viernes, agosto 28, 2009

Ventanas Indiscretas


Junto a nuestro edificio modernista hay otro más grande de oficinas: poco destacable diseño arquitectónico de los años setenta, ocupado en los bajos por una importante caja de ahorros catalana. Compartimos con ellos un ángulo del patio de manzana, magnífica idea urbanística de Ildefonso Cerdá que la especulación del siglo pasado modificó a su antojo.
En el proyecto original se pretendía crear en estos amplios huecos de aire y luz, espacios comunes ajardinados para uso y disfrute de los vecinos de los inmuebles colindantes. Cada manzana lograría así una cómoda plaza propia provista de árboles y bancos, de civilizadas zonas de reunión y esparcimiento. Muy alejados en espíritu de esta idea moderna, socializadora, buena parte de los dueños de estos inmuebles construyeron en los terrenos vacíos naves y locales de todo tipo, acrecentando notablemente sus ya de por sí desahogadas recaudaciones mensuales.
Sin ninguna duda afortunados, en nuestra manzana se conservan algunos jardines originales y varios de esos bajos se han recuperado a medias. Escenografía espléndida para una versión actualizada de La ventana indiscreta -¡que a nadie se le ocurra perpetrar semejante sacrilegio!- no quiero pensar en el cotilleo bullicioso que provocaría una edificación semejante en cualquier otro lugar que no estuviera habitado por gente tan ensimismada y respetuosa como la que ocupa los pisos de nuestra manzana. En ella nunca se escuchan gritos extemporáneos, aparatos de música desaforados o televisores con el volumen a su máxima potencia, y, verdaderos ángeles sin alas, es casi imposible ver a algún vecino ocupado en espiar al prójimo más próximo. Siempre que no haya obras de rehabilitación -los antiguos pisos burgueses de ciento cincuenta metros o más se están (re)convirtiendo en dos apartamentos más "democráticos" de alrededor de setenta metros- podemos gozar de silencio suficiente como para contrapesar el ruidoso trajín del frente de la finca, muy cercana a la confluencia de Balmes con Mallorca. Como las ordenanzas municipales no permiten que los edificios superen los cinco o seis pisos de altura y en los jardines hay algunos árboles de notable envergadura, también solemos disfrutar de un buen retazo de cielo sobre el que casi todo el año se ven pájaros de diverso tipo, garabateando el aire con sus acrobacias y sus vuelos.
A la altura de nuestra galería acristalada, convertida por el uso y los años en un alargado invernadero copado casi totalmente por las plantas, están los amplios ventanales del edificio de oficinas de la esquina. No digo que alcancemos a darnos las manos de ventana a ventana, pero la cercanía es suficiente como para que, de proponérnoslo y con sólo asomar un poco el cuerpo, podamos observar claramente todo lo que sucede en el interior de los despachos. Hace algunos años habían montado allí un presunto salón de masajes atendido por jóvenes y voluptuosas señoritas a las que les gustaba descansar entre uno y otro cliente sin cubrirse ni un solo centímetro de piel. Sí, lo sé; suena algo cursi. Podría haber eludido el circunloquio, haber puesto directamente "en pelota viva", pero siempre temo que algunos censores sin rostro ni nombre superpongan a mi post una indeleble cruz en rojo.
Durante los meses en que las desprejuiciadas masajistas se paseaban en cueros por las dependencias del salón vecino, nos visitó el hijo adolescente de un amigo porteño. Alto, moreno, cariñoso, simpático, "muy bien hecho" que dirían algunos, el joven visitante descubrió a poco de instalarse en casa la presencia cercana de las relajantes nudistas. Se hacía tan difícil sacarlo de allí como fácil de encontrar cuando no podías hallarlo a simple vista. Cuando algunos años después se convirtió en cocinero erótico seudo italiano para la cadena de televisión Playboy en su versión latina, yo me pregunté si aquel desfile barcelonés de turgencias desnudas había despertado sus posteriores voracidades.
Hace ya algún tiempo que no sé nada de su vida. Las oficinas del costado izquierdo se han convertido en un centro de rehabilitación dependiente de la seguridad social. Solo se ven máquinas con resortes y contrapesos, circunspectas enfermeras de uniforme blanco y pacientes con caras de sufrido esfuerzo. Ni rastro de los antiguos esplendores físicos.
Tal vez los ángeles escenifican metáforas para despertar nuestras, en muchos momentos, aletargadas conciencias.

