Tenía algo más de veinte años y una relación de pocos meses cuando descubrí que el ideal de pareja no era el número dos, sino el once.
La revelación se confirmó el mismo día en que decidí romper con mi "otra mitad" de aquella época, y lo hizo, según mi mágica, pre-psicoanalítica interpretación del mundo, a través de una foto que encontré en la calle, frente mismo a la puerta de la casa que habíamos compartido hasta ese momento con quien yo suponía el gran amor de mi vida.
En la imagen fotográfica, impresa sobre una cartulina cuadrada, se destacaban los dos unos con diáfana claridad: blanco neto, brillante, sobre un fondo verde esperanza
que fue después, viviendo, igual al mío. Por aquel entonces yo probaba por primera vez las mieles amargas del amor romántico conviviendo con alguien que ya había catado ese perverso manjar otras dos veces.
Ese alguien era tan superficial y mentiroso que aseguraba amar con total entrega y para siempre. Me costó comprender que no mentía. Su amor propio era inalterable y podría asegurar sin temor a equivocarme que lo acompañará sin renuncias ni olvidos hasta la mismísima tumba.
No entraré en detalles. A pesar de sus encendidas proclamas pre-matrimoniales, después de un tiempo de convivencia el candidato demostró ser una réplica clonada de cualquier político ambicioso: mentiroso, acomodaticio y desleal, sus promesas se desvanecieron en el aire apenas se sintió con aquello que se había propuesto conseguir, en este caso yo, en sus manos. Mi príncipe de cuento se bajó del caballo para mostrarme que su altura era la misma del equino y su azul un vulgar (d)efecto óptico, más cercano a la miopía que al deslumbramiento. En muy poco tiempo la eternidad prometida se desvaneció en el aire y el personaje de cuento fue mostrándose, a pesar de sus disfraces y ocultamientos, como una persona sin la más mínima credibilidad: corrupta y desleal, absolutamente infiel. Era tan cínica como para mantener sus mentiras en pie aunque la pescaras con tres robustos amantes ocultos en el ropero, tan estúpida como para olvidarse al día siguiente de lo que te había contado el día anterior, tan práctica como para citarte en un lugar lejano, de difícil acceso, y así tener tiempo y espacio libres en los que meterte los cuernos.
Yo era bastante ingenuo y había vivido siempre en una casa grande con familia numerosa. Demasiados caracteres diferentes y muy pocas habitaciones para airearlos con la comodidad necesaria. Quería mi propio rancho; montar un nido de amor dual a mi manera para no tener que compartir la mesa con tantos personajes desnortados que ni siquiera buscaban un autor italiano que les escribiera los diálogos. Mi inocencia era tal por aquellos tiempos que imaginaba la felicidad con las imágenes y el sonido de los anuncios de Coca Cola; escenarios de sueño donde todos eran felices mientras reían al sol tomados de la mano.
Aquella primer pareja "estable" me enseñó, con suficiente dolor y no pocas lágrimas, a discernir con claridad los límites entre las inmaduras fantasías adolescentes y mis auténticas posibilidades; a conocer el margen, habitualmente insalvable, entre mis propios deseos balbuceantes y los también imprecisos deseos ajenos.
Fue así como, después de mi primera experiencia frustrante con el dos, me convencí de que la única posibilidad de acercamiento amoroso, era la de dos individuos que eligen formar una cifra única sin abandonar sus individualidades.
Pero por vaya a saber qué ironías de un destino ajeno a las afirmaciones absolutas o tal vez por culpa de los caprichos del lenguaje, siempre deslizándose hacia terrenos farragosos, poco después me instalaría en España, donde el once es "la Once" y sirve para denominar a la poderosa, archiconocida, Organización Nacional de Ciegos.
Imagen de autor desconocido.
29 comentarios:
Querido Dante,
Me llegó profundamente tu historia, no solamente porque con ciertos matices, yo también he vivido alguna circunstancia que se le hermana, sino por la forma en que la contaste.
Los seres superficiales suelen gustar de los profundos. Debe ser que les transmitimos algo atractivo (y transitorio), pero ese algo no es suficiente para amarnos comme il faut, ya que quien es superficial, no puede bucear a nivel intramuscular, sino que queda flotando siempre en los mares subcutáneos del cuerpo y del alma.
