sus rascacielos muestran una sólida e interesante arquitectura y el emblemático Faena Hotel es realmente espléndido. La escenografía de una ópera barroca y cosmopolita con toques de humor británico y la firma inconfundible del parisino Philippe Stark. Hay que saber mucho de todo para colocar los cortinados de pana con semejante gracia.
Los jardines que rodean lo que fuera un antiguo almacén de granos, parecen sacados del mundo alucinado/alucinante de una agrandada Alicia Carroll en versión nativa.
Lamento ser tan categórico como reiterativo, pero no conozco cielos semejantes en ninguna otra ciudad del mundo.





Visito el Jardín Botánico, situado a unos trescientos metros de donde estoy viviendo. Diseñado por Carlos Thays, un francés afincado en Argentina, tiene ejemplares de diversos árboles nativos. Una rareza para la época en que se construyó este lugar, sobre todo para los europeizados pobladores de una ciudad más afecta a los ejemplares exóticos llegados de otras partes del mundo que a los suyos propios.
Por todos los rincones del Botánico se ven gatos. Gordos, limpios, muy civilizados.
Me agacho para tomar una foto y una gran gata tricolor se sube al bolso que llevo en bandolera. Me acompaña durante todo el trayecto y cuando entiende que me dirijo a la puerta de salida, salta de su privilegiada posición para internarse entre los árboles sin siquiera girar la cabeza para decirme adiós.

Todas las fotos (gato vallado en el Botánico; Puerto Madero y el jardín del Hotel Faena; hombre con gatos en el Botánico; ruinas en Avenida Santa Fé; gato en una Boutique; tienda en Palermo Soho; ombú en la 9 de Julio; escultura en el Botánico; anticuario en Plaza San Martín; gato en bolsa; el Abasto gardeliano; Palermo Soho: bistró peruano Bardot) son de Dante Bertini.

25 comentarios:

montse dijo...

qué envidia, qué envidia, nunca estuve en bsaires en invierno... qué envidia...!!! besotes, cacho!

montse y manuel, los de mardel, los de siempre

Belnu dijo...

Me encantan tus gatos porteños, y ese niño Jerónimo con nombre de indio y esa idea tan graciosa de que los argentinos las prefieran rubias. Y que te llamen Quique! Es como si allí fueras otro...

Dante Bertini dijo...

Montse:
es una delicia de cielos muy azules y soles muy cálidos...
un abrazo y dos más

Dante Bertini dijo...

Isabel:
es que te lo aseguro: soy otro.
Ni peor ni mejor, aunque absolutamente distinto.
Las dos caras del Doctor Bertini.
Te gustaría esta ciudad, y tú, rubia fenómeno, les gustarías a ellos.

Marina Judith Landau dijo...

Dante, miro y miro tus imagenes y me lleno de nostalgias con sonrisas. Me hace mucho bien recorrer mi ciudad de tu mano y con tu mirada.
En la época en que estudiaba puesta en escena cursaba muy cerca del botánico, y pasé horas y horas, durante varios años, estudiando en esos bancos, rodeada de gatos mimosos. vVr tus fotografías me trajo esa época tan linda al presente.
Seguí disfrutando, metiéndote todo ese cielo adentro del pecho y compartiendo aquí tanta belleza.
Un abrazo grande grande, me hace muy feliz llegar acá y sentirte tan feliz.
Chuik chuik chuik

J dijo...

¡¡¡magnífico!!! mercí, toujour
mr.chap.

carmen dijo...

Una crónica absolutamente deliciosa,Dante.Las fotos ,preciosas.No tiene celos Federico de los otros gatitos?
Saludicos.

Anónimo dijo...

Mágnifico Dante, dan ganas de mordisquerarles las orejitas, aquí hay muchas cabras, bellísimas, mi cariño con vientos alisios. Sigourney

Dante Bertini dijo...

Marina:
creo que nuestra nostalgia tiene bases muy auténticas.
Esta ciudad es única; una fantástica mixtura de razas, credos y estilos, sorprendente y vital.
Te mando mis besos y agradezco los tuyos entre mimos y maullidos.

Sigourney:
te gustaría esta ciudad perruna y gatera, aunque temo que no te gustaría tanto su ruido y su tráfico constante. Tenemos que volver contigo. Besos

Dante Bertini dijo...

