lunes, septiembre 14, 2009

¡No me saques la lengua! (segunda entrega)


Y como decía al final del post anterior, un 28 de diciembre de 1975, ¡vaya inocentada!, desembarqué en la capital de España.
Madrid, Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en tí...
"El flaco" Agustín Lara conocía muy bien los secretos de la seducción: si los piropos hechos canción no eran suficiente para el homenajeado, agregaba a las corcheas y bemoles alguna que otra joya de notable valor.
Con Madrid usó imaginación y savoir faire para describir elogiosamente una ciudad que ni siquiera conocía. A la grandísima María Félix -"la Doña", articulada y con mayúscula, como la llamaron siempre sus congéneres, su propia "doña" frente a Dios y la ley- le dedicó María Bonita, mitificándola lo suficiente como para convertirla en un glamuroso ícono universal. Lo hizo sin olvidarse de que los diamantes, tal vez porque suelen acompañarlas en los momentos más dificiles de su vida sin pedir nada a cambio, son el mejor amigo de las mujeres de mundo, y María Félix, a pesar de su misteriosa, para muchos ambigua sexualidad, lo era sin posibilidad de duda.
Aunque tal vez produzca algún picor entre los madrileños que me leen, parece justo decir que el enlutado Madrid que nos recibió en el 75 no era tan juguetón ni colorista como lo retrató Lara en su chotis de los cincuenta. Frío, inhóspito, casi podría decirse hostil, resultaba particularmente anacrónico para alguien recien llegado de un país de América, por más al Sur que este estuviera. Allí éramos más pobres, pero también menos formales. Rígidos horarios, rígidas costumbres, rígidos sentimientos, la gente del centro de Madrid se veía tan estructurada como esos Loden verde musgo que lucían con orgulloso ademán de europeo pudiente. Unos porteros uniformados y de gesto huraño te abrían la puerta de calle con una llave que tú nunca poseías y con la misma culpabilizadora actitud de una madre sobreprotectora si acaso cometías el error de golpear las manos para llamar su atención una vez pasadas las que ellos consideraban prudenciales diez de la noche. Supongo que para hacerte más llevaderas las calenturas de la carne, las calles se lavaban cada noche con manguera y los empleados municipales que las manipulaban con auténtica saña limpiadora no estaban adiestrados para tener miramientos con los viandantes noctámbulos.
"Si andas a estas horas fuera de tu casa te mereces un buen chorro de agua", parecían decirte mientras te mojaban los pies o te salpicaban los pantalones sin ningún remordimiento.
Allí, en la bella y distante Madrid, descubrí que un ligero cambio en la forma del saludo podía resultar tan sorpresivo como inquietante. Los porteños, siempre amigos del exceso, solíamos recibir a alguien conocido con palabras amistosas unidas a exageradas muestras de cariño:
-¡Qué decís, mi amor! ¡Qué alegría verte de nuevo por aquí! ¡Cómo estás, mi vida!
Si se trataba de un cliente, lo habitual era decir:
-¡Buenos días, don Tal! ¿Puedo servirlo en algo?
En Madrid el recibimiento solía constar de dos palabras, dichas siempre sin acompañamiento de sonrisa o mueca alguna:
-¿¡Qué pasa!?
Al principio daba por sentado que yo no les gustaba por mi condición de inmigrante argentino... ¿O me verían cara de delincuente? ¿O sería porque al caminar se me volaba alguna pluma sin que yo me diera cuenta?
Me costó entender que aquella era la forma habitual de saludo en tierras castellanas y que, aunque no contuviera ni el más mínimo rastro de afección o simpatía, tampoco significaba que tú les importaras un pimiento. Ni siquiera para tenerte aversión o manía.
En esa, por otra parte espléndida ciudad imperial, comprendí que no hablábamos el mismo idioma aunque usáramos las mismas o parecidas palabras. ¡Qué fácil era coger un tenedor, un autobús o la manija de una puerta, pero qué complicado resultaba comunicarse sensual o afectivamente con cualquier ser humano!
A cambio, nadie te molestaba porque sí y tampoco te encontrabas con ninguno que quisiera reprimirte, torturarte o simple y llanamente hacerte desaparecer para siempre del mapa. Algo más que un detalle, llegando de donde llegábamos.

¿Continuará? Hoy mismo no puedo asegurarlo. Como pregonaba el loro de La isla (Island) de Aldous Huxley, en este momento sólo puedo repetir: "Aquí y ahora, aquí y ahora, aquí y ahora..."

35 comentarios:

Antonio Tello dijo...

Quizás, querido D., el inmigrado lo que nota al llegar a un lugar no es hostilidad sino "otredad". Cuando mi familia y yo llegamos a Barcelona, una madrugada del invierno del 76 procedentes de París, lo primero que vimos y nos llenó de alegría fue la intensidad del verde de los parterres. Así supimos que aquí podríamos mucho tiempo. Besos.