Ilustra: Carla Bruni fotografiada por Michel Comte

Posdata: golpea mi puerta una muy mala noticia. Ha muerto Mario Merlino, un mago.Decir que lo lamento es poco. Desearle un descanso en paz es desearle algo que él jamás deseó para sí. Chau, Mario.

martes, agosto 25, 2009

un camino de cuarenta años...


Algunas canciones también llegan a la madurez.
Ésta acaba de cumplir sus primeros cuarenta años.
El original francés ((des)amor pasión)

Comme d'habitude
Je me lève
Et je te bouscule
Tu n'te réveilles pas
Comme d'habitude
Sur toi
Je remonte le drap
J'ai peur que tu aies froid
Comme d'habitude
Ma main
Caresse tes cheveux
Presque malgré moi
Comme d'habitude
Mais toi
Tu me tournes le dos
Comme d'habitude
Alors
Je m'habille très vite
Je sors de la chambre
Comme d'habitude
Tout seul
Je bois mon café
Je suis en retard
Comme d'habitude
Sans bruit
Je quitte la maison
Tout est gris dehors
Comme d'habitude
J'ai froid
Je relève mon col
Comme d'habitude
Comme d'habitude
Toute la journée
Je vais jouer
A faire semblant
Comme d'habitude
Je vais sourire
Comme d'habitude
Je vais même rire
Comme d'habitude
Enfin je vais vivre
Comme d'habitude
Et puis
Le jour s'en ira
Moi je reviendrai
Comme d'habitude
Toi
Tu seras sortie
Pas encore rentrée
Comme d'habitude
Tout seul
J'irai me coucher
Dans ce grand lit froid
Comme d'habitude
Mes larmes
Je les cacherai
Comme d'habitude
Mais comme d'habitude
Même la nuit
Je vais jouer
A faire semblant
Comme d'habitude
Tu rentreras
Comme d'habitude
Je t'attendrai
Comme d'habitude
Tu me souriras
Comme d'habitude
Comme d'habitude
Tu te déshabilleras
Oui comme d'habitude
Tu te coucheras
Oui comme d'habitude
On s'embrassera
Comme d'habitude
Comme d'habitude
On fera semblant
Comme d'habitude
On fera l'amour
Oui comme d'habitude
On fera semblant
Comme d'habitude

Los autores de la versión inglesa (el amor propio)


¿Quién sino Él?

Robbie, el divino...y su mamá también

El Rey, melancólico, quebrado

y finalmente, el naufragio sin restos:


(para R.C., ayudante de campo, cariñosamente)
Fotografía de Elliot Erwitt

sábado, agosto 22, 2009

Delicias en el País de las Maravillas


Vivimos en él, ¿quién puede dudarlo? El Ayuntamiento de Barcelona gasta entre dos (2) y tres (3) millones de euros anuales, una bicoca, para limpiar los rastros de todos los writers y grafiteros decididos a dejar su impronta sobre cualquier superficie medianamente limpia, sea esta la fachada de piedra de una iglesia gótica, un monumento de bronce homenajeando a los caídos en no importa qué batalla, el mármol de algún edificio modernista o los enormes cristales de una boutique de lujo. No pongo en esta lista el castigado mobiliario urbano porque ya se sabe que está especialmente diseñado para el "destrúyeme y lo cambiamos, así se moviliza la economía". Ahora una empresa creada a tal efecto, ha descubierto un método "CSI-entífico" por el que puede rastrearse a los autores de los graffitis teniendo en cuenta los rasgos comunes entre unas y otras pintadas. Algo similar a esto solía llamarse en otros tiempos grafología, pero como no era costumbre hacer estos estudios sobre muros sino sobre papeles, seguramente ahora le han puesto otro nombre con muchas más equis y bastantes menos raíces etimológicas. Resulta obvio que no se trata de descubrir quién es el autor de una u otra pintada, sino cuantas realizó la misma persona. Como dijo alguna vez Jorge Luis Borges, un tipo molesto que opinaba a su manera sobre casi todo, estamos presos de las estadísticas. A partir de ahora sabremos cuántos graffitis cometió el señor equis y cuántos la señorita i griega, y, en el hipotético caso de cogerlos con el dedo en la válvula del spray, cosa harto improbable, podremos multarlos como es debido. Muchos podrán decir que a los tres millones de euros anteriores habrá que sumar a partir de ahora los que correspondan al mantenimiento de este magnífico sistema de identificación manual, pero ya sabemos que esos son daños colaterales de poca envergadura.
También en este país, aunque tirando más hacia la costa, han decidido multar a todos los señores que vayan con el torso al aire. ¡Mátate haciendo abdominales, para que luego no te permitan exhibirlos! Lo extraño es que en Barcelona se permite, y por ordenanza municipal vigente, el desnudo integral. Esta falta de entendimiento entre las diferentes alcaldías dificulta de forma notable nuestros desplazamientos veraniegos. Puedes subir desnudo a un tren en plaza Cataluña, pero deberás vestirte antes de descender de él en según qué playa hayas elegido.
A través del espejo
Aunque resulte muy fácil de creer dada la evidente pobreza de nuestras plazas y parques, esta tierra de conejos apresurados, zapateros locos y repeinadas reinas de corazones televisivos, no está particularmente arbolada, así que el gobierno de la ciudad ha decidido talar en los próximos meses el setenta y cinco (75) por ciento de los ejemplares más desarrollados de la ciudad. Parece una idea arbitraria y anti-ecológica, sin embargo deberíamos alegrarnos porque quizás de esta manera podamos conseguir un record Guinnes que nunca lograríamos con una onerosa y complicada política de forestación. Además, ciudad moderna, de vanguardia, tendremos una navidad bien servida de arbolitos navideños sostenibles. Serán de metal y plástico, es cierto, pero, ¿la alegría de la señora Inma Mayol, promotora de la idea, no es suficiente para acallar nuestras posibles discrepancias?
Después de todo, si nos resultan tan imprescindibles las naturalezas muertas con seres vivos, podremos asistir a las corridas de toros programadas por nuestro sonriente alcalde y su honorable equipo para honrar las patronales fiestas de la Mercé. A pesar de las protestas y las firmas, nuestro democrático gobierno ha decidido doblar el número de eventos taurinos, por lo cual tenemos asegurada tortura y sangre fresca al menos en cuatro ocasiones. Si bien las corridas no son un producto catalán, como todos los que se anuncian abanderada y explícitamente en los supermercados barriales, es de máxima importancia darle al pueblo un poco de jolgorio, no sea cosa de que se ponga a pensar en lo que realmente necesita.
Podrán pensar que estoy de mal humor. Supongo que es cierto. Como en estos días no he perdido ningún partido de cricket, es probable que se deba a que ayer mismo he regresado a la maravillosa Barcelona City y su eterno, polvoriento, ruidoso work in progress.

ilustra: el Sombrerero Loco según los directores artísticos de la última película de Tim Burton.

martes, agosto 18, 2009

ma mère l'oye y mi amiga la oca


Compuesta de cinco pequeñas piezas para piano sobre temas infantiles, Maurice Ravel escribió Ma mère l'oye para que la ejecutaran dos niños a los que profesaba admiración y afecto: Mimi y Jean Godebski, de seis y siete años.
Los que siguen este blog saben de mis vacaciones en el Motseny y de mi encuentro allí con la oca, o gansa, Sisí, llamada también Ven -Ven, gansa-, y a la que finalmente, motivado por su dulzura y comunicativa musicalidad, he rebautizado como Ocarina, el nombre de un pequeño instrumento de viento con remoto origen sudamericano.
¡Oh, carina!
Todo tiene un final, todo se acaba. Mi relación con Ocarina, a partir de hoy, dejará de ser cotidiana. Serán otros quienes le acerquen sus frescas hojas de lechuga y, supongo, será a esos otros a quienes ella dedique sus aleteos de felicidad, sus acercamientos cariñosos y sus suaves parloteos. De forma por demás inesperada, como suceden muchas de las cosas más importantes de nuestra vida, Ocarina ha llenado de alegre y cariñoso divertimento estos quince días de un pesado, tórrido agosto vacacional. Pensaré en mi amiga la oca más de una vez, estoy seguro, pero ahora, aún desde la cercanía física y afectiva, me pregunto:
¿Cómo podemos hacer daño a estos animales? (pulsar)
¿Cómo podemos hacer daño a los animales? (pulsar)
Después de tanto horror, si pulsáis aquí:
OCARINA
encontraréis un auténtico regalo.

