Los partidarios de la Fiesta Nacional están que graznan, y para dar más peso a su voz acuden a la defensa de los supuestos valores ancestrales de la cultura taurina como algo propio, innegociable, representativo del pueblo español. Para ello nos recuerdan el embeleso que muchos intelectuales y artistas han sentido y sienten por los toros, indisolublemente unido, digo yo, a una atracción morbosa por la tortura sistemática y la sangre derramada.
El escritor Ernest Hemingway, un ejemplo habitual en boca de los taurinos, defendía las corridas, amaba la caza y, coherentemente, terminó suicidándose con un preciso tiro de escopeta.
Picasso representó toros y toreros con dibujos de línea grácil y movimiento suelto, pero también ilustró el desastre de Guernica y eso no valida, o no debería validar, la guerra.
"Todos somos libres de acudir o no a la plaza", dicen muy convencidos los habitués a los ruedos, sin contar con la opinión de los toros, que no tienen posibilidad de discutir nada y además, por imperativos de su especie, ni siquiera pueden aullar pidiendo clemencia.
Si al menos no nos enteráramos de que está sucediendo...
Si al menos no nos contaran cuántas orejas y rabos han cortado en una sola tarde y no nos mostraran por televisión los detalles más nauseabundos de todo aquello que nos negamos a ver en directo...
Ellos, los defensores del toreo, mienten sin más: no quieren libertad alguna, sino imposición lisa y llana de sus placeres e intereses.
"Que no te gusta la sangre, ¡pues dos tazas!"
Firmé, y me ratifico, por la anulación inmediata de las corridas sangrientas, y no existe coartada suficientemente válida como para hacerme cambiar de parecer al respecto.
¿No nos horrorizamos porque hay pueblos que, amparados en su "cultura", lapidan hasta la muerte a los infieles, mutilan sin piedad los clítoris de las niñas, castigan y encarcelan a los homosexuales o consideran que maltratar a sus mujeres es absolutamente válido porque está culturalmente establecido?
Si nos atáramos sin más a los valores del pasado, seguiríamos arrojando a los débiles y enfermos desde los altos de un monte cualquiera o zanjaríamos cualquier discusión a golpes de mazo.
La Medea de la tragedia de Eurípides, uno de los arquetipos de la cultura clásica occidental, ¿debería justificar que una madre cualquiera asesine a sus hijos?
34 comentarios:
Cacho,
Tremendo final. Gracias por hacérmelo notar. Precisamente mi pequeño P es el que me ha hecho notar esa barbarie de las corridas.
Un abrazo pues y veamos cómo queda la votación.
Lo decís clarísimo, no hay nada que agregar. Ojalá en estas votaciones gane el sentido de humanidad y pierdan los sádicos.
No suelo desear mal a nadie, pero hay temas que me paran los pelos, y les deseo a toreros y defensores de esa actividad que pasen por lo mismo que pasa el pobre toro y que no puedan defenderse, igual que el animalito.
Que se amparen en argumentos de tradición habla muy claramente que no hay cómo defender esa bestialidad.
Un fuerte abrazo.
Hijo, qué joya de post!
Me lo adjunto y lo envío a mi lista de correos mundial ahora mismo.
Se nota que te sale del alma, sólo así se escribe como lo has hecho.
Un beso,
Marta
Bravo!!! Siempre he abominado las corridas, nunca he asistido a una pues no me gusta ver el dolor y no entiendo como algunos pueden llamar arte y fiesta a esa masacre.
En la época de la esclavitud, se decía que los negros no tenían alma: era una buena forma para descargar la culpa de aquella sociedad “que necesitaba esa mano de obra gratuita”. Quiero creer, que la sociedad del futuro ya no necesitará de la explotación animal, y podamos darles a los animales los derechos que ahora les negamos. De momento nos interesa pensar que los animales no tienen alma, y así descargarnos por la culpa que sentimos cuando nos los comemos para alimentarnos, los torturamos en plazas y circos para entretenernos, les arrancamos la piel para vestirnos, o ensayamos con ellos experimentos científicos para aprender.
Lo diré concisamente: PROU.
Un abrazo
Roxana,
Marina,
Marta,
Odette,
Alma:
gracias por compartir este sentimiento.
Espero que mañana la vida nos de una alegría haciendo finalmente justicia.
No soy vegetariano, puedo comer algunos animales, pero de allí a la tortura como espectáculo hay una enorme distancia.
Chrys:
me digo lo mismo en cuanto a nuestra insensibilidad para con ellos y el ejemplo con los negros es muy auténtico y preciso. Una amiga canaria me confesó que ella entendió que eran humanos cuando comenzó a pensar por sí misma, ya de mayor.
