Éramos cuatro.
Como las Estaciones de Vivaldi.
Como los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas.
Como los mismísimos Jinetes del Apocalipsis.
Como The Four Tops, The Beatles and ¡The Rolling Stones!
Como los acompañantes de Estela Rabal en los Cinco Latinos
Como las quintillizas Dionne después de la muerte de Émilie.
Como las cuatro patas de la mesa del bar donde estuvimos sentados hasta que decidimos marcharnos diciendo aquello de "a la taza, a la taza, este juego se acabó y cada cual se va a su casa".
No hay nada demasiado especial en este más que agradable encuentro. Tampoco en el número de participantes, bastante habitual. Lo interesante sucedió a partir del momento en que nos dispusimos a cruzar Pau Claris para dirigirnos a nuestros respectivos hogares.
En ese mismo instante, J.Ch., miope recientemente recuperado gracias a las nuevas ténicas de implantación intraocular (¿se llamarán así?), encontró un pequeño tomate algo verde en el bordillo de la acera y con un preciso puntapié lo lanzó al medio de la calle.
Chanzas e ironías subrayaron su gesto nada casual.
-¿Pretendes acaso, jovenzuelo inmaduro, ver cómo ese pequeño fruto de la tierra es despanzurrado por el primer coche que pase?
- ¡Míralo al muchachote este! Ha resultado ser un sicoquiler vegetal...
- ¡Vaya, diantres, voto a Belcebú! ¿Es que acaso te divierte el sufrimiento ajeno?
(No puedo asegurar que habláramos así, pero debéis reconocer que el tono de estos diálogos dota de un carácter refinadamente aventurero a la anécdota.)
Después del breve comentario aclaratorio, vuelvo a la narración propiamente dicha:
Sin molestarse un ápice con nuestros acidulados comentarios, sin demostrar siquiera el más mínimo remordimiento por su claro intento de tomaticidio, el citado JCh., nos lanzó a la cara su trituradora verdad:
-Pues sí, tenéis razón: me mola ver cómo los vehículos rodados convierten a esta infradesarrollada hortaliza en una cucharada de ketchup naturista...
Allí nos quedamos todos, esperando ansiosos tal cual niños pequeños frente a un puesto callejero de comida basura, el inminente cambio de semáforos.
Aunque parezca increíble ninguna rueda de la primera tanda de vehículos pasó sobre el pequeño tomate, y este hecho al que podríamos caratular de insignificante, cambió para siempre nuestra valoración de la existencia toda. La tan manida Ley de Probabilidades era menos implacable, mucho más piadosa, de lo que todos creíamos. A pesar del notorio peligro circundante, el tomatito verde continuaba con su estructura intacta. Y, aunque parezca mentira y nadie se lo crea, siguió así durante varios minutos más.
Pueden sacar de esta breve narración todas las moralejas que les apetezca.
Yo no soy Walt Disney ni Steven Spielberg. De serlo bautizaría al tomate con un nombre resultón y le pondría guantecitos blancos, convirtiéndolo en el personaje de mil historietas, películas y juegos para la Play Station. Como soy un ser humano del montón, me quedé allí, junto a mis tres amigos, haciendo apuestas sobre la supervivencia del toma-Tito.
Seamos sinceros: los cuatro aplaudíamos su buena suerte, aunque deseando secretamente que alguna rueda cualquiera lo chafara de una buena vez. Era la hora del almuerzo, y a todos los presentes, maduras carnes de variados regímenes, nos esperaban en casa unas buenas ensaladas frescas de dos tipos de lechuga con vinagre y aceite.
¿Queréis conocer el final? Dejo que elijáis el que más os satisfaga, aunque no sería honesto si callara lo que esta parábola natural, sin invención alguna, me enseñó de la vida.
Podría resumirlo así:
Si por fruto del azar has nacido tomate,
te podrás salvar del tenedor al que estabas destinado,
y quizás, con suerte a tu favor, sin causarte el más mínimo daño,
pasarán, amenazantes, mil ruedas de vértigo rozando tu costado,
pero tarde o temprano, no lo olvides, habrá algún BMW de color plateado
dispuesto a mandarte de un solo y rudo golpe,
sin ninguna piedad, al otro lado.Ilustra una obra de Julia Peirone.
51 comentarios:
Qué fabulosooooo!!! Pero ese tomatín tuvo mucha suerte, yo no habría dudado en comérmelo al instante, verde, rojo, solo o acompañado... mmmmmm!!!!!
Besos pampeanos!!