Besos de las erres :)
Querida Raquel:
como la Piaf, no me puedo quejar, como Sinatra, todo sucedió a mi manera y así espero que siga ocurriendo...
Subcutáneos o intramusculares, todos intentaron la comunicación con mayor o menor éxito; algunos acertaron más que otros, pero supongo que un porcentaje de esos errores y aciertos me pertenecen.
Besos y abrrrrrazos a las Erres porteñas.
¡Cómo extraño esa ciudad!
Ya lo dice una famosa teoría matemática que me acabo de inventar, la suma de 1+1 es 1+1. La posibilidad de que ese conjunto sea un conjunto completo o un conjunto vacio depende de en que medida se influencien entre si. Numerosas experiencias como la tuya, así lo confirman, cuanto más grande se va haciendo un 1 más vacio se hace el conjunto. Y viceversa.
Y perdón, hoy me ha salido mi vena matemática, esa que nunca me abandona.
De mi desengaño amoroso aprendí: que lo importante era yo, que no podía pedirle al otro que llenara mis expectativas, y a pesar del dolor que sentí, que no podía negar que aquello me había gustado (mientras duró, porque fue como un cuento de hadas, y cuando terminó, porque fue como una tragedia griega). Yo lo sigo recomendando encarecidamente: hay que seguir enamorándose de la forma más atolondrada posible. (Sobre el emparejamiento o el matrimonio duradero, no puedo opinar porque no lo conozco). Por cierto, se ve que de tus gatos, el blanco es el que está más enamorado.
Un abrazo
Me quedo con lo que dice alma "cuanto más grande se va haciendo un 1 más vacío se hace el conjunto"
Deseable y difícil lo de las individualidades. Nuestro ego(por algunos no reconocido) nos impide a veces acceder en cuestiones del amor-
Me queda muy poco para el vuelo -Felices fiestas para ambos y una buena ración de pienso (con s con z) para miauu..un beso-
Dante, en lugar de acceder debió quedar ceder. Es que hablar de amor me trastorna.
Entiéndeme-
Alma:
un alma matemático-poética...no lo imaginaba. Fue la asignatura que nunca pude rendir bien, aunque al menos hasta hoy puedo hacer las operaciones básicas sin necesidad de aparatitos luminosos.
Abrazos al cuadrado.
Átman:
estoy contigo en cuanto al atolondramiento, a pesar de que mi otro yo cartesiano siempre quiere certezas y, sobre todo, pruebas palpables.
Has tenido una sola experiencia o entendí mal?
Te recomiendo probar las posteriores: van a mejor en la medida que uno se atolondre sin aprensiones, pero con todas las precauciones.
Abrazos y felicidades.
Beatriz por dos:
cómo no entenderte?
El amor nos vuelve niños y si no es así, mala cosa.
Envidio tu traslado, lo sabes. Y comienzo a extrañarlos.
Vuelvan.
Un abrazo.
En mí, el amor ha funcionado como un terremoto, hubo uno grande y después distintas réplicas (con distintos actores) de menor intensidad.
Felicidades para ti también… Por cierto, te has fijado que “Once, que no dos… sino 2011”.
Es culpa de tu ingenio poético, las palabras te persiguen con su ironía, su peso y sus múltiples significados.
Átman:
genial!!!
No me había dado cuenta, pero me suena a buen augurio...
gracias y un abrazo
Belnu:
me anonadas...
moltes gracies!
A los veintitantos, somos (y me incluyo) inocentes corazones empezando a experiementar en la gran aventura de las relaciones. Nos entregamos y confiamos sin recelos. Pero normalmente recibimos experiencias que nos ayudan a comprender que es la pareja. ...a veces necesitamos más de una para entenderlo. Estoy de acuerdo no son dos sino 11. Dos personas conservando su esencia caminando juntas, recibiendo una de la otra apoyo. Es necesario la honradez, integridad y verdad. Lo importante es observar dichas experiencias amargas como lecciones de madurez que nos preparan para recibir al auténtico amor.
Te deseo mucha felicidad en estos días junto a los tuyos y Federico.
