viernes, junio 29, 2007

Patentes y Peanas

El hombre pálido se introdujo en el austero edificio de piedra y mármol. Pasado el control de explosivos y superada la desazón que le había causado ver sus cosas más íntimas radiografiadas sin ningún pudor por aquel aparato entrometido, se acercó hasta un mostrador sobre el que colgaba un cartel de acrílico blanco con la leyenda "Registro de chiringuitos, paradas, quioscos, vendedores ambulantes, músicos callejeros y estatuas vivientes".
-Buenos días, señor- dijo mientras sonreía. Como su finado padre, un reconocido vendedor ambulante de productos de limpieza, siempre tuvo claro que la simpatía podía abrir todas las puertas.
-Buenas- contestó el funcionario con cara de no haber desayunado demasiado bien.
-Venía a gestionar un pedestal de estatua.
-Tendrá que decirme cuál cultiva usted, porque no sé si sabrá que no solemos repetir los temas.
-Soy un artista múltiple, señor, así que si tiene a bien decirme cuáles quedan libres...
El tipo de atrás del mostrador miró al hombre de piel lívida con un poco de sorna y un mucho de desprecio, mientras recordaba con auténtica furia el café con leche recalentado que le había servido su mujer aquella mañana.
-Como bien se imaginará usted, yo no voy a inventarle el trabajo. Si fuera inventor o algo parecido estaría tirado al sol en una playa de Levante, y no en esta desangelada oficina municipal, aguantando que la marimacho asquerosa que tengo como jefa me trate peor que a una fregona.
-Soldado de la tercera guerra mundial. Esa me gustaría hacer.
-Lamento decirle que ya la tenemos. Calle Pericolosi, esquina Náusica.
-¿Y el niño que llora?
-Imposible. Están los trillizos de la Plaza Dorrego.
-El hombre que hace pis.
-Un éxito absoluto en la Rambla de los Pajaritos.
-¿Y el que caga?
-Me parece que usted no es consciente de que se trata de una vía pública, paso obligado de visitantes y turistas de todo el mundo.
-Sería virtual...
-No podría bajarse los pantalones...
-Perdería todo el impacto. Imagínese, ¿cómo alguien va a evacuar sin bajarse los pantalones?
-Cosas más raras se han visto.
-¿Y si intento con una figura egipcia?
-Cleopatra, Marco Antonio, Osiris y Clitemnestra están adjudicados. Hay un perro que podría ser interesante, pero usted no da el tipo.
-¿Y si me inclino hacia un monumento muy conocido? La torre de Pisa, por ejemplo.
- Torre de Pisa, calle Montepío; Tureifel, calle de las Milagrosas; Puente de Bruklin, Cientouno y Berutti.
-También podría hacer alguna figura literaria o cinematográfica...El llano en llamas o Lo que el viento se llevó...
-La primera no se la puedo admitir: los bomberos me harían un escándalo por recargarlos de trabajo. Y en cuanto a la segunda... me huele a broma. El pedestal vacío, supongo, y usted tomándose cafecitos y leyendo el diario en el bar de la esquina. No cuela.
-¿Y de muerto de hambre? Me parece que estatua de muerto de hambre no hay ninguna.
-¡Señor mío! ¡Dígame para qué queremos estatuas como esa! ¿Usted ha visto todos los muertos de hambre que tenemos paseándose por la ciudad sin necesidad de otorgarles permisos ni paradas?
-¡Ya está! Si usted me permite... Creo que se me ha ocurrido una muy interesante. ¡De muerto de risa! Estoy seguro que a esa no la ha visto nunca.
-¿Muerto de risa?¿Cómo sería?
-Podría ser... Este... Bueno, la verdad no sé... Es que recién se me viene a la cabeza. Tendría que pensármelo un poco más... A ver...Yo mismo tirado en el suelo tal cual voy ahora, sin peana, aunque con los ojos cerrados y una gran sonrisa pintada en la cara.
-No sé qué decirle... Mire que usted está muy delgado... ¿Los transeúntes no se lo llevarán por delante?
-Estoy dispuesto a firmarle un descargo de responsabilidades.
-Bueno... si es así... Pero no se haga demasiadas ilusiones. Casi podría asegurarle que los de arriba se lo pondrán muy difícil.
-De cualquier manera prefiero intentarlo.
-Entonces tendrá que volver mañana. Atendemos de nueve a doce y estoy sobrepasando el horario en treinta segundos. No quiero problemas con el comité de empresa.
El hombre pálido dijo "gracias" y enseguida agregó "hasta mañana". El funcionario lo vió alejarse hacia la puerta, a paso lento y con la cabeza un poco más vencida que cuando había llegado. Apenas lo perdió de vista descolgó el teléfono y marcó un número que recordaba de memoria.
-¿Oriol? Se me ha ocurrido una idea muy buena para tu parada. Pasate por aquí lo antes posible. Ya verás... Te vas a morir de risa.
photo : dante bertini, sobre una escultura de igor mitoraj y con la participación especial de kylie minogue