Eres capaz de hacer una historia brillante con una simple anécdota.
Yo apuesto por la segunda, aunque con lo pesimista que soy, no le hubiera dado más de un semáforo de tiempo.
Seguro que tus ensaladas ya no volverán a ser lo mismo, no podrás evitar pensar en el destino del tomatito urbanita.
Besos
Una fábula divertidísima Dante . Ahora cada vez que coma una ensalada no voy a poder evitar en acordarme...
Buenísimo. Sobre todo el mono de la imagen.
Estrella:
con el frío de aquella pampas, el hambre es mayor...aunque tal vez sería mejor en sopa.
Lokita:
feliz cumpleaños otra vez!!!
No te preocupes: ninguno de los cuatro le daba ni un segundo. Beso
José:
Gracias, pero no pretendía estropearte la comida. Un abrazo.
Qué genial!!! Buenísima la anécdota y maravilloso el modo en que lo transmitís todo.
Qué bueno, además, que se encuentren cuatro personas con esa actitud de juego, que se queden a esperar el final del tomate, hagan apuestas y todo eso.
En genaral la gente se suele quedar con las ganas.
Me ha encantado también la obra con la que ilustraste.
Es un gusto siempre pasar por aquí, te dejo un gran abrazo.
Dentro de poco estaré por ahí. Espero tener más suerte que el tomate, que ahí en la gran ciudad nunca se sabe.
Saludos.
H.:
sí, el mono es guapísimo.
Me ayudó a escribir el post.
Marina:
tengo amigos divertidos a pesar de sus edades...es una gran cosa que sea así, ayuda a vivir.
La imagen es de una argentina residente en Suiza. La encuentro muy sugerente.
Besos para tí y la familia gatuna.
Aca el tomate llego a valer 3 dolares el kilo y la oposicion lo tomo como estandarte de la denuncia de inflacion; los candidatos presidenciales se sacaban fotos al lado del tomate en las verdulerias de los barrios. Pero algo paso y bajo de precio hasta valer 50 centavos, entonces todos sus amigos presidenciables le dieron la espalda y no le contestaban el telefono cuando los llamaba. Siempre me pregunte que seria de la vida del tomate, ahora, gracias a vos lo se: viajo a España a suicidarse entre extraños para no incomodar a los inconstantes amigos.
saludos cacho!
PD: no vistes LA VENGANZA DE LOS TOMATES ASECINOS, con George Cluni...
Sólo un artistazo es capaz de hacer literatura de un tomate espanzurrado en la rúa.
Me gusta mucho la ilustración.
Besos domingueros.
Antonio Toribios:
la ciudad espera tu visita con todos su santos patronos en alerta para que lo pases más que muy bien!
Jajaja... Fabulosa fábula estimado Dante: toda una delicia con sabor a gazpacho.
Noemí,
te contesto con G de glamour:
Glups! y
Gracias!
Besos desde el calor ciudadano
Daniel R:
ya me parecía a mí que el asfalto catalán se estaba tiñendo de un extraño color tomate!
Como somos muy prácticos, seguramente aparecerá algún nuevo gusto de ketchup con "sabor rioplatense".
cacho de saludo!
¡Pero qué arte que tienes! Ni Disney ni Spilberg ni ná.
Creo que voy a dejar de comer tomates por una temporada. Por eso de guardar el luto, ya sabes.
Un beso.
Moreiras:
gracias, don juanes.
Espero sea refrescante, veraniega...como el mismísimo gazpacho.
Lucía,
no te prives de ná!
El tomaTito al pozo y nosotros al gozo.
Aunque el negro siempre sienta bien.
otro beso
Siempre transmites esa sensación gozosamente ociosa tuya, de estar paseando y contemplando la vida y las escenas callejeras; es como si disfrutaras de una herencia y no tuvieras que trabajar nunca... y el microuniverso de los tomates o las extrañas parejas te inspiraran como ráfagas
Isabel:
flaneo, flameo, me dejo llevar por los distintos vientos sin oponer demasiada resistencia, uniéndome a su vuelo.
Será por que conozco el final, inexorable, y deseo transitar el camino que resta con la mayor suavidad posible.
Bien hecho entonces! La sensación es envidiable
...
Mira tú que me tuviste entretenida con esta narración.
Interesada por el desenlace y el futuro de un tomate.
Pero hasta al mas vil e insignificante tomate, le toca ser el centro de atención (en este maravillosos relato) y además sería un extremo de importancia si es apachurrado por un carrazo último modelo...jejeje...
Saludos para ti Dante.
