domingo, junio 14, 2009

la importancia de llamarse John Wayne

Una semana atrás, zapeando a la hora de la siesta, me encuentro con un extraordinario western en blanco y negro de los años treinta. Euskal Telebista acostumbra emitir a esa hora verdaderas joyas del cine estadounidense, en buenas copias y sin cortes publicitarios. Pedir además que lo hicieran en versión original, sería, supongo, demasiado, así que no exijamos tanto y gocemos de este milagro mientras dure.
Enseguida quise saber más sobre aquella auténtica obra maestra, vetusta (1930) pero nada anacrónica, rodada en escenarios naturales y con una veracidad que dificílmente logran trasmitir los efectos especiales del cine actual. Vestuario y maquillaje impecables -las barbas no eran postizas, la ropa no pretendía parecer pobre, vieja y gastada: lo era- y una serie de actuaciones creíbles, sobrias, ceñidas al guión y a la historia, sin pretensiones estelares, captadas por una fotografía sensual y precisa que no necesitaba del color para mostrarnos lo que pretendía. Recién al final de la proyección me enteré que habíamos visto The Big Trail, dirigida por Raoul Walsh e interpretada por, y aquí viene para mí la sorpresa, un John Wayne jovencísimo (23 años), de rasgos refinados y andares de gacela, todo lo opuesto al macho duro que nos vendería a lo largo de su carrera, siempre con un rifle protegiendo su cara torva y su boca de hachazo, aparentemente negada para los discursos afectivos o intelectuales.
Hoy supe que en estos días se cumplían treinta años de su muerte. Si rastreas por internet buscando imágenes de este otro Wayne joven e ingenuo, te encuentras conque así como Marilyn pasó a la eternidad con la falda izada hasta su cara por un golpe de aire subterráneo, y James Dean será para siempre un chico neurótico con cara de variados complejos y poquísimos amigos, este muchacho sencillo y sensible de mirada clara, desapareció para siempre de la imaginería popular dando paso al ranchero de arma rápida y vocabulario reducido. Tristezas de la fama: requiere una inmutable personalidad fácilmente reconocible, adaptada sin resquicios ni quiebres a un arquetipo rígido, ingrediente básico para el endiosamiento popular. Posiblemente por esto la Pantera Rosa tiene bastante menos adeptos que el casi octogenario ratón de Disney.

Volviendo a John Wayne, the Duke, el Duque, fue tanto su predicamento entre algunas gentes que podemos encontrar varios famosillos que llevan como nombre el suyo artístico completo unido a otro apellido cualquiera. Uno de ellos fue el asesino en serie John Wayne Gacy, conocido también como "Pogo, el payaso asesino". Si les interesa el tema, carnaza sangrienta para estómagos fuertes, pueden buscarlo en Internet: tiene multitud de entradas.
Yo solamente me pregunto cuál hubiera sido el destino de este actor, el vaquero duro por antonomasia, si el responsable de su lanzamiento al estrellato, el prolífico y no siempre bien valorado Raoul Walsh, no hubiera decidido cambiar para su carrera cinematográfica el ambiguo nombre conque sus padres, los Morrison, habían tenido a bien bautizarlo: Marion.

21 comentarios:

Lilian dijo...

Nunca entendi bien lo profundamente inmerso que estaba envuelto el "personaje" de John Wayne en la cultura de EEUU hasta que vivi aca. Asi como tu dices, esa especie de 'dureza' de pocas palabras pero actitudes nobles es merecedora de todo tipo de admiracion desde nombrar a los hijos por el mismo nombre; adoptar estilos de vida tipo 'cowboy', o ver sus filmes repetidos cientos de veces como lo hacian unos ex-vecinos...

Con respecto a la excusa necesaria para atravesar el Atlantico en esta direccion, cuando la casa en Florida este lista -espero- en unos meses mas, tendras un nido donde aterrizar por lo menos por algunos dias :-)

Javiera Miraglia dijo...

Era Shakeaspeare que decía...¡que es un nombre? ¿nada que al hombre pertenezca?..o algo así..estoy muy fiaca para tratar de bibliografiar la cita... otros mas eruditos que yo sabrán mejor lo que quise poner, la cosa es que muchos se ocuparon de "la importancia de llamarse Ernesto" o Hamlet o Pedro y yo creo que el nombre no te hace pero te termina, te completa, un poco sos tu nombre, aveces es lo único que queda cuando todo lo demás se cae.Gracias por el recuerdo Dante...soy tan vieja que me hiciste acordar que yo me había reido mucho con esa historia cuando la conocí.
Me imagino que tus padres pensaron otro tanto....y por cierto hay gente que le hace honor a ese detallito antes del apellido.

Marina Judith Landau dijo...

Creo que Shakespeare decía algo así como "Montesco o no Montesco, tu eres tu, en cambio un nombre qué es? Ni brazo, ni pie, ni mano, ni cosa alguna que al hombre pertenezca" (lo mío no es erudición, a veces ni sé por qué saltan algunas cosas en mi cabeza)
Yo creo que el nombre influye muchísimo, tanto en lo energético como en lo social, y más allá de que la propia personalidad pueda superar la marca de llamarse de tal o cuál manera, en nombre siempre influye.
Y no es casual, claro, el perfil que eligió o le eligieron.
Parece que su amigo John Ford lo llamaba Marion en la intimidad, tal vez con ese nombre se comportase de otra manera...

Abracitos.

Dante Bertini dijo...

Lilian:
gracias desde ya. La excusa es válida.
Me gustaría que vieras esa película, con ese otro John W., más sensible, menos duro.
Fue todo un hallazgo.