Foto de B-Ch.

domingo, agosto 16, 2009

¿erotismo o pornografía?


-¿Cuál sería para usted la diferencia entre erotismo y pornografía?

En muchas ocasiones la pregunta estuvo dirigida a mí, un tipo sin antecedentes literarios que había ganado de forma absolutamente inesperada el Premio de Novela Erótica La Sonrisa Vertical de editorial Tusquets. Debo decir que el primer sorprendido por aquel premio fuí yo, aunque enseguida se unieron a esa primera sorpresa personal una larga lista de escritores "profesionales", todos ellos algo heridos en vaya a saber qué lugar de su geografía por mi incalificable intrusismo.
Un compatriota tan antipático como pedante llegó a decirme: "Todos nos preguntamos de dónde habías salido".
"¿De mi casa?", dije yo, sin preguntarle a qué colectivo estaba él representando. Si todo esto hubiera sucedido entre dentistas, seguramente yo estaría empastando muelas a los leones de algún zológico africano. Como no fue así, durante varios meses me convertí en un objetivo periodístico de relativo interés. A medio camino entre la cultura y el escándalo, mi libro y yo cubríamos por igual las necesidades de los suplementos culturales ilustrados y no resultábamos desdeñables para las revistas de tirada masiva con chicas semivestidas ilustrando la cubierta. Tal vez porque muchos de los periodistas profesionales que me entrevistaban habían leído de la novela poco más que el título, la que inicia este post fue la pregunta que más veces me han hecho durante mi particular, bastante extendido, reinado literario. En este sentido tuve más suerte que muchas misses. El año siguiente al de mi premio la editorial decidió dejarlo desierto aduciendo falta de calidad en los originales presentados y yo continué siendo Mr. Novela Erótica durante 365 días más. A través de muchas entrevistas he llegado a comprobar que los que se interesan por las diferencias entre erotismo y pornografía dan siempre por seguro que estas diferencias existen y nunca dejan en buena posición a la segunda nominada.
La cuestión ya no era demasiado original en los noventa, pero aunque pasaron más de quince años, cada vez que acudo a alguna cita con los medios en la que sale a relucir mi pasado sonriente y verticalista, la preguntita surge nuevamente, como si del acierto de mi respuesta dependiera el futuro sexual de toda la humanidad. Contesté alguna vez que la pornografía era el erotismo sobre un jergón de paja, y no había en mi respuesta ningún doble sentido. Ahora que he tenido tiempo suficiente para pensarlo con más distancia y menos acaloramiento, diría que se llama pornográfico a aquello que muchos desearían hacer si tuvieran las posibibilidades y las proporciones necesarias para hacerlo.
El sexo es siempre una representación; de no serlo es, o sería, un completo aburrimiento. Aterradora posibilidad, máxime cuando se trata de presentarlo en público y cobrando por ello. ¿O acaso es divertido ver aparearse a una pareja cualquiera de animales, repitiendo una y otra vez la misma, o muy similar, ceremonia procreativa? ¿Quién puede dudar que la mayor o menor satisfacción de un encuentro sexual depende en gran medida de la imaginación, inteligencia y entrega de los participantes? Doy por sentado que no hablamos de amor, sino del sexo como un deporte divertido entre dos -o más- personas que desean practicarlo. Entonces, ¿por qué todos aquellos que encuentran la pornografía menospreciable no encuentran también menospreciable un partido de fútbol, una carrera de obstáculos, un concurso de halterofilia o una maratón multitudinaria? La gente no suele pelearse por la posesión de una pelota ni corre de manera desaforada y pasándose testigos en su, ya bastante trajinada, vida cotidiana. Tampoco, salvo que se trate de un muchachote vasco, levanta semejantes pesos por el simple placer de levantarlos, ¿por qué asombra entonces la representación pública del sexo si no deja de ser algo más de lo que todos hacemos, o deseamos hacer, en los ámbitos privados de nuestra vida cotidiana? Tal vez sólo se trate de envidia, un pecado tan capital como el de la lujuria. Deberíamos tomarlo con mayor sabiduría: muchos de nosotros tampoco podemos correr como un campeón olímpico para alcanzar el autobús que se nos escapa, ni tenemos la gracia, la elegancia y la precisión que le sobra a un as de la natación cuando nos arrojamos, escondiendo la panza y sacando pecho, a la piscina climatizada de nuestro club.