Mafalda
Me gusta pensar que el tomate engulló al coche...
Un abrazo.
Zbelnu:
se puede compartir con los amigos sin desmedro de nuestra fluidez...
Mafalda:
gracias, me alegra entretener con lo que escribo.
Quizá el tomate se merecía otra suerte, pero la realidad es tozuda.
Un abrazo
Alfredo!
Te hacía vaya a saber dónde...
Un blogger de ley, que no desaparece.
Podemos cambiar el final, aunque sólo sería demorar lo inevitable...
Un abrazo
Pero si es que andar con vos por la calle es ver una ciudad diferente... vos y el visionario JCH sois capaces de hacer de un simple paseo una mañana divertida que dura hasta bien entrada la tarde, llevais al niño interno tan pero tan vivo que es imposible no divertirse con vuestras ocurrencias, jajajaja!!! el tono del dailogo muy formal y antigua para mis recuerdos de salidas juntos, jajajajpero eso hace que la historia sea mas interesante!!!
El lunes me voy nso juntamos el jueves o el viernes si estais por aca?? quiero verte antes de irme a nuestra tierra...
Me alegra verlo a Bosco, Jose Barroso por tu casa es tan lindo ver que la gente que uno quiere se junta por esas cosas de la vida...
Muchos besotes!!!! te quiero mucho!!!
Gise:
parece que tus amigos quieren serlo míos...se lo debo a tu cariño, casi devoción, por este cacho de pan sin tomate...
Nos llamamos, vale?
Querré verte antes de la partida.
Un abrazo
Devuelvo tu visita. En cuanto a lo que me dijiste, y como que no me quedó muy claro el mensaje -me quedó la duda si retratabas con un halo de ironía o en verdad hablabas con franqueza-, me limito a responder del modo en que lo entendí yo: si te desagrada, no me veas ni me leas. No niego la crítca, me fascina, pero cuando se hace desde un punto de entendimiento, no ese jueguito monótono de palabras incomprensibles que dejan un extraño sabor. Saludos.
Joven Caballero:
te parezco poco claro?
Al menos esta vez te molestaste en contestar(me), lo que hace pensar que la claridad ha sido más que suficiente.
Fuiste tú el que contactó conmigo y, aunque con alguna desconfianza, leí tus(?)textos.
Estuviste hasta hoy mismo entre mis links, pero dado que ya no me interesa seguir con un juego que encuentro poco creíble, tramposo, de personalidades posiblemente ficticias, te dejo libre de mi desconfiado entendimiento para que, si te apetece, sigas con tu campaña personal (!!!), promocionando en un futuro próximo calzoncillos, desodorantes o ropa casual para jovencitos ambiguos.
Repito: el modelo es precioso. Merecería mejor suerte.
Bueno, supongo que ahí quedó todo. Si en verdad crees eso lo lamento, estás equivocado, pero cuando se encapricha el necio...
En fin, ni sé para qué me molesté en escribirte un correo y todo, teniendo en cuenta que sólo me interesa... vender calzoncillos. Y, claro está, no perder a mi clientes predilectos. En verdad te creía mas sabio.
El tomate se salvó de las ruedas de los coches pero no del grupo de cuatro hormigas, que en el cordón de enfrente, observaba la escena. Y así terminó Tito su corta verde vida.
Besos de 2 a 2.
Caballero plateado,
nunca discutiré tu apreciación: Todo o casi todo es necedad en este mundo virtual. Yo no me libro, por supuesto. Permíteme la incredulidad. No soy unos de tus clientes preferidos; podrás borrarme con un movimiento de tu(?)
bella cabeza sin que te importe un rábano mi suerte.
Si yo fuera sabio...
(puedes cantarlo con la música de "si yo fuera rico".
Poli:
las hormigas del cuento, gruesa marabunta, éramos nosotros esperando el desenlace
También te beso,
también por dos!
¡Vaya que además tienes pluma de flâneur, querido Cacho! Y qué deliciosos amigos que comparten esos ratos.. ¡mira que aunque yo trate los míos son demasiado serios o más bien inexistentes!
Por lo pronto pasarás a ser Cacho de Pantomate... mmmm... se me antojó.
Un abrazo rojo y redondo pues.
yo soy aún más cruel con los tomates: los trituro y los frio muy, muy lentamente :)
Salud!
Tomate, tomatito
mostrando mi gran arrojo
de la calle te recojo
para que nadie te pise
y vaya a hacer contigo
lo que sin duda yo haré
mezcladito con aceite
un sabrosísimo puré.