martes, junio 26, 2007

Now, Voyager

¿Para qué pedir la luna cuando tenemos las estrellas?
(frase final de Bette Davis (Charlotte Vale) en La extraña pasajera)
photo : martin munkácsi

lunes, junio 25, 2007

entre sant(os) anda el fuego


¿Es que acaso estoy repipititiéndodome? Dos noche seguidas, viernes y sábado, fui al mismo cine -el Alexandra, único con coronita incorporada- a ver dos películas sobre cantantes famosos. Me habían gustado casi todas las historias anteriores de Gus Van Sant, así que parecía interesante ver que había hecho el re-creador de Psicosis con los últimos días (Last days) en la vida de Kurt Cobain, el líder de Nirvana y marido de la, más que avasallante, atropelladora Courtney Love.
Me aburrí hasta la inquietud, la desesperación, el hartazgo y el sueño más profundo (¡buena idea para mi amiga Isabel que no puede aparcar su insomnio!), todo ello por ese orden y en sólo una hora y media de espectación. Digo bien, "espectación", porque durante los noventa minutos de película -para ser justos habría que descontarle unos diez de cabezadas- me mantuve espectante, ansioso por ver en qué momento aparecía el genio de Van Sant dándome una buena excusa para tragarme el pesadísimo, indigerible resto. ¿Es válido retratar el vacío mostrando durante hora y media un agujero sin fondo? Supongo que sí, pero también es válido que los espectadores se duerman o se llenen hasta los mismísimos celuloides de mal humor y decidan que nunca más, y al cielo pongo por testigo, gastarán un montoncito de euros en Disgust Van Sant. Que un kilo de cerezas de primera calidad cuesta casi lo mismo y suele producir un inmenso caudal de endorfinas. Decididamente no puedo aguantarlo. Soy de los que creen que hay otros mundos pero están en éste
Al día siguiente, como nadie tuvo a bien invitarme a alguna popular Revetlla de Sant Joan, esas donde los mozos del pueblo intercambian alegremente pan, mujeres y gabanes -¡con el calor que hace!- entre estruendo de petardos y descorches de cava barato, repetí cine mayestático o de coronita, peli de cantante y compañía de amigos. Del grunge punk saltamos a la chanson francesa, de Kurt Cobain a Edith Piaf, del reviente tonto, aburrido, sin motivo aparente, a una historia tan melodramática que ningún autor en su sano juicio se atrevería a inventarla. La vie en rose es una película entretenidísima, de esas que ya no se hacen. ¿De culto? Debería serlo, aunque más no fuera por la actuación de Marion Cotillard, magnífica, reencarnada Piaf, y por la banda sonora con la voz y las canciones del auténtico "gorrión de París". Durante las dos horas y media de esta película hay de todo, mezclado y al por mayor, como en la vidriera de los cambalaches. A cosas así se las suele llamar con cierto desprecio "biopics". Como no sé qué crítica le sacó El País, tal vez al elogiarla estoy tirando a la basura el poco prestigio que me queda(ba). Pero entiéndanme: anoche fue San Juan y no se me ocurrió quemar de una vez y para siempre esta maldita manía de decir lo que pienso.
Posdata: en "Last days" hay una imagen casi final que de tanta molestia como me produjo preferí olvidarla. Una vez muerto el Kurt-y no creo estar develando que el asesino fue el mayordomo- el alma se desprende, desnudita, del cadáver yacente, y, con decisión y sin mirar atrás, trepa una escalera hacia...¿el más allá?Decididamente no puedo aguantarlo. Soy de los que creen que hay otros mundos, pero están en éste.
photo : santa edith de los pajaritos retratada por ¿Brassai?