Monsieur Ch:
todo un honor verlo por aquí!
Tuve que viajar muchos kilómetros pero valió la pena. Abrazos


Carmen:
Federico odia los viajes, así que no puede quejarse de mis encuentros felinos en el otro lado del mundo...saludicos y gracias!!!

Mari Pops dijo...

me encanto la escultura!

Dante Bertini dijo...

mary P:
sí, es muy buena.

Beatriz dijo...

Sigue disfrutando de esos cielos inconfundibles e irrepetibles. Sigue llenándote de imágenes y afectos. Me alegra que tu decisión de viajar (tan cuestionada y postergada) al final te haya dado más que gratificantes momentos.
Un beso- Estamos en Sitges también disfrutando-

Dante Bertini dijo...

Beatriz,
sigo por estos cielos tan distintos y distantes, gozando de lo que la vida, pródiga e inesperada, con notable acento argentino, ha decidido regalarme ahora.
Besos

Gise =) dijo...

Amoreeeeeeeeeeeee!!!!! que lindo leerte tan porteño y tan comodo en ese lugar que a pesar del tiempo sigue perteneciendote.... Buenos Aires se ve tan suceptible... como dice Cerati y vos haces que yo a lo lejos la vea tan magica y maravillosa como la sueño cada vez que vuelvo aca... hoy estuve de paseo por Paseo de Gracia, desyune en el Farggi y estuviste presente en mis pensamientos, pase por Vinçon y tambien estuviste ahi... no se porque pero hoy te tuve en mis pensamientos mas de lo habitual... me alegra leerte tan feliz!!!!!!
Muchos besotes y disfruta mucho de tu/nuestra Buenos Aires!!!! TQM!!!!

Anónimo dijo...

Raritos que sois los argentinos,....¡coño!

Lukas Rybensen dijo...

Qué loco eso de ver el terruño propio con ojos foráneos. Raro pero muy productivo a nivel literario. Me gustó este post y me hizo reír la reflexión sobre Jerónimo. Abrazo (cuando vuelva de México si todavía estás en el país arreglamos encuentro).

Dante Bertini dijo...

Luc:
creo que andas por tierras aztecas...que lo disfrutes.
Yo lo hago aquí, en la ciudad de mi infancia y adolescencia. Asombrado y contento.
Abrazos. Estaré unos cuantos días más.

Diana H. dijo...

Sólo para desearte que sigas disfrutando de nuestra tierra con el mismo ánimo que refleja este post, querido Dante!
Besos.

Dante Bertini dijo...

Gise:
algo pasa con las conexiones de mi portátil. Hice un comentario al tuyo y no aparece por ningún lado.
Repito mis agradecimientos por tus buenas ondas, por tus recuerdos y deseos.
Ya nos veremos en aquel paisaje y podré lloriquear con vos por la Buenos Aires lejana.
Un abrazo y dos.


Diana:
gracias, querida.
Todo es distinto y nuevo aquí.
Disfruto, pienso, vivo. Luego escribiré.
Abrazos luminosos.

Adriano dijo...

gato en bolsa me mató Dante. suerte en su recorrida por las pampas!

F. Invernoz dijo...

Descripción excelente, incluso está muy bien aclarar las fotos, porque al ver el ombú creí que era el del parque Rivadavia, en Caballito, mi barrio natal.

Dante Bertini dijo...

Adriano:
habrás visto tu giardino por esta ciudad, verdad?
Gracias por los buenos deseos.


Frank:
Conozco muy bien el parque y el barrio, cercano al mío de Almagro.
Ahora estoy en Palermo, cerca de Jorge Luis.

Unknown dijo...

Que lindo que esta buenos aires, tuve la chance de recorrer un monton la semana pasada ya que tuve que ir a una charla en el hotel alvear palace por el trabajo. Y aproveche y me pedí unos dias para quedarme y recorrer un poco la ciudad, esta excelente !

Dante Bertini dijo...

Marce:
Qué afortunada!
Nunca pude estar allí, en ese hotel tan exquisito...
Tengo una imagen de él de hace muchos años: acompañaba a Bioy hasta su casa y ambos nos paramos para disfrutar del Alvear; se veía precioso, pleno de glamour, al caer de la tarde.