Un abrazo enorme
Naia
Los amores de juventud,esos efímeros amores eternos que nos hacen sufrir,nos ayudan a madurar y a su vez nos preparan para ,con suerte,encontrar el verdadero amor.
Te deseo que esta navidad seas todo lo feliz que puedas.
Saludicos para ti y a Federico ,achuchón.
solo por el "4" (2+2) aprendemos luego a vivir como un "11"
es bueno seguir haciendo estas cuentas, lo triste es restar
Naya:
de eso precisamente hablaba;
una metáfora, porque pese a las estadísticas oficiales las personas no somos números, al menos no para aquellos que nos aman y amamos.
Cada relación es un aprendizaje más sobre nosotros mismos, o al menos eso debería ser.
Te abrazo con deseos de felicidad para todos los días venideros.
Carmen:
retribuyo tus deseos por tres y Federico, agradecido, te manda un masajeo sin uñas.
Que los amores nuevos nos compensen de lo que otros nos han hecho padecer. ¡Aleluya!
MaryPop:
ahora en esta casa somos cuatro, aunque no se si la cuenta daría dos más dos o uno + uno + uno + uno...
Mientras el resultado sea feliz, que las cifras bailen.
Muy bien traído lo de la ONCE... Más si pensamos en que su lema durante muchísimos años ha sido "es la ilusión de todos los días". Enamorarse y que dure: eso sí es el cuponazo...
Abrazos.
Alfredo,
gracias...
yo no recordaba el slógan y también me gusta.
Y si la gracia fuera precisamente su carácter efímero?
Abrazos y felicidades
Querido Dante!
Es mucho más fácil ver las ventajas del once después de algunos años, que cuando somos tiernas almas ingenuas. Por tu relato, tierno y lúcido, se ve que lo aprendiste temprano.
Por suerte la razón no me ilumina los sentidos con tanta cordura como para evitar enamorarme con el mismo corazón adolescente cada vez que me sucede. Pero claro: me protege de algunos riesgos demasiado caros. Creo... :)
Un abrazo gordo de oso y de Papá Noel panzón.
Me has hecho pensar sobre mi propio aprendizaje emocional y creo que siempre supe que el amor romántico pertenecía a la ficción. Por eso soy mitómana.
Hola,siempre te leo desde aquel dia de tu cumpleaños pero no intervengo, luego de leer este post
y la frase; podria asegurar....que lo acompañò hasta la mismisima tumba,me pregunto falleciò A.T. ?
un saludo para los dos. D.R.
Diana:
quizás debería desearte para el nuevo año que nunca "ganes" la cordura, sólo quizás un poco de equilibrio para no caer en locuras sin freno ni vuelta atrás.
Este Papá Noel con sus compañias te desean sueño, ilusiones y realidades dichosas.
Noemí,
somos dos, te aseguro, que es como decir varios millones...
Viva la imaginación!
DR:
si sos quien pienso me das una gran sorpresa.
Cambié un poco el texto para no hablar de muerte cuando no es así.
Les mando un abrazo con buenos deseos.
Todo bien?
Hola, bueno me quedo tranquilo hace añares que no lo veo.
Por aquì todo bien G. también.
Desde hace ya un tiempo paso tres meses por año en Bs As.
Joyeuses Fêtes para todos.
D.
DR:
se escribe como doctor, nunca me había dado cuenta...
Estuve dos meses en Baires después de 17 años: me encantó.
Escribí sobre ello en el blog.
Qué hacés por allá?
Podrías escribirme por el mail.
Están en París?
Felicidades y abrazos.
Como simepre me encanta descubrir mas cosas de vos, de ese Dante al que adoro y que nunca deja de sorprenderme, he llegado a la conclusion de que mi admiracion hacia vos es,ademas de porque te quiero, porque siempre puedo decubrir algo mas y eso hace que a pesar de los pocos años que te conozca siempre me sorprendas....
Yo tambien como casi todos hemos vivido una historia que pretendiamso de cuanto de hadas y termino en culebron... pero sigo siendo tan roamntica que aunque me tope con muchos (d)efectos optico aun espero el principe azul eso si para formar un 11 sin ciegos de por medio....
Bacione grande!!!!!!!!
Publicar un comentario