(Dedicado a Lokita, que ha cumplido tres años durante este tórrido verano.)

martes, agosto 11, 2009

muertos de verano


La juventud está llena de esperanzas;
la madurez, si no ha logrado un poco de sabiduría,
sólo acumula decepciones.
J.Flora Dizandez (1910-1981)


En medio mismo de mi ocio veraniego, no siempre plácido ni exclusivamente tranquilo, amenazado tanto por los incendios forestales cercanos como por todos esos fuegos propios que ningún hamacado descanso logra aplacar, recibo desde París este mensaje de una amiga muy querida:
"Casi, casi, aparte de los arboles, te quedas sin mi, y estoy segura de que lo hubieras lamentado. Mañana voy al cardiólogo, gracias a una doctora homeópata maravillosa que consistió en recibirme de urgencia esta mañana...
Así es la vida... ¡De muerte!"

Ya está otra vez aquí, insoslayable. Todos estos días yo había estado haciendo el papel de sordo distraído para no atender a esa molesta voz que siempre me acompaña sin pedir permiso. Es que la muy picajosa no descansa nunca. Por pura testarudez pretendía hacerme abandonar los entretenidos juegos con la gansa Ven -"ven, gansa", una boutade de los dueños de casa-, para meterme de lleno en los duelos y la melancolía. ¡Maldito germen de pulsatilla! No hablo de mi amiga, por supuesto. Ella sólo ha sido el detonador de mi agrillada voz interior, la insobornable. Al igual que la parca, mi susurrante interlocutora no se toma jamás vacaciones. A ella sin embargo puedo desoírla, pretender que no importa lo que dice a mi oído. La oscura dama de la guadaña es bastante más zafia, muchísimo más artera: ha elegido este tórrido verano para llevarse a alguna gente que acompañó con sus invenciones y delirios muchos momentos recordables de mi vida. Supongo que sabrán disculparme si no incluyo entre estas desapariciones sentimentales a Daniel Jarque, el futbolista del Español, ya que recién supe de su existencia a partir de su inesperada y no menos infausta muerte.
Muy por el contrario, con la música cadenciosa y mestiza de Willie DeVille bailábamos en Ibiza hace ya muchos años, cuando casi todas mis noches incluían algunas horas de danza desenfrenada. Y no estoy usando este adjetivo con ligereza. En pleno verano los días ibicencos solían ser muy trajinados. Aquella era nuestra época de trabajo duro; lo que no ganabas en esos pocos meses difícilmente pudieras conseguirlo cuando se iban los turistas. Un día cualquiera incluía sus nueve o diez horas de trabajo, sus dos o tres de playa y todas aquellas que quisieras dedicarle a la vida social, tan necesaria después de los largos y deshabitados inviernos. En la isla acabé por bailar, y vivir, como realmente quería: poniendo en ello todo el cuerpo, la intención, el alma.
Algún tiempo antes, todavía en una gris, timorata, acobardada Buenos Aires, muchos dibujantes jóvenes queríamos ser tan creativos como Heinz Edelmann, el inventor de los extravagantes y coloridos personajes de El submarino amarillo. Algunos, empujados por el mensaje nada subliminal de Lucy in the Sky with Diamonds, intentábamos lograrlo mediante la ayuda de Agentes Externos de Uso Ilegal, mientras otros con más sentido práctico y muchísimo menos pudor, llenaban de flores y firuletes neomodernistas sus hasta ayer torturados personajes porteños para poder conseguir trabajo en las agencias de publicidad adscriptas a la psicodelia estética del Swinging London.
¿Días de vino y rosas? En absoluto. Visto desde la distancia, aquellos tiempos aparecen igual de confusos, tan caóticos y desoladores como estos. La única diferencia está en que yo ya no persigo diamantes inalcanzables ni intento estilos que no me pertenecen.
Para Willie De Ville y Heinz Edelmann las cosas han cambiado mucho. No tendrán más veranos. Me gustaría pensar que ambos están junto a Lucy, Joe y los chicos uniformados del Sargento Pepper, surcando en su anfibio submarino amarillo un cielo de color azul marino lujosamente iluminado por nutridos regueros de diamantes.

