sábado, septiembre 15, 2007

Susurros y chillidos

Anoche tuve un sueño. Estaba en un lugar de vacaciones con muchísima otra gente. No éramos niños, aunque todas nuestras actitudes eran infantiles. Juraría que el lugar que nos reunía era el cine Roca de la calle Rivadavia de Buenos Aires convertido en un Albergue de la Juventud con reminiscencias fascistoides. Ahora me pregunto cómo aquella atrocidad me resultaba absolutamente normal, pero en los sueños casi todas las cosas parecen serlo. Fue más impactante -y uso esta palabra pensando en un disparo mortal al corazón- cuando hace unos quince años, en uno de los pocos viajes que he hecho a mi ciudad natal, encontré el cine de mi barrio convertido en templo expiatorio de un pastor protestante al que llama(ba)n "el Pastor Giménez", creador y difusor de las Ondas de Amor y Paz. (Primera aclaración: no confundir con el compositor y músico cuartetero "la mona Jiménez". Segunda aclaración: en Argentina, mona no siempre es sinónimo de guapura, de belleza o de gracia. En algunas ocasiones se le dice mona a alguien simplemente por su parecido con un simio de sexo femenino) A los pocos días de llegar a Argentina me había acercado al barrio de mi infancia para ver qué cambios había producido el tiempo en aquellos decorados para mí tan conocidos. La casa donde nací estaba en el mismo lugar de siempre, aunque convertida en las oficinas de un centro médico especializado en problemas auditivos. Un destino lógico teniendo en cuenta los oídos sordos de que hacían gala muchos de los integrantes de mi familia. A menos de cincuenta metros de aquella enorme casa de estilo ecléctico estaba el cine donde pude ver las mejores películas de Fellini, Malle, Truffaut, Hitchcock o Torre Nilsson a una edad en la que supuestamente me estaba prohibido hacerlo. Las letras art deco de la marquesina poniendo Roca seguían en su lugar de siempre, sólo que le habían agregado un cartel de tela colgando desde lo alto. En él decía con una torpe letra manuscrita: "Jesús es una..." En aquel momento pensé "¡Si Jesús fuera una Roca habría hecho que chocaras contra él haciéndote mil pedazos, cabrón de mierda!" Está bien, sí: me reconozco como un esteticista decadente poco afecto a los desmadres religiosos, pero ahora no quisiera desviarme demasiado del tema central de este post. Todo lo relativo al templo cinematográfico es de una realidad que acaba de cumplir sus no tan dulces quince años y aquí y ahora sólo pretendía contarles el sueño que tuve anoche. En él preparábamos una representación teatral, y yo, tal vez influenciado por la Fiesta del ginjoler-azufaifo de mañana, tenía que abrir el espectáculo recitando alguno de mis poemas. Estaba muy tranquilo; relajado y contento. Un cambio notable en relación a otros sueños más pesadillescos en los que suelo ser uno de los actores protagonistas y ni siquiera he aprendido el papel a representar. (Como la vida misma vista desde mis entretelas. Porque, ¿alguien me dirá que conoce de antemano el papel que le ha tocado en suerte?) Pues bueno, resulta que todo estaba preparado, el teatro a tope de gente y de pronto un grupito de la primera fila comenzaba a gritar consignas tapando mi parlamento, boicoteando abiertamente mi aparición en escena. Les decía que se callaran, por supuesto, pero sólo lograba que sacaran enormes pancartas, arrojaran volantes de colores y gritaran aún más fuerte. Inclusive pude ver cómo un trío de encapuchados quemaban algunas amarillentas fotos de mi infancia. El resto del público, entre asustado y confuso, abandonaba la sala sin que a nadie se le ocurriera hacer algo para detenerlos. Me desperté indignado, y ahora, varias horas después, no acierto a responder la inquietante pregunta que resuena desde esta madrugada en mi cabeza: ¿habré cambiado mi supuesta realidad inconsciente por una más banal y cotidiana realidad periodística?
photo de duane michals

26 comentarios:

Belnu dijo...

Uf, vaya sueñecito, lo siento, espero que mañana sea todo muuuucho más agradable y plácido y con un público más civilizado. Y lo de volver y encontrar como una burla y una negación de lo que fue. ¿Recuerdas el cuento de Washington Irving, Rip Van Winckle?
También yo he tenido sueños agitados últimamente... simétricos a la agitación de estos días.

Heriberto dijo...

Tienen a veces los suenhos un poder que va a mas alla de su supuesta inocuidad.
La infancia: esa patria perdida que no podemos dejar.

Mandarina azul dijo...

Te deseo que todo vaya fenomenal en la fiesta de mañana (bueno, ya de hoy).

En cuanto a los sueños... si yo te contara... buf...

:)

Lucía dijo...

Seguro que todo ha ido muy bien.
A veces los sueños son muy traicioneros.
Besos.

Arcángel Mirón dijo...

¿Encapuchados quemaban fotos de tu infancia?

Si yo fuera psicóloga, ahora me estaría haciendo un festín.

:)

Apapacho, Cacho.

el objeto a dijo...

(felizmente regresado pequeño objeto-a, contenta de volver a leerlo, en todo caso dice:) ¿es tu pregunta final tu interpretación del sueño?? y ese cine Roca y esa mirada tal vez también prohibida hacia el pasado?

me gustó tu haiku en la fiesta, Cacho, 'stuvo bien lindo,

v.

