España perdió frente a Japón en su primer encuentro olímpico y todos los medios españoles se estremecieron, olvidándose por unos momentos, que resultaron ser días, de la movediza, voluble (la donna é mobile) prima de Riesgo; de los alemanes y franceses, de los griegos y de los italianos, de los endeudamientos billonarios sin porqués ni cómos y de los políticos y banqueros corruptos, floreciendo con un desenfreno parecido al de los hibiscus rojos en los jardines asiáticos.
Mientras tanto, en letra pequeña, vamos enterándonos de que el hijo del honorable senyor Pujol y su señora esposa podrían estar pringados -al menos tanto como otras princesas y príncipes consortes de más alcurnia- en oscuros manejos financieros, que los dineros evaporados del Palau flotan perdidos por no se sabe dónde y que el antes medido ministro Gallardón ha decidido mostrar su lado más oscuro, condenando, en nombre de una moral dudosa, oscurantista y medieval, a desgraciados seres no nacidos a una vida de perpetua agonía y a sus familiares más cercanos a una auténtica muerte en vida.
Poco importa frente a tanto desatino que los programas de Radio Nacional más exitosos desaparezcan de improviso o cambien de contenido sin siquiera una excusa, o que un alcalde de tierras catalanas -arrasadas durante la última semana por un fuego asesino- resulte ser un pirómano (re)conocido hasta por sus propios vecinos. Tampoco que las nieves de Groenlandia se derritan a pasos agigantados, una plaga de algas malolientes invada las playas atiborradas de turistas y la muerte de artistas e intelectuales logre menos líneas en los medios que los amoríos estivales de un torero cualquiera con una (¡yo no repetí cualquiera!) modelo de lencería....
Como el face-amigo Raúl Ariza, sonrío.
Riego mis plantas, acaricio a mi gato, charlo con amigos, pero, sobre todo, me dedico a lo mío, a lo más personal e íntimo. Y sigo maravillándome ante esas enormes hojas brotadas de la nada -en realidad de una maceta estrecha con un poco de tierra y algunas gotas de agua- de mis colocasias y mis strelitzias augustas.
También, porque las palabras (me) importan, leo los poemas de Héctor Viel Temperley , que trajo, cariñosa, Cynthia F. desde Buenos Aires. Y sigo agradeciendo el milagro del arte, creador desde vaya a saber dónde, desde la nada y el todo, con la sola ayuda de una cabeza, unas manos y la infatigable imaginación humana, de un sinfín de productos divinos que alivian, sedan y a veces hasta curan nuestras almas.
Buen fin de semana. Si no tienen nada mejor que hacer, vean esta película. No entiendo por qué pasó desapercibida. http://www.imdb.com/video/imdb/vi2212626713/ |