Dante Bertini dijo...

Antonio:
los humanos podemos dar la dirección más placentera, o no, a nuestros pensamientos. También elegir el nombre conque bautizamos a las cosas. Los sentimientos sienten y es difícil explicarles con palabras el dolor o la angustia.
Muchas veces a mi memoria le cuesta encontrar razones. Un abrazo

La Muniequera dijo...

y comunicarse sensual o afectivamente con cualquier ser humano sigue resultando igual de complicado

un beso!

Dante Bertini dijo...

Vanesa:
qué pena! a veces pienso que las cosas cambiaron para mejor.
Beso!

Diana H. dijo...

Dante, qué lindo fresco de tu arribo a tierras europeas. Por lo visto las cosas cambiaron para vos con el tiempo, y obviamente hiciste lo ajustes necesarios para pertenecer al nuevo habitat con mucho éxito.
Yo sí creo que las cosas han cambiado respecto a las relaciones humanas. Nos atrevemos a ser más francos y a habitar más el presente. Aceptamos y tomamos la variedad de opciones con más flexibilidad. Lo que no sé es si esto nos hace más felices, "in the long run"... actuamos en la esperanza de que así sea, al menos.
Un beso desde la tierra que no olvidaste.

39escalones dijo...

Pues si llegaste en el 75 te libraste de nuestra versión patria de "reprimirte, torturarte o simple y llanamente hacerte desaparecer para siempre del mapa" fue por los pelos que a mí me faltan...
Abrazos.

Dante Bertini dijo...

Luz:
decidir quedarme a pesar de algunos impedimentos que nunca fueron sustanciales, produjo algunos cambios importantes en mí. Nunca violentos, jamás obligados.
Eran otros años, con menos movimientos inmigratorios masivos, con más facilidades para la integración natural. Viví los últimos rastros de los años hippies y lo hice en Ibiza. No me preguntes cómo pude abandonar casi definitivamente Buenos Aires.
Mucha gente me consideraba parte de aquella ciudad. Siempre he sido muy social, he tenido muchos amigos.
Creo que es la razón por la que todavía vivo para contarlo.
Un abrazo cariñoso.

Beatriz dijo...

Creo que tu habitat es tan amplio, tan abierto, como lo es tu manera de comunicarte con el mundo y con quienes lo habitamos. Los países que nos abrazan lo hacen en la medida que nosotros estemos dispuestos a dejarnos abrazar. Si demostramos ganas de integrarnos por lo menos ven nuestra intención de traspasar barreras. Y evitemos hacer comparaciones, ni somos mejores, ni somos peores, somos distintos. Y en ello esta la riqueza.

Dante Bertini dijo...

Alfredo:
España y Argentina andan siempre por caminos bifurcados. Aquí se ganó en democracia y libertad mientras en Argentina avanzaba la represión más oscura y sangrienta.
Llegué justo a tiempo para entrever lo que había sido el franquismo y gozar de toda la transición casi desde el primer día. Fui afortunado y también muy sensato. Te aseguro que no hubiera venido antes.
Abrazos cinéfilos.


Beatriz:
Parece que hay cosa de las que no se puede ni se debe hablar. Lo decía claramente Castilla del Pino en un libro de fines de los sesenta: La incomunicación.
No creo que sea imposible comparar, aún menos que no se deba: casi no tenemos otra forma de elección. Son pocos los afortunados que pueden elegir exactamente lo que quieren. Los demás debemos conformarnos más de una vez con lo menos malo.
Te aseguro que de poder elegir con absoluta libertad, posiblemente estaría viviendo en la isla de Huxley. Con avión particular, por supuesto.

Un abrazo.

Antonio Tello dijo...

Le recuerdo al amigo de "39 escalones" que la tortura, las desapariciones y otras formas de represión en Argentina empezaron mucho antes del 75. De hecho empezaron a sistematizarse a partir del gobierno de Onganía, en aplicación de la doctrina de la seguridad nacional elaborada en West Point, y fue desarrollada con especial virulencia por el gobierno de Perón, a cuyo amparo se creó la Triple A.

Miroslav Panciutti dijo...

En el mismo 75 que tú llegabas, unos meses antes, yo salía de ese Madrid que me has evocado. Sí que ha cambiado la ciudad desde entonces.

Dante Bertini dijo...

Miroslav:
estuve hace unos meses en un moderno hotel de Atocha, rodeado de nuevos museos, galerías de arte, restaurantes y cafés...Queda poco y nada de aquella ciudad oscura, triste, que me recibió en el 75...y la gente saluda, se comunica, se ríe, vive.


Tello:
me callo la boca,
te dejo la palabra.