Anónimo dijo...

Espero poder leer por aquí alguno de esos poemas/ haikus.
Pues, en referencia los sueños, yo hace tiempo que dudo de su credibilidad...
impromptu.

nomesploraria dijo...

Pero ¿fuiste vos quien recitó esta tarde?

Dante Bertini dijo...

am: mi psicóloga me preguntó si los 3 encapuchados no eran en realidad cuatro y montaban a caballo.

a: sé que más allá de toda interpretación posible, los noticieros dejan huella.

que duda tengo ahora, només.
eres tú el que me lo pregunta?

y gracias a todos, como siempre.

nomesploraria dijo...

Me parece que el comentario, sí lo hice yo.


(Y lo de esta tarde fue un placer:)

Liliana dijo...

El cine Roca, donde vi todas las pelis de Bergman... sobre la calle Rivadavia, a escasos metros de Las Violetas... mi adolescencia pasó muchas horas en ese cine. Es tan indignante en lo que se ha convertido... tanto como el cine de mi infancia, aquel que ocupó el primer post de mi blog, y que ahora es un triste supermercado.

Sueño angustiante el tuyo, pero ten confianza que sabrás representar un papel muy creativo. Estoy segura.

IF dijo...

Me ha hecho mucha gracia ver esta foto de Duane Michals como inicio del artículo. Resulta que es uno de mis fotógrafos preferidos!

También me gustó verte ayer, en la fiesta, y que no se cumpliera nada de lo que tu sueño sugería.

Saludos!

Isa

Lilian dijo...

La foto con la que acompanas este post es potente ... Los cines de barrio son una especie en extincion; que notalgia!
Saludos!

IF dijo...

Hola! Miro todos los comentarios, los del post presente y los anteriores. A Luis Vence lo tenía yo también, no es patrimonio tuyo, jaja!

Yo era éste: http://www.photoblog.net/photoblog.php?nickname=Valjean&action=view&id=1884392&category=185053

También un placer!

Anónimo dijo...

if: no seas quisquilloso! no se trata de patrimonios, sino de curiosidad.
encontré a vence por casualidad y no pensé que mucha gente pudiera conocerlo, por eso y por el interés de su obra decidí linkearlo.
no me has contestado si nos presentaron o sólo me viste a la distancia.
el cacho de pan.

JML dijo...

La casa materna, cacho ¿Nos exiliamos nosotros o se exilia ella? Una casa deshabitada debería perdurar como monumento funerario, así el mundo sería un inmenso cementerio sin muertos, hecho sólo de recuerdos. A los míos los ataja a veces un perro; baja la cuesta y se planta en una imaginaria frontera desde la que ladra un “No pasarás”

Unknown dijo...

Los sueños estrafalarios son directamente proporcionales a la cantidad de queso que se haya cenado la noche anterior. Si el queso es roquefort, la razón es esponencial. :)

Dante Bertini dijo...

fan, me gusta esa explicación gastronómica onírica intestinal.
imagínate: pan con queso! una bomba.
lilian y liliana: ya somos 3 nostálgicos.
per: tu cancerbero es muy directo. me gusta. no creo que con los tiempos que corren, de penurias y superpoblación, una casa monumento durara sin ser okupada por un ejército de necesitados.
...este cacho de pan...

Conciencia Personal dijo...

La belleza de los sueños, es eso; soñar.

Saludos mexicanos, Monique.

malditas musas dijo...

Pasé toda mi adolescencia por ese cine del que hablás. Además de ser vecina del barrio, iba a un colegio en Maza y Rivadavia. Una vez en primer año, se me ocurrió entrar por curiosidad a "Ondas de amor y Paz". Salí asustada (en primer lugar por haber sentido ganas de entrar ¿?) No sé por qué recuerdo esto.

Y no, nadie puede detener la quema pública de los años. La infancia, la casa, el cine, el barrio... todo ha muerto, ya lo sé.

un beso
Musa Rella

inespoe@gmail.com dijo...

Es una pregunta que podrías tu mismo responderte.

Lo que más me interesó fue cómo quemaban aquellos boicotistas las fotos de tu infancia.

¿Quieres enterrar el pasado?

Podríamos preguntarle a Freud...

Unknown dijo...

Me ha costado 3 quesos roquefort, 1 cabrales y uno con pimienta de sicilia comprender esta relación entre los sueños dalinianos la leche cuajada.

Ava G. dijo...

cacho:
al leer lo del regreso a la ciudad natal y el estrecho vínculo con el cine, he recordado "Cinema Paradiso". ese volver a un estado de las cosas que poco tiene que ver con esa "realidad" que guardamos en nuestra memoria ...

un beso!

vladimir maiakovski dijo...

me atormentan mis sueños, pero más me atormenta la realidad. me atormenta perder la memoria.

au revoir!

el nombre... dijo...

ay, los sueños!
qué territorio tan rico y desconocido para nosotros...

Bueno, con respecto a tus recuerdos más juveniles, espero que los guardes siempre tal cual como quedaron.
Yo no estoy, por ej, en condiciones de regresar a ciertos lugares!

Waiting for Godot dijo...

Estos sueños, son muy fuertes. Besos.