sábado, agosto 31, 2013

Jorge Luis Borges y el amor

 
Jorge Luis Borges contaba que se quedó ciego durante un viaje en tren que hizo alguna vez, no sé muy bien adónde.
Decía que comenzó a ver pequeñas luces, chispazos, brillos -lo más parecido, supongo, a los pixelados de un antiguo aparato de televisión en sus últimos días- hasta que al terminar el tránsito, cuando iba a bajar del coche que lo transportaba, se dio cuenta de que ya no veía nada o casi nada; como mucho, sombras fantasmales.
Sin embargo, escondiendo su timidez detrás de una por momentos decadente elegancia, nunca habló de su presumible desesperación y en algunos poemas se refiere a su ceguera como una perversa bendición divina más que como un castigo sin posibles justificaciones.
Cinéfilo confeso, Borges siguió asistiendo a las salas de estreno a pesar de su ceguera y, acostumbrado a dar las opiniones que se le pedían sin medir demasiado las consecuencias que solían acarrearle, criticaba los filmes por la banda sonora, aunque supongo que, amante como era de los textos y las sagas, el argumento y el guión pesarían lo suyo.
Por este afán comunicador del autor de El Aleph y Fervor de Buenos Aires, en el mismo momento en que toda la Buenos Aires que se consideraba culta o al menos informada, se sumergía estremecida de placer en una Nueva Ola cinematográfica que llegaba, vía Cahiers du Cinéma, desde la nunca demasiado lejana costa francesa, el incorregible Jorge Luis se atrevió a decir que Hiroshima, mon amour de Alain Resnais - Marguerite Duras, le había parecido una película aburridísima.
Su comentario, quizás superficial, apresurado o demasiado inocente, acrecentó la repulsa de toda la progresía supuestamente intelectual de la argentina; la misma que ya lo tenía entre ceja y ceja por otras razones muy distintas.
La mayoría se rasgaba, entre exclamaciones airadas de asqueado rechazo, las Lacostes y los Levi´s, ya que, no totalmente faltos de razón, "¿Cómo podía un ciego opinar sobre cine?" 
Otros, más arteros, acerados, ácidos, proclamaban que Borges entendía muy poco de cine, casi nada de amor y mucho menos de sexo.
No recuerdo que J.L. haya respondido a aquellos comentarios. Cuando sus opiniones causaban demasiado revuelo, cuando no eran aceptadas simplemente como tales, se escondía en su hermético laberinto personal; volvía a sus juegos solitarios:
"¿Piedra, tijera o papel?"
Y como él siempre elegía palabras, en vez de arrojar, cortar o estrujar, escribió uno de los poemas de amor mas contundentes de la lengua castellana.
Se llama 1964.
Ese año Borges, nacido el 24 de agosto de 1899 bajo el terrenal signo de Virgo, estaba rondando los 65 años.
 
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado
Ya no compartirás la clara luna
Ni los lentos jardines. Ya no hay una
Luna que no sea espejo del pasado,
Cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
Que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
La fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
Sino lo que no tiene y no ha tenido
Nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
Y te puede matar una guitarra.


(ilustra una imagen del filme Hiroshima, mon amour)

13 comentarios:

Carlos Saevich dijo...

Quise poner algo en tu blog sobre el poema de Borges pero no supe como hacerlo!!!.Nunca lo habia leido y me parecio realmente magnifico!.Te llamo maniana.

Idea dijo...

Dante, Fantástico el artículo.
No sé si Jorge Luis sabría algo de cine, amor y sexo pero poco importa. Borges, el artista ha escrito algunos poemas que son verdaderas joyas de la literatura. Uno de ellos es este, 1964.
Otro poema que seguramente conocerás:

EL AMENAZADO - JORGE LUIS BORGES

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el
ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje
de las palabras que usó el áspero norte para cantar sus
mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de
la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven
amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos,
la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi
tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que
miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la
paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz,
la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias
inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan las hordas.
(esta habitación es irreal; ella no la ha visto)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.

Dante Bertini dijo...

Idea,
querida, no conocía este poema. Lo buscaré después entre su obra completa. Me gusta, pero me resultan extraños algunos giros, como ese del final. No lo "veo" a él diciéndolo, no escucho su voz.
Gracias por la visita, como siempre.

Miroslav Panciutti dijo...

Reconozco que tampoco yo asocio a Borges con el amor, pero es que, al contrario que su prosa, tengo su poesía poco transitada. El soneto que nos traes es magnífico y tambalea mis prejuicios. Aún así, sigue costándome imaginar un Jorge Luís "abandonándose" al sentimiento amoroso, renunciando al ancla de su portentosa lucidez.

Dante Bertini dijo...

Miroslav,
¡hola! qué buena sorpresa... parece que siempre se vuelve a los primeros blogs.
Borges nunca fue bello, ni siquiera agraciado. Difícil lo tenía en un mercado tan competitivo. Hizo lo que pudo, supongo, supliendo con la belleza de sus textos todas sus carencias físicas.
Un abrazo, y otro.

Idea dijo...

Dante, buscalo, está en la magnífica edición de sus Obras Completas de Poesía de Galaxia Gutenberg. Es curioso, pero tal vez a mi me gusta precisamente porque no escucho su voz. Me interesa Borges el escritor - uno de los grandes del Siglo XX - no me identifico para nada con el hombre que se llamaba Jorge Luis Borges.
Beso grande, como siempre.

Dante Bertini dijo...

Idea,
tengo sus obras completas en otra edición, la primera argentina, pero te aseguro que este poema nunca llamó a mi ojo...raro, pero es verdad que existe como parte de su obra; supongo que era bastante joven y todavía pensaba más en mujeres que en laberintos. ¿O serán lo mismo?
Una sorpresa agradable,
gracias y abrazos

Diana H. dijo...

Transitando otros rumbos que no los bloggeros, hoy domingo he decidido tomar un paseo por acá y los he leído, a vos y a Jorge Luis, con muchísimo placer.
Un abrazo fuerte, que no me olvido de vos.

Dante Bertini dijo...

Diana:
me alegra la continuidad de tu tránsito y si el camino pasa por aquí, me allegro mucho más.
Yo tampoco te olvido. Abrazos.

inespoe@gmail.com dijo...

Creo que por una casualidad me he conseguido con poemas sueltos de Borges que he necesitado en determinados momentos, un día leí aquél que escribió en Alemán, un maravilloso poema en donde Borges ensalza la precisión casi absoluta de la lengua alemana y ahora leo tu artículo, muy bien construido que concluye con este poema, también preciso, despojado de abalorios, contundente.

Saludos mil.

Dante Bertini dijo...

María Inés:
afortunado él, conocedor de tantas lenguas, de tantas culturas...
un abrazo y gracias por la visita

AliciaDeMadrid dijo...

LLueve (por fin) en Madrid. Y precisamente es este sonido y el color plomizo en mi ventana lo que me trae a tu blog. Después de pasear por Formentor y conocer al maravilloso y prometedor personaje argentino que despierta pasión en los escritores. Entonces quiero más, y me dejo atrapar por este poema de Borges que me pasea por la siempre tentadora nostalgia del desamor.Gracias amigo por dejarme venir sin avisar.

mirta nunez dijo...

gracias por los textos de Borges, es un autor al que releo siempre y he podido constatar que no leido todo de él y unas palabras para usted, a fin de hacerle saber que leí algunos de los poemas del libro Amorimás, dos o tres para luego continuar la lectura, y que me han gustado mucho.Saludos.