Estupendo post Dante.Comparto el 100% de todo lo que dices.
Saludicos.
La foto que cierra tu texto es impactante. He sentido mucho dolor.
No puedo, ni quiero admitir que el arte se tiña de sangre. Porque muchos dicen que torear es "un arte". ¿se puede torear sin matar?
Un Abrazo
Namasté
Carmen,
Naia:
gracias por compartir sentimiento.
Creo que hay algunos lugares donde el toro no se mata ni se lastima. Aquí les parece aberrante.
Abrazos
Permíteme la grosería de ser un poco más extenso de lo habitual en este comentario, amigo Dante.
Lo que se propone no son suprimir las corridas de toros, sino abrir un debate para ver si se suprimen o no. Luego los taurinos enfurecidos no deberían estar tan ídem, sino dispuestos a debatir tranquilamente.
Los argumentos de la tradición son fácilmente desmontables por reducción al absurdo: también las ejecuciones en la pira o en la picota, en la horca o con guillotina fueron espectáculos públicos y nadie defiende su regreso por ‘tradición’
Pero…con ser (para mí) brutal y a la vez paradójicamente a menudo tediosa la tortura de un animal tan bello, puedo admitir que es ‘arte’ al ser algo tan evanescente eso de los artístico, un arte que yo no percibo, pero puedo admitir que lo hagan otros. Donde no veo ningún ‘Arte’ es en los encierros y torturas populares y espontáneas de toros, becerros y novillos salpicados por todos los pueblos de España.
El animal sufre, con su sistema nervioso central tan desarrollado para percibir el dolor como el nuestro. El argumento de que también matamos o hacemos sufrir animales para comer o criar no me vale, porque me parece bastante menos frívolo hacerlo para alimentarse que para contemplar un espectáculo. Aún así admito dos cosas que no invalidan mis reparos taurinos: que si se llevara el respeto a los animales a sus últimas consecuencias ( y también la eficiencia energética metabólica) deberíamos reconvertirnos toda la humanidad en vegetariana, y dos, que algunas prácticas, como cortar la punta del pico a las gallinas para que no picoteen los huevos que ponen son espeluznantes. Por otra parte, un animal se mata en el matadero en segundos y una faena de un toro es una tortura de unos quince minutos. Añadir que se ha dado una gran vida al aire libre durante cinco años no me parece sino una extraña compensación.
Los argumentos ‘ecológicos’ por taurinos tampoco son exactos: que desaparecería el paisaje o ecosistema donde se crían: las dehesas de quercíneas, y la propia especie del toro bravo. A los primero, no, porque la mayoría de las dehesas de encinas y otras e especies no se dedican a la cría de ganado bravo, y a los segundo, tampoco, porque el toro bravo, una raza, no una especie, puede conservarse o ‘recrearse’ genéticamente cuando lo deseemos.
Nuevamente mis disculpas.Prometo no repetirlo.
Seguramente habría muchos intelectuales griegos y romanos, muchos de ellos admirados hoy, que en su día defendieran las hecatombes y las luchas de gladiadores o en culturas anteriores habría hombres sabios que defenderían los sacrificios humanos y que incluso los justificarían racionalmente. Nada de eso evita que esos actos sean bárbaros.
Lo mismo puede decirse de los toros. Que hoy firmen manifiestos a su favor personajes de la cultura que jamás han pisado una plaza no deja de ser paradójico, pero no muy significativo.
Por otro lado, no soy partidario de los toros, pero la prohibición entraña un problema. Primero, jurídico, el hecho que una "democracia" legisle sobre una prohibición (éstas han de ser siempre excepciones a la norma general, nunca una norma general), la imponga o le dé carácter obligatorio. Segundo, si así se hace, hay que buscar una "razón legal" (más allá de la valoración ética o moral del "espectáculo") que la sostenga: ¿razones de salud pública? ¿Protección de los animales? Porque de esa "razón legal" pueden extraerse consecuencias en otros ámbitos y obligar a abrir un melón que nadie quiere tocar. Y ésa, en última instancia, creo que es la cuestión.
Por último, creo que los toros como tales están de capa caída. Creo que van a hundirse ellos solos dentro de no mucho tiempo. Quizá el camino más corto y menos radical sea hacer como la ciudad de Cádiz: cerrar la plaza de toros. Eso permite evitarse los problemas de una prohibición y obtener el mismo resultado: que en Cádiz no se mata ningún animal en un "espectáculo" público.
Siento la longitud del discurso. No quiero monopolizar la cuestión.
Abrazos.