Poli dijo...

yo también dudaría del que, al verme, dice: "que pasa?"
Espero que comunicarse sensual o afectivamente con cualquier ser humano sea moneda corriente.
Acabo de cruzar el centro de la ciudad y dos automovilistas se bajaron del coche a insultar a una mujer por vaya a saber qué!
Espero que el cambio venga pronto o que sea más visible.


Besos para los dos.

daniel rico dijo...

"¡Qué fácil era coger un tenedor..."

Despues de esta frase tuya no me queda mas remedio que admitir que te ahs alejado de esa patria fraterna que es el idioma.

Solo te falta lucir la chaqueta torera de Pedrito Rico...jajaja

Para castellano, el de Castilla, y para castillos, los de palestina.

Saludos señorito!!!

carmen dijo...

¡Que bien describes el Madrid del 75 !.
Que importante es la comunicación .Yo no podría vivir sin ella.
Como dice 39 ,llegaste por los pelos.Tuviste la suerte de ver cambiar a un país,mi país.
Y entiendo muy bien que no quisieras haber venido antes....
Saludicos.

Dante Bertini dijo...

Poli:
por el momento no parece que vayamos hacia una estación más apacible, sin embargo el hombre, la vida, la historia, suelen dar sorpresas.
Espero verlas pronto, como tú.
Un abrazo o mejor dos, como siempre.



Carmen:
llegaba de un país en el que se habían refugiado a cientos los perdedores de la guerra civil. No es que tuviera una visión de la España franquista muy agradable, pero tuve la intuición suficiente como para moverme hacia un lugar en proceso de cambio.
No me arrepiento en nada, sólo dejo que afloren los recuerdos.
Puede ser muy terapéutico.
Abrazo

Raquel Barbieri dijo...

Dante,

Hace días que pienso en qué difícil se torna a veces hablar el mismo idioma que otra persona que suponemos que domina la misma lengua que uno. Es que no se trata solamente del código lingüístico sino de la disposición álmica y mental para abrirse y entrar en el universo del otro para interpretar.

Por más claro que le expliques a alguien algo que no desea escuchar... no hay caso. No entenderá lo que no quiera captar.
¿Eso es la negación, no?

Perdón, pero qué feo saludo es ¿¡Qué pasa!?
Es más o menos como cuando una persona llama por teléfono a otra y le preguntan: ¿Qué necesitás? (Cuando el llamante nunca le ha pedido nada). No es muy simpático.

Te mando un beso de las Erres para vos y Fede

Noemí Pastor dijo...

Para que te consueles te contaré que entre Madrid y Bilbao también hay abismos idiomáticos insalvables. En Madrid no puedes pedir en una cafetería, para desayunar, un bollo de mantequilla, típico bilbaíno junto con el pastel de arroz, porque no saben lo que es.
Y si pides un botellín, aquí en Bilbao es de agua; en Madrid, de cerveza.
¡Así no hay quien se entienda!

Dante Bertini dijo...

Daniel:
eso de que Pedrito Rico sea como el buque insignia de la españolidad, no le gustaría demasiado a más de un español.
A mí me da casi lo mismo, ya que puedo sacarme y ponerme esa chaquetilla con bastante soltura y según el momento y la necesidad.
Te diré que cuando se aprende a coger a la española, puede convertirse en un vicio tan sabroso como el argentino.
Un abrazo!

Dante Bertini dijo...

Raquel:
me parece que el concepto "lo mismo" nunca existió, aunque durante mucho tiempo logramos creérnoslo. Siempre estamos traduciendo, siempre estamos intentando entendernos. El auténtico milagro es que a veces lo logramos.
Te acordás de la época aquella de "a oídos con impermeable, palabras con nosequé"?
Pues eso: Insistencia y carácter o dar la media vuelta, como en la canción.
Un abrazo, dos, con erres.

Dante Bertini dijo...

Noemí:
la gula está ganando posiciones frente a todos mis otros pecados capitales...
Sólo puedo pensar en esos, con toda seguridad deliciosos, bollos de mantequilla!
Sin botellín, por favor...Prefiero un buen café con leche.

Gise =) dijo...

Si por favor que continúe!!!! seguramente tu visión de recién llegado es más objetiva que la de algún madrileño que quisiera contarnos como era Madrid en el 75 pensar que en esa época yo tenía 6 años y empezaba mi escuela primaria, quien hubiera dicho que yo te cruzaría en Barcelona "algunos" años después... La verdad que asi como acá son menos expresivos o al menos lo eran en esa época, teniendo en cuenta que la represión que habían vivido hasta el momento ser expresivos no los debía favorecer mucho... "tanta exagerada muestra de cariño en nuestro hablar" a veces (ahora a la distancia)suena tan falso... más vale decir poco y sincero...
Besukones cariño!!!!