Ilustra: escaparate de una óptica en Sant Celoni y compras en la feria de los miércoles

domingo, agosto 09, 2009

miércoles, agosto 05, 2009

para ocupar una casa


Debes actuar como si fueras un gato, enfrentándote de forma consciente a los peligros posibles, aceptando que en cada rincón puede acechar algo abiertamente enemigo, hostil, y es mejor saberlo cuanto antes, no sea que te sorprenda relajado, distraído, con la fuerza y los nervios desprevenidos, en descanso. Deberás meterte en cada habitación, y si las encuentras a oscuras, encender de inmediato todas las luces. Hay que olisquear dentro de los armarios, abrir y cerrar puertas, ventanas, cocinas, alacenas, refrigeradores. Una vez controladas entradas y salidas puedes dedicarte a esparcir por donde creas necesario todo lo que llevas en las maletas. El neceser suele dejarse en el cuarto de baño; en lugar bien visible, para que te sientas como si aquel espacio recién conquistado fuera el aseo de tu casa. El frasco de tu perfume favorito debería estar allí, acompañándote. Si has arrastrado algo de ropa conviene que la cuelgues en algún armario. En caso de no encontrar ninguno a la vista puedes usar una silla como galán de noche. Si no sabes siquiera de qué te estoy hablando, olvídalo. Usa esa misma silla para arrojar sobre ella tus cosas de la misma manera desordenada en que sueles hacerlo en tu casa. Posiblemente el olor del lugar sea ajeno a los tuyos habituales. Enciende sahumerios o velas perfumadas, quema lavanda, eucaliptus o cualquier otra cosa aromática que encuentres a mano. Respira profundamente. Necesitarás fuerza y decisión para poner los muebles tal cual te gustaría tenerlos. Una vez lo consigas, coge una tijera y camina hacia el jardín o, todavía mejor, hacia el bosque cercano. Cacharros nunca faltan. Si cortas con delicadeza unas ramas bonitas, algunas pocas flores silvestres, podrás armar un bouquet agradable para alegrar la pequeña mesa que has puesto al lado de la que de ahora en más será tu cama. Ya puedes relajarte, conectar el ordenador y empezar a escribir tus primeras impresiones sobre estas vacaciones extrañas a sólo cuarenta minutos de tu casa. Mañana, cuando te hayas aclimatado, llamarás a tus amigos viajeros para agradecerles que te hayan dejado las llaves de su cálido y confortable hogar entre las montañas.
Ilustra: retrato de Federico por Dante Bertini

sábado, agosto 01, 2009

Vivero Don Carlos, flores y plantas.