Javiera:
como verás, Marina ya ha precisado tu cita.
Tu nombre no es una tontería, verdad?
Y "Viejos son los trapos", decían mi madre y mis tías...


Marina,
graciosa la historia con Ford: Se presta a muchas interpretaciones.
La había oído, pero la tenía olvidada. El Wayne, tampoco suyo, se apellidaba Morrison, se lo puso Walsh, dicen que por un general de la Guerra de la Independencia. Creo que la W no es casual.

Fede dijo...

Me gustan mucho los western. Como el tango, no está regido por una moral burguesa, sino por una moral heroica. Siempre está el tipo que se opone a su destino inútilmente, el que empieza a temer a la muerte al enamorarse, el más rápido del oeste que comienza a envejecer y busca una muerte honorable, el malandra que decida (casi de forma arbitraria) luchar por una causa justa... Y sobretodo, las historias de redenciones que cuestan la vida.

PD: Se olvidó de John Wayne Bobit!!!

Dante Bertini dijo...

Fede,
(usted no tiene, no tenés, avatar...)
No me olvidé de Bobit, pero no quería detenerme, por cuestiones de tiempo, en historias de penes, perdón, de penas... Era ese, verdad?
Por suerte no tenía gato.

No soy un amante del western en general, pero hay gloriosos, como este, A la hora señalada, La diligencia o Gran Torino, un western ciudadano.

39escalones dijo...

Estupendo director, Walsh, un artesano todoterreno a la vieja usanza: cine negro, western, melodrama, bélico... Para quitarse el sombrero. Y Wayne... hay que reconocer que si hubiese seguido llamándose Marion probablemente el payaso se hubiera quedado sólo en payaso... Ojalá.
Un abrazo.

Dante Bertini dijo...

Alfredo,
no sé si has visto este film
es grandioso!
hacía tiempo que no me conmovía tanto una estética cinematográfica...parece que fue considerada una gran superproducción, carísima...me lo creo.

Tal vez hubiera aparecido una payasa asesina. abrazos

Fernando García Pañeda dijo...

La verdad es que el John Wayne de las obras de Ford (no sólo los westerns) y Hawks se me hacen particularmente imprescindibles.
Se cuenta que Ford le dijo a Hawks, después de haber visto Río Rojo algo así como: «Nunca pensé que este hijo de puta supiera actuar», refiriéndose a Wayne. Y, al parecer, a partir de dicha película Ford le dio más profundidad a los personajes de Wayne. No sé qué habrá de cierto en ello.
Abrazos.

Dante Bertini dijo...

Fernando,
si nos dejamos llevar por lo que se ve en esta película, deberíamos recomendarle otro trabajo. Es tan guapo como duro para los matices. Sin embargo tiene una cara de buena persona que te hace perdonarlo.
Parece que poco después cambió los términos...abrazos

Gise =) dijo...

Todos tenemos esa imagen del duro de el pero tu crees que hubiera trascendido tanto si mantenia su delicadeza??? quiza hubeira pasado entre mucho como alguno más...lo que es seguro que con su nombre y su delicadeza...no me imagino que hubiera triunfado tanto...
Besukones cariñooo!!!!
Feliz semana!!!

Dante Bertini dijo...

Gise:
como Marion Morrison posiblemente hubiera sido una buena actriz de comedia...o de dramas románticos...
y le hubiera ganado de mano a Marilyn Monroe con lo de las iniciales repetidas...

Igual para tí, besos

Darth Tater dijo...

... me has hecho recordar que no he visto completa ninguna película de Mr. Wayne... ¿será que los vaqueros no son lo mío? Aunque ahora que sé que tuvo que cargar en sus primeros años con un nombre tan ambiguo lo comenzaré a mirar de otro modo...

Dante Bertini dijo...

Darth,
recuperada visitante, te confieso que yo tampoco...inclusive esta que comento la ví por la mitad...

pepa mas gisbert dijo...

No conocía esta película pero enseguida he ido a informarme (además de lo que tu comentas) y parece ser que también salía un joven Tyrone Power. Que lejos les parecería lo que luego les deparó el cine.

No me canso de decir que aquí, en tu casa, se aprende.

Dante Bertini dijo...

Alma:
no te equivocas, estaba en el cast, aunque en el trozo de film que pude ver no reconocí a Tyrone...o estaba muy cambiado o lo habían matado antes...
Yo aprendo mucho de vosotros, no te quepa la menor duda.
Un abrazo.

Lena yau dijo...

Marion????

jo...

Pues estoy contigo, B....

Con ese nombre habría sido una estupenda comediante.

Besos

Raúl dijo...

Yo si que la he visto. Es buena, sí, pues entre otras cosas, tenía muy buenos mimbres.
En cuanto a tu pregunta, no sé que responderte. Supongo que el nombre, como tarjeta de visita que es, que en determinados ámbitos ha de tener una importancia, sino capital si muy sensible.
Sea como sea, y absurdas reticencias políticas al margen, Wayne fue un actor cojonudo.

Dante Bertini dijo...

Lena:
Marion, si, como la Davies...
Los revólveres le hubieran quedado algo extraños.

besos

Dante Bertini dijo...

Raúl:
encuentro que es un tipo de película que ya no se hace, con una recreación realista sin ser plana. Me impresionó la firmeza de la narración y la fotografía, y sí, debo reconocer que Wayne hacía bien su trabajo.
Sus ideas políticas van por otro lado, no creo que incidan
necesariamente en su calidad como actor.

Anónimo dijo...

Qué coincidencias..!
La ví en la videoteca, pensé que se trataba de un Western Spaguetti.
Mister Wayne es un ícono.

Saludos en blanco y negro.