Lansky,
Alfredo:
ambos os disculpáis por extenderos, cuando en realidad estáis haciendo más rotundo y meditado mi post. No pretendo tener razones que excedan las sentimentales, por desgracia, más algunas que nacen del sentido común, como lo referente a las tradiciones. Ahora todas las radios de habla castellana se han puesto de acuerdo en defender la libertad que el toreo implica (!!!) y muchos "intelectuales" y artistas que ven decrecer su protagonismo en manos de Belén Esteban y los demás contertulios de la tevé, salen a levantar banderas en pro de las corridas. Nadie habla de la tortura y la sangre, del dolor aterrorizado del animalen la plaza.
Gracias por colaborar tan sabiamente. A todos. Y abrazos.
Coincido con tu postura. Ahora bien, no hay alguna forma de mantener la tauromaquia sin matar al toro? Habiendo tantas tecnologías no se podría aggiornar el juego con armas que en lugar de dañar pinten?
Una vez vi un documental del Norte Argentino y allí tienen una especie de tauromaquia pero que no daña ni al toro ni al torero. Consiste en poner pañuelos en los cuernos del toro y quitárselos sin que este embista al audaz.
Creo que a veces se pueden mantener algunas tradiciones humanizándolas.
Un abrazo
Si es que no hace falta gastar demasiada saliva , ni tinta, ni megabites de ordenador: es una bestialidad y punto. Se trata del más básico sentido común, el que abomina del sufrimiento ajeno y la diversión con él mismo.
Con sólo ver la última foto, a todos los que defienden lo indefendible debería caérseles la cara de verguenza.
Y tengo clarísimo que los 300 mamarrachos que han firmado el manifiesto a favor, apaprte de hacerlo para "sacar un poco la patita" en el panorama que les tenía semi-olvidados, ya ytiene mi antipatía "in-eternum"...
abrazo, guapo!
Suscribo lo que dices y la iniciativa antitaurina. Aún así, sabemos muy bien que el debate, desafortundamente, tiene tintes profundamente identitarios y las razones de muchos de los que defienden la prohibición está en realidad motivada por la obsesión hacía lo que ellos consideran español y, por tanto, extranjero. o si no, ¿por qué (espero equivocarme) no se incluye en el debate a otras tradiciones populares consideradas catalanisimas como los "correbous" de las comarcas del sur en los que al toro (cito de la web http://www.altarriba.org/2/verguenza/correbous.htm)"
"Antes de soltarlo por las calles, le atan una cuerda en los cuernos y lo llevan a la fuerza hasta un poste, donde lo inmovilizan.
Entonces, le colocan en los cuernos un artefacto rematado en dos antorchas con material inflamable a las que le prenden fuego y a continuación lo sueltan por las calles del pueblo"?
un abrazo
Luc:
la habría, la hay, pero me parece que el negocio pasa por otro lado y es como pedir que los boxeadores no se peguen con toda su fuerza, no sangren, se desmayen, queden tontos, se mueran.
Nanci.
cómo andas?
estoy contigo en lo de la figuración sobre todo porque se trata de gente "de la farándula".
Se mueren por aparecer en los medios, como cualquier hijo de vecino, sin embargo, como tú, no los perdonaré y espero poder hacer un mural aquí con todos ellos: pienso que hasta la vanidad y el egocentrismo pueden tener alguna ética.
Los periodistas en general, una vergüenza.
Abrazos. La guapa eres tú.
José:
claro que lo sé: escucho la radio, veo tevé y leo diarios.
La campaña es monstruosa, de bochorno absoluto, pero ahora se trata de erradicar esto y luego veremos qué se puede hacer con lo demás. También en Ibiza (y otros muchos lugares) los payeses dejan morir cruelmente a sus perros cuando pasa la época de caza.
De cualquier manera esos festejos son esporádicos, aunque no sea una justificación, y creo que menos comerciales. Si acaba el culto al maltrato animal en el toreo cualquier otra lucha al respecto puede ser más simple.
Abrazos
Todo bien?
Nos debemos un café
Esto es una saklvajada realizada por salvajes. Y de España pasaron con esta crueldad y barbarie a Latinoamérica. Vaya legado.
Ojalá los toros pudieran torear a los toreros.
OPobres animalitos, lo qiue deben de sufrir, en carne viva...
Y jamás quitarán esta porquería, les deja mucho dinero.
La verdad es que a través de tu post y los comentarios me voy enterando de más detalles sobre esta "tradición" (suena tan inocente en esos términos, que es macabro). Tanto que me hace no querer seguir leyendo. El morbo humano tiene ribetes tan oscuros. La mirada de un perro callejero me conmueve, así que me faltan palabras para repudiar tanta crueldad.
Un beso y abrazo gigantes desde mi sur que se sientan en tu Nochebuena invernal.