Dante Bertini dijo...

Gise,
trato de ser objetivo en mis apreciaciones; un imposible, como todo el mundo sabe.
Conste que no estoy haciendo elecciones, ni siquiera puramente verbales: hice una muy importante para mi vida cuando decidí quedarme aquí, y es irreversible.
Tal vez, de haberte conocido con seis años, podría haberte llevado al ZOo.
Un abrazo

Gise =) dijo...

Eres ,mas rapido que un bombero!!!!ahhhh!!! (otra vez vengo con bis) lo de aqui y ahora me acorde de la canción de Marilina Ross la conoces???

http://www.youtube.com/watch?v=T3TYYPX5mmM

entrenomadas dijo...

En esa, por otra parte espléndida ciudad imperial, comprendí que no hablábamos el mismo idioma aunque usáramos las mismas o parecidas palabras. ¡Qué fácil era coger un tenedor, un autobús o la manija de una puerta, pero qué complicado resultaba comunicarse sensual o afectivamente con cualquier ser humano!
A cambio, nadie te molestaba porque sí y tampoco te encontrabas con ninguno que quisiera reprimirte, torturarte o simple y llanamente hacerte desaparecer para siempre del mapa. Algo más que un detalle, llegando de donde llegábamos.

Me quedo con esta parte del texto. ¿Me la prestas?, es brillante.
Me voy a buscar información sobre Cedro.

Kisses,

Marta

Dante Bertini dijo...

Gise:
veré de entrar después.
Todavía no se si la conozco...será alguna que escribió por aquí?
Vivió algún tiempo en Madrid, allá por los ochenta.


Marta:
gracias, aunque me pones en un aprieto...Para qué la quieres?
Ella, una vez en el aire, ya es casi autónoma. O de Tusquets, mi editora...
Averigua de Cedro; creo que en mi página hay un link directo.
Sólo por lo de Matilde Horne (ver en mis archivos) les estaré siempre agradecido.

Besitos para ambas

Raúl dijo...

Te dejo un mes y medio, y te me has vuelto nostálgico. Eso sí, sigues escribiendo tan bien como cuando no dijimos hasta luego.

Dante Bertini dijo...

Raúl:
soy algo "abandónico", no se me puede dejar demasiado tiempo solo. Entran a moverse los molinos de mi pensamiento y siempre arrastran aguas de otros tiempos.

pepa mas gisbert dijo...

Si nos pararamos a preguntar que quiere decir una palabra cuando no la entendemos la cuestión sería fácil. Si tuvieramos en cuenta que algunas palabras que decimos los demás no las entienden, la cuetión sería fácil. Donde digo palabra, digo gesto, digo pensamiento, digo todo.

Quizás todo se reduce a una cuestión de educación, de buena educación, y donde digo educación, digo respeto, tolerancia.

Un abrazo, hoy desde la no tan soleada Peñíscola mientras contemplo el último cobijo del Papa Luna

Dante Bertini dijo...

Alma en Peñíscola:
el Papa Luna suena a leyenda urbana, aunque se muy bien que fue una realidad.
Tal vez él tuviera el secreto de todo. Lástima de eclipse.
Un abrazo lunar.

Tú no te asustas de las palabras. Hay muchos que sí lo hacen.

paulenka dijo...

hola: veo que aunque hayan transcurrido unos 30 años desde tu llegada a Madrid y la mía a Barcelona, ciertas cosas se perciben de la misma manera. yo estoy viendo cómo narrarlas, aún.
Saludos!

Dante Bertini dijo...

Paulenka:
paso por tu blog y veo que pone Buenos Aires...es raro, aunque entiendo que nuestro hogar está en el corazón o en otro lugar igualmente poco geográfico.
Un saludo desde BCN

paulenka dijo...

Je, antes decía que me encontraba en "Barcelona, Argentina"... es un juego con la obligación de decir dónde está un blog que está en la web que está... dónde?

yo mismo, el cacho dijo...

me gusta tu perro...supongo que lo es...
Estás en tu derecho, aunque creo que se trata de poner desde donde escribís...o en qué lugar sigue cautivo tu corazón

Darth Tater dijo...

Pues yo sólo he estado por Madrid un par de veces y después de los 90s. La gente me ha parecido innecesariamente ruda, aunque claro, ése es el gran pecado de las grandes capitales. Y bueno, la lengua sí es una barrera. Yo lo vivo diario con mi pequeño P, que a veces parece que habla otro idioma al cual yo no tengo acceso. ¿Será que tendremos que recurrir mejor al lenguaje corporal? Claro, en un blog no se puede pero estaríamos mejor comunicados si al menos nos tocáramos un poco más.
Me has puesto a pensar, Cacho. Tengo que comunicarme más con los que quiero.
Un abrazo lluvioso.