Viernes por la mañana. Hay una nota-reportaje al escritor marciano Ray Bradbury en un suplemento literario algo manoseado que encuentro en el Crustó.
Nada más verla me alegro. ¡Mira qué bien!, pienso. Lo habrá escrito mi estimado Marcial (Souto: gallego de Orense, escritor, traductor, el mayor especialista castellano en literatura de ciencia ficción anglosajona).
No es así, por supuesto. ¿Para qué vamos a acudir a especialistas cuando podemos pedírselo directamente a nuestros amigotes más cercanos?
Las palabras no dicen nada nuevo; las fotografías de Bradbury en su pequeño mundo atiborrado de objetos variopintos y acompañado de Halloween, el último de sus 22 gatos, me produce tanta tristeza como enterarme de la muerte de otro nonagenario imprescindible, Merce Cunningham. Gracias a un príncipe particular, vallisoletano él, me entero al mismo tiempo de la relación del revolucionario bailarín y coreógrafo estadounidense con el no menos vanguardista músico John Cage. Según parece, y yo no sabía, fueron pareja durante varias décadas. No creo que la revista Hola! se haya ocupado del asunto, ya que estos auténticos artistas no actuaban en plazas de toros, vivían en apartamentos muy pequeños, nunca publicitaron bombones, joyas ni ropa deportiva y jamás los encontraron besándose semidesnudos en playas de Marbella.
Un verdadero cielo, mister Merce. Cuando hace varios años un cronista amarillento le pidió detalles sobre su relación amorosa, el bailarín soltó una frase tan tierna como escueta.
-Él cocinaba. Yo lavaba los platos.
Conozco bastante bien ese reparto de papeles domésticos. El olor del detergente biodegradable unido al sonido del agua escurriéndose por el desagüe, despierta en mí multitud de imágenes y un sinfín de palabras. Podría decir que mi mundo literario nace en la cocina, entre cazos, cubertería y estropajos. Tengo una antigua deuda nunca saldada con todos esos objetos de uso cotidiano. Para el próximo reportaje me haré fotografiar sobre un fondo de tarros y utensilios variados en vez de hacerlo apoyado en las clásicas bibliotecas atiborradas de volúmenes, tan propias de Ferran Adriá o Martín Berazategui.
Parece que John Cage no amaba solamente la cocina y los pentagramas. Según me cuenta Marta Binetti, su pequeño apartamento neoyorkino tenía más plantas que metros cuadrados. Yo, poco amante del guisar y los fogones, tampoco puedo vivir sin plantas a mi alrededor. Desde anoche, y gracias a la versión ¿postmoderna? del Don Carlos de Schiller ofrecida por el Festival de Barcelona en el mismísimo Teatro Grec, puedo enorgullecerme de esta afición tan poco valorada: ¡también Felipe II, Rey de España, tenía su propio invernadero! Y qué jolgorio había en él, con grafiteros fantasmales y música diabólica de los Rolling Stones, con pasodobles cañís y quebrados pases de toreo, con lonas que se desprenden con estrépito y cirios que pasean de mano en mano entre el siempre dispuesto público barcelonés.
Y eso no es todo, ¡hay que ver cuánta audacia en los cuerpos desnudos semicubiertos con turba abonada de vivero, cuánta libertad en esos pezones reales lanzados como palomitas de maíz al aire de la noche surcado de bostezos, cuánto atrevimiento en los pequeños y oscuros testículos principescos, asomándose sin rubor, una y otra vez, tal cual el pajarito de un reloj de cuco, al deconstruído palco escénico! Frente a tanta imaginería de alocada vanguardia ¿a quién puede importarle si los actores destruyen durante la función unos cuantos ficus benjamina, varios helechos de jardín y algún que otro potus variegata?
Últimamente me he volcado sin quererlo en la crítica teatral. No me gusta demasiado ponerme una vez más en este papel poco simpático, pero cuando me dejo llevar por mis impulsos, sale esto. Podría disculparme aludiendo al excesivo calor, al precio algo excesivo de las entradas, al excesivo incendio de los bosques y a otros excesos peores que no quiero ni siquiera nombrar. Es más, si a ustedes les parecen realmente necesarias mis disculpas yo se las doy ahora mismo:
-Discúlpenme. Tengo demasiado calor, las entradas al Grec son caras y las 75.000 hectáreas de bosque perdidas en menos de una semana me ponen en situación de humor extremo. Como ven, de los sangrientos atentados de los últimos días no diré ni una sola palabra.
Hoy mismo una buena amiga del Face comentaba, apiadándose de ello, la lamentable desgracia que suponía ir al teatro pagando para que la obra no te guste nada.
El goce suele ser ambiguo -le he dicho-, muy tortuoso. No debes preocuparte.
Ir al teatro tiene gracia per se, por más que veas un bodrio sin sentido ni remedio. Y además este no es el caso. En medio de tanto orquestado desbarajuste se destaca la voz clara, preciosa, de la muy adecuada Begonia (¡vaya coherencia con la ambientación arbórea!) Alberdi, el toque profesional de Don Carlos Hipólito haciendo de Felipe II y la presencia sin remilgos de la comunicativa y vibrante Ángels Bassas en el papel de la por entonces no tuerta Princesa de Éboli. Es bastante más de lo que nos ofrece cada día Telecinco. Y al menos a este espectáculo lo pasan sin presentador, sobreimpresos ni cortes publicitarios.
Ilustra: Cunningham y Cage fotografiados por Hans Wild en 1962.