A mí los toros, con toda su tradición cultural, me parece un espectáculo sangriento y bestia. No me gusta, y simpatizo más con los abolicionistas que con los taurinos. Pero, quizás, desde un punto de vista político, las cosas podrían haberse hecho con más calma (prohibición de publicidad, prohibición de imágenes en medios, cero subvenciones, etc, etc), de manera que el problema desapareciese sin crear este debate y esta enésima protesta mediática de los conservadores de este país.
Salud!
Armando,
Luadeana,
Nosurrender:
días extraños estos, llenos de noticias contradictorias.
Por una parte se puede hablar de triunfo porque al menos no han desoído la voz dedecenas de miles que votamos por la prohibición -no me asusta la palabra, a veces es necesario hacerlo y somos muchos los que pensamos de esa manera. También prohibiría los abusos de cualquier tipo, si eso fuera posible-, pero al mismo tiempo es denigrante oír a los que apoyan este acyo de brutalidad y ensañamiento disfrazado de luces.
Felicidades a los tres y campanas de alegría esperanzadora para los nuevos días.
Yo fui una de las que firmo el manifiesto en contra para que llegara esto al poder politico y asi hicieran algo, creo que lo de prohibir es de lo que los salvajes taurinos se cogen para decir que no es democratico, pues entonces que penalicen el maltrato animal sin escepcion alguna....lo deexcusarse con la tradición es como decis vos, por que entonces se hacen cruces con la ablación de las niñas en Africa si para ellos también es tradición y si no se lo hacen encima las marginan...se supone que la humanidad evoluciona con lo cual esto debería haberse acabado...pero claro está en juego el dinero de mucha gente y en eso ellos no transan.... Pero claro hay periodicos como el Mundo que tienen el tupe de poner como titular que Catalunya se separa de España queriendo prohibir los toros...eso no es mala leche???? porque no pueden ser lo catalanes los que sean más sensatos que el resto...ahh!!! que quiza acá no vive tanto torero y tanta farandula del toreo....
Ojala que sean coherentes por primera vez...pero me temo...
Besotes corazón!!!!!
Lo decís más claro que el agua. La verdad de la milanesa, como decía el personaje de una historieta argentina, es que el toreo es un gran negocio, eso sí lleno de morbo y crueldad.
De lo más sensato y bonito que he leído sobre el asunto. Me permitirás que acuda a tu post cuando necesite argumentos líricos, que son los que me valen. Besos, caro.
En españa, cuando se abordan cuestiones de "cuernos", ya se sabe que la sensibilidad florece.
Qué le vamos a hacer.
Gise,
querida, mejor no temer, aunque las radios y tevés hacen una campaña a favor de los toreros que no veas...La primera parte ha salido bien, veremos cómo sigue.
También José, aquí mismo, duda del contenido nacionalista de todo esto...y yo, que conozco muy bien el patio, sin embargo prefiero no adelantarme a los acontecimientos. Aquí y ahora toca luchar por esta abolicición y después ya se verá.
Martín:
me encanta lo de "la verdad de la milanesa", un dicho tan argentino... Supongo que se refería a lo que podía esconder el empanado.
Aquí es igual, no te quepan dudas.
Abrazotes a ambos
Noemí:
conoce el camino y bienvenida es...abrazos
Raúl:
estos cuernos duelen más si uno está en la piel del toro.
Después de 30 años de vida en estas tierras se muy bien lo espinoso que es este asunto.
Pero no puedo pasarlo por alto, no hay caso.
DUDABA, Y ME HAS CONVENCIDO, GRACIAS.
Este debate tienen una virtud añadida: detectar quién razona y quien no. Por ejemplo, no doy nombres pero son de personajes políticos y por ende, públicos, los que afirman que no es obligatorio ir a los toros (como no es obligatorio abortar, casarse con personas del mismo sexo, etc.). Ese necio argumento lo desmonta muy bien una viñeta de hoy de El Roto; un toro ensangrentado por las banderillas dice “A nadie se le obliga a ir a los toros…¡Excepto a los toros!” Pues eso
Lansky:
creo saber de qué y de quiénes hablas, aunque también se han mojado más de uno del lado de los "progresistas". Sin ir más lejos, la señora de la Vega, Bono, Sabina, Serrat, el impresentable de Boadellas, astuto como él solo...
Esto pasa por la sensibilidad, por poder ponerse en la piel del otro, aunque ese otro sea un toro. Y según parece, la sensibilidad no es un producto que abunde.
Me hace mucho daño ver la crueldad que se comete con los animales que bien diferentes vivirían sus días en esta tierra si el hombre no fuera despiadado y se divirtiera con hacer sentir dolor a otro.
Dante, te envío un beso
La foto del toro ensangrentado lo dice todo, calquiera que tenga algo de sensibilidad se estremecería al verlo...
Saludos.
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