viernes, junio 22, 2007

la muerte en directo/death watch***


Hace muchísimos años -lo siento, pero muchas de mis historias fundacionales sucedieron hace más que mucho tiempo- fui un romántico enamorado de la revolución cubana. Con los años ese primer fuego inicial se fue apagando casi sin que me diera cuenta, y el señor aquel de boina y barba que nos iba a salvar a todos del infierno capitalista se convirtió en un anciano vengativo, gruñón y demasiado verborrágico. Por el camino quedó también, aunque por otras razones, un compatriota de buen ver e ideas algo extremadas que el tiempo convertió en poster de mercadillo; un producto de papel tan vendedor como la mismísima marilín o ese actor rebelde sin causa que se sentía un gigante al este del paraíso. Todo esto viene a que hoy, mientras tomaba mi desayuno cotidiano en la cafetería que más frecuento, me puse a leer el diario que ayer nomás se había declarado, repentina e inesperadamente, un sponsor más del sangriento sacrificio de los toros convertido en espectáculo público. Quería ver si alguno de sus lectores habituales comentaba el hecho. Me encontré conque lo hacía más de uno y en ningún caso apoyando el retorno de los matarifes a la ciudad que se había declarado pocos meses atrás "antitaurina". Parece que los "Herederos" no se enteran, o no quieren enterarse, de lo que habían legislado sus mayores. Además de las cartas de los lectores condenando "la corrida de las estrellas" -¡cómo suena esto!- el diario dedicó dos páginas enteras a contarnos los beneficios que reportan los animales de compañía en los tratamientos de diversas disfunciones humanas. Una de cal y otra de arena. O una de torturas y otra de ternuras. ¿Deberíamos agradecerlo? Tal vez sí, viendo cómo está el patio. No era la única compensación. Dos páginas más allá nos contaban que un tal Javier o Jaime había decidido no descargar sus odios y frustraciones sobre el cuerpo de su esposa, haciéndolo esta vez sobre un cachorro de perra con nombre compuesto -juraría que se llama diana maría, como la del bikini en la playa, pero igual me están fallando las neuronas- a la que había arrojado por el hueco de la escalera cuatro pisos más abajo. Por suerte, y a pesar del empeño puesto por este tipo sin alma, apellido ni rostro, la cachorra -bellísima en la foto que acompaña la nota- sobrevivió al repentino ataque de furia de su "amo" y ahora está al cuidado de una protectora de animales. No siempre van a ganar los malvados, así que varios vecinos que presenciaron el suceso decidieron presentar cargos contra el improvisado lanzador de canes. Esperemos que también haya testigos para poner donde se debe a esa madre de nombre Rabia (¡!) que azotaba a su hija de diez años con un trozo de manguera. Sí, ya sé, algunos estarán preguntándose qué tendrá que ver la revolución cubana con todo esto. Pues para mí lo tiene, ya que en el mismo diario había un artículo sobre la muerte a los setenta y siete años de Vilma Espín, "exposa" de Raúl Castro. Allí se nos cuenta que esta mujer de clase acomodada que decidió ponerse la boina y el traje de fajina para, según dijera, defender los derechos de los desposeídos, ha dejado una hija de nombre Mariela que se encarga de que los homosexuales puedan ser tratados al fin como personas. Aunque sea un poco tarde para muchos de ellos -de estar vivos, Severo Sarduy y Reinaldo Arenas podrían decir bastante al respecto- hay que alegrarse por este avance que concierne a toda la especie humana. Lástima: para que así sea ha tenido que pasar tanto tiempo como el que va de un retrato a otro de estos (arriba) de la ahora difunta señora Vilma Espín Guillois. ¿Deberán esos pobres toros usados para la lidia sufrir otros cincuenta años? ¿Deberemos mientras tanto acostumbrarnos a la visión de la muerte y la tortura como fascinante espectáculo de masas, tal cual propone un desbocado comentarista anónimo en mi post anterior?

lunes, junio 18, 2007

¡Astados!