Un beso sabor a tomate frito
La fabula esta muy buena, y el poema final lo dice todo, gracias por la enseñanza y las risas.^^,
Tu imaginación entorno a un tomatito verde y pequeñito es desbodante.
Me ha encantado tu relato.Me he reído.
Mi imaginación llega hasta que recojo el tomatito,salvandolo de las ruedas asesinas de algún vehículo.Y me lo como bien lavadito con aceite,sal,un poquito de orégano ,una tostadita de pan ,y una copita de vino.
Saludicos.
Leonard,
de nada.
Paso a verte.
Alma:
gracias por la receta gastronómica poética.
Un abrazo sin rimas
Carmen,
Nosurrender:
cómo sóis de comilones!
Al menos no matáis por matar, como nosotros, meros investigadores sin gusto ni paladar.
Darth Tater:
un lujo de amigos, si, aunque a veces nos hagan avergonzar poniéndonos rojos como un tomate.
Es broma, por si lo leen. Lo del pantomate suena bien catalán...y muy sabroso.
Un abrazo atomatado
"... y este hecho al que podríamos caratular de insignificante, cambió para siempre nuestra valoración de la existencia toda."
Podemos cambiar de rumbo, aunque no de destino... ¿? pero un golpe certero siempre es mejor que mil golpecitos continuos y equivocados.
Y siempre, siempre, la culpa la tendrá... el tomate!!!!
Es muy bueno. Gracias por la risa... a estas horas en este día, que parece uno más. Y no lo es.
;))
Ana:
ida y vuelta a/de tu blog, me entero del porqué de este día especial...
Lo es, por supuesto.
Que la vida y tú misma lo llenen de regalos.
Un abrazo
Van dos amigos tomates andando por el medio de una carretera y uno le dice a otro:
- ¿Oye! (¡chof!)
Y el otro responde:
- ¿Qué? (¡chof!)
Gustó. Ameno, dinámico.
Me he llegado hasta la computadora para comentarte que estoy haciendo dulce de tomates. Y al comenzar con la tarea me vino la imagen de tu fábula barcelonesa del pequeño tomate, lo que sin duda hace más divertida la cortada y truturada de los tomates...
Estoy segura de que cada vez que encare un tomate vendrán a mí tus imágenes, ja ja
Un beso chuik chuik, y me vuelvo a la cocina.
Raúl:
la onomatopeya, chof, chof, me hace pensar que al menos eran dos tomates maduros, con su vida hecha.
Danilo,
ya comenté en tu blog, muy bueno.
Lo linkeo.
Y gracias.
Marina:
dulce de tomates?
Hmmmm, ¿con nueces tal vez?
¿No tienes calor para meterte en la cocina?
Chuikis para tí
Estaba vaciando tomates para rellenarlos , con atún, huevos duros, arroz blanco, olivas, morrones y mayonesa después de releer tu fábula por no sé cuantas veces. Y de repente, introduje mi mano en la bolsa y allí estaba, con su brillante verdor frente a mí. Pequeño e indefenso. Por un instante imaginé que era el desprotegido toma-Tito de la calle Pau Claris y no pude reprimir mi grito ¡Salvado!-
¡Soy así de tierna!
Beatriz:
es verdad, eres aún más tierna que Tito el tomate, pero no has pensado que quizás los que ya habías rellenado eran familiares muy cercanos?
A partir de hoy sera un huérfaTito.
Besotes...y no llores, por favor.
Sinceamente, de lo mejor que he leído en esta pantalla, Dante. Cosas como lo del sicoquiler vegetal y la "enseñanza" final son de chapeau. Estás sembrao, como dicen ahora.
Ya sólo por la ilustración merece la pena venir aquí.
Saludos.
Fernando,
gracias y un abrazo sin garfio.
¡Hola! Lo que me sorprende más es que sepas de las quintillizas Dionne. ¡Les sabía famosas dentro de Canadá, pero nunca pensé que pudieran ser conocidas en España!
Doreus:
excelente castellano!
Las Dionne fueron famosas en el mundo y se habló mucho de ellas en Argentina, donde eran muy populares.
De España no puedo decirte. A esta altura, después de 30 años en Europa, se me mezclan las cosas y ya no sé dónde aprendí cada cosa.
Un abrazo
Sí, el dulce con nueces y un chorritito de brandy.
Hace un calor infernal, pero si no hiciese aunque sea un pequeño sacrificio, no seria una buena judía, ja.
Lástima que estamos lejos como para mandarte un frasco.
Besitos.
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