Una tercera parte de la primera página del diario La Vanguardia de hoy está cubierta por una foto del torero José Tomás saliendo en andas de La Monumental. Quizá porque escapé de un país donde se torturaba de forma sistemática y treinta años después los gritos de aquellas víctimas siguen resonando en mi corazón de la misma manera que multiplican su eco por las calles y plazas de las ciudades que acogieron tanta ignominia, esto de que casi 20.000 forofos de las carnicerías (de)muestren en un lugar público su apetito por las entrañas derramadas, su dentado regocijo frente al dolor y la muerte, me llena de vergüenza y estupor (aunque de tuya nada; esta por es absoluta y totalmente mía). Puedo entender que La Vanguardia, que casi con seguridad tendrá una redacción mayoritariamente culé, prefiera hablar de toros y no de fútbol, sin embargo me duele que este diario, al que hasta ayer mismo respetaba más que a ningún otro, apoye y difunda una práctica brutal que algunos creíamos en vías de extinción. Juan Soto Viñolo, "vanguardista" comentador de esta corrida con mucha sangre y poco semen -¿o tal vez me equivoco?-, cree ver un pas de deux a la Balanchine en este acto de vandalismo comercial disfrazado de evento artístico. Para ello se vale de frases como "Enhiesto como una columna de Bernini" -el torero, se supone-, o "Cayetano (el otro siniestro de la tarde, acoto yo) utilizó buriles, pinceles y engaños rojos para demostrar que la tauromaquia es un arte evanescente". Lo de la columna no se lo discuto, allá él con sus alucinaciones, pero alguien debería decirle que de pinceles y buriles nada: lo que usan estos señores son espadas y picas, y al engaño rojo, al menos en mi barrio, lo llamamos simplemente sangre. Para dar más lustre a este acto litúrgico con oficiantes enfundados en ceñidos hábitos de raso y oro, un buen puñado de famosos hicieron ver sus narices, cargadas de vaya a saber qué delicadas y carísimas sustancias aromáticas, por las abarrotadas gradas del coso. Estaban allí algunos sensibles poetas y cantautores ( Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina), que dada la actual reedición de sus discos en plan fascículo kiosquero necesitan un poco de promoción mediática; varios dorados personajes de la aristocracia "Holística", como la menguante duquesa de Alba -aparentemente repuesta de aquel encontronazo con los descontentos jornaleros de sus tierras-, compartiendo tendido con su hijo Jacobo, editor, y su nuera Inka, ex presentadora televisiva; Belén Ordóñez, de profesión "hermana de la célebre difunta"; actores, graciosos y entretenedores varios -Carlos Latre, Flotats, Boadella, Sancho Gracia, Pepe Sancho, "el mano suelta" y el radiofónico Carlos Herrera-, un acigarrado fotógrafo, Leopoldo Pomés (?), un espiritualista de televisión, Fernando Sánchez-Dragó, dos comentaristas políticos, Javier Pradera y Miguel Ángel Aguilar, cuatro eurodiputados (!!!), Luis de Grandes, Aleix Vidal Quadras, Pilar Ayuso y Pilar del Castillo, más unos cuantos políticos locales con poco pudor y menos votos. No faltaron los personajes del glamour social barcelonés: el olímpico Samaranch, el diseñador de moda para inmigrantes sin papeles, Toni Miró, el apuesto arquitecto -asociado por años a un promotor inmobiliario y ex presidente barcelonista- Óscar Tusquets, y entre otros que ni quiero nombrar, el poeta Pere Gimferrer y el otrora director del Festival Grec, el becaviajero Borja Sitjà. Parece que en varios momentos este público tan lustroso se puso en pie para gritar ¡Torero! Es que además de guapos e inteligentes tienen buenas intenciones: no quieren que pensemos que los que están allí, cortajeando astados, desangrándolos públicamente hasta la muerte, son apuestos matarifes con modales de bailarín flamenco.

martes, junio 12, 2007

l'esprit vacances


Llego de la calle algo acalorado. El cielo está tan azul, los árboles tan verdes, la gente tan suelta de cuerpo y tan ligera de ropa, que cuando en un kiosco del Paseo de Gracia veo la portada de la revista Côté Sud con mucho azul mediterráneo y este título, l'esprit vacances, flotando sobre el agua como si fuera un balandro de bambú y papel -la idílica imagen de un sueño- no puedo dejar de pensar que quizá no sea éste el lugar donde debiera estar ahora. Me pasa siempre que el verano estalla. Empiezo a sentir cómo crece en mí una inquietud muy especial, un mal de espíritu que no tiene nada que ver con la angustia, la depresión o el hastío. Es como si el alma me quedara grande o el cuerpo hubiera encogido y ya no pudiera contenerla. Pienso en Ibiza, por supuesto. En días como este nos largábamos a la playa de Es Cavallet cargados de desmesurados bocadillos recién hechos - crocante pan fresco con jamón del país, queso manchego y tomate maduro restregado-, un remix de frutas frescas de todos los colores, algún lungui hindú anudado alrededor de la cintura y la tan insoslayable como tonificante compañía de nuestras propias juventudes en plena efervescencia. Y cuando hablo en plural no estoy refiriéndome a ninguna liaison en especial; en este caso el nosotros no encubre a una pareja específica, sino a un grupo bastante numeroso de gente muy diversa que parecía entonar la misma melodía. Lo cierto es que llegada cierta hora de la mañana, generalmente más allá del mezzo giorno, Jorge o yo cargábamos el capazo al hombro sin preguntarnos nada. Sabíamos que las posibilidades de ser feliz estaban junto al mar y los amigos, que aunque no lo fueran tanto servían para hacer olvidar nuestra por momentos desprotegida situación de inmigrantes recién llegados. Había que caminar bastante para llegar hasta el lugar donde solíamos reunirnos, sin cita previa por supuesto, con los habituales compañeros de sol y playa. Como en ese cafetín de tango donde se mezclaban sabiondos y suicidas, por aquellas arenas se paseaban un montón de personajes diversos sin un destino común, náufragos de un mismo barco con forma de país lejano. Por allí andaban Tina Noguera, la desmesurada, y Néstor Quartino, el viejo, luciendo con la misma displicencia la sonrisa plácida de alguien que está donde realmente quiere estar y su imponente collar de corales y turquesas. Enrique Sturba, siempre algo pampeano, taciturno, descontento, y Massimo Gelli, un florentino que apuraba la vida como si fuera un refresco chutado en vena, eran nuestros amigos-vecinos más cercanos. Guillermo, Ivanna, Patricio, Robustiano y Rodolfo, imposible separar este duetto, Osvaldo, Xonia, Juan Antonio, uno de los pocos naturales de la tierra, aunque con alma de jardinero errante, Daniela H., la inmortal Tatiana, ojalá lo fuera, Diego, Alain, Alex, Pelito Gálvez, Sarita Bosch y "la Sarita", confundiéndonos los géneros, Florence, Lluisa, Andrea, unos fugaces Pichón y Diana, más decenas de otros que prefiero no recordar para que el alma no me duela tanto. En aquellos días de muchísimo sol y muy pocas palabras no aprendí filosofía, sino sencilla y simplemente a vivir en plenitud, despojándome de un buen montón de prejuicios y culpas.
No sé si Ibiza era una fiesta, pero casi podría asegurar que nosotros vivíamos como si lo fuera.
photo : la playa de es cavallet desde el aire

domingo, junio 10, 2007

Domenica de la corriente.

Después de un sábado complicado aunque con un final bastante relajado y amistoso, hoy ya es domingo. No hay nada extraño en este último hecho: suele suceder cada semana. Me levanto a las nueve, dedico un buen rato a la jardinería de apartamento (las plantas van ganado espacio a casi todo lo demás, que es mucho: parte de mi batalla particular contra unas autoridades más preocupadas en dividir para reinar que en plantar para reverdecer). Bastante antes de que den las doce salgo a tomar cafés con una amiga en el Hábaluc nuestro de casi cada día. Hablamos de perros, gatos, personas y árboles. Cuento las últimas novedades en la cada día más trepi-Dante guerra de la Azufaifa entablada por mi apreciada Zbelnu, a la que con absoluto atrevimiento y acertado humor (no tengo abuelas) he rebautizado como San Tita (Can) Cervera de la Bonnemaison. A los posibles difusores de gualichos les digo que lo hemos pasado bien sin exagerar, interesados por lo que nos contábamos aunque sin perder de vista, al menos yo, el variopinto paisaje urbano con su no menos variados especímenes. Entre los más interesantes estuvieron la siempre presurosa azafata de Jesus Christ Airlines, vestida en una gama de azules muy acorde con su ocupación virtual, y una señora mayor de acento murciano y peinado aventado hacia su derecha que llevaba sujeta con la obligatoria cuerda a una perrita caniche de nombre Dana. Según su dueña: "Con dos años es todavía virgen. Yo creo que tiene un problema psíquico... que en realidad es fóbica a los machos". Me atreví a preguntarle si eso a ella le resultaba satisfactorio. "¡Qué va!", contestó. "Yo quiero que lo pruebe todo, como hice yo cuando era joven".
Volví a casa pasando antes por el Palau Robert. En sus jardines hay una exposición homenaje a los diez años de la siempre interesante y muy cosmopolitizada Contra de La Vanguardia. Han reproducido las cabeceras propias de ese espacio del diario, con la foto de los entrevistados más mediáticos y alguna frase que sintetiza toda la entrevista, pero usando un criterio divulgativo realmente digno de mención: por si alguno de los transeúntes, en un alto porcentaje turistas extranjeros, desea enterarse de qué va la historia, los textos fueron traducidos exclusivamente al catalán.

Sigo mi camino por el Paseo de Gracia y al pasar por la calle Roselló instintivamente giro la cabeza para cerciorarme de que ningún vehículo despistado me pase por encima. En todo lo largo de la calle, desde donde estoy hasta la mismísima Rambla Catalunya, no han dejado un sólo árbol. Una muestra del paisaje ciudadano que algunos de nuestros alternativos dirigentes pretenden. Tendrán que mejorar los edificios, porque la caritativa labor encubridora de los antiguos, ya fenecidos, plátanos, ha dejado paso a la visión descarnada de más de un edificio "moderno", no Modernista, que debería avergonzar muy mucho a los desvergonzados arquitectos que los firma(ro)n.

Finalmente llego a casa,"...micaasaaa...", y me encuentro con algunos mails de ese mundo exterior al que muchos de nuestros preclaros próceres actuales parecen no querer asomarse. Desde Australia, una siempre cariñosa Martha Herrera me envía fotos de las inundaciones que devastan actualmente una parte considerable de su país de adopción y la privan de luz eléctrica media hora de cada una. ¿Tendremos tiempo de fabricarnos un bote salvavidas?

martes, junio 05, 2007

gualicho!

Alguien lanzó la palabra mientras veíamos el amistoso partido de fútbol entre las selecciones de Argentina y Suiza. Empataron uno a uno. De ser una telenovela podría haberse llamado "Las amistades aburridas", para qué vamos a ocultarlo. Sin embargo allí estábamos todos, intentando apasionarnos, aunque ellos, los 22 del césped, no lo hacían. También nosotros nos sentíamos entre amigos; cebándonos sin mate, pero sí con choripanes a la brasa, ensaladas criollas -discutimos si además de tomate y lechuga llevaban o no cebolla sin llegar a ponernos de acuerdo: ¡cada hogar es un mundo!- y caseros budines de pan con pasas. De ser suizos habríamos comido otras cosas. Chocolate con leche, vaquitas azules, repostería fina, relojes de treinta euros. Y hablábamos mucho, como solemos hacer los argentinos. Asociando libremente, que por algo en aquel país los psicoanalistan crecen, y se multiplican, de forma más notable que las buenas intenciones. De pronto alguno de los presentes, refiriéndose a un tiro a puerta frustrado, lanzó al aire la palabra "gualicho". Hacía años que no la escuchaba, muchísimos. Para los que no la conocen, desde ya les digo que es inútil buscarla en el Diccionario de la Lengua porque no la recoge. (Me rectifico: está, aunque yo no la había encontrado. Ver comments.) Posiblemente sea de origen guaraní o quechua, rastros de un pasado indígena que los nativos de las pampas húmedas argentinas decidimos no tener. Entrando a Google encontré hoteles y cuevas que llevan ese nombre, pero no una definición coherente. Para que no se queden en ayunas, les acerco la que yo conozco: un gualicho es un encantamiento, una brujería. Se hace un gualicho para enamorar a alguien o simplemente para hacerle mal, y sé que más de un escéptico pensará que son la misma cosa. Lo engualichado del asunto es que después de décadas de no oír siquiera esta palabra, en sólo dos días la oí tres veces por boca de tres personas diferentes. Ahora la pongo aquí por dos razones: recordarla y darla a conocer a aquellos que no sabían de su existencia. Aunque también, lo confieso, es una forma de aventar posibles maleficios, ya que en estos días casi se inunda mi casa, se me aflojó un viejo implante dental pocas horas antes de una cita de importancia y los sangrientos terroristas de ETA anunciaron el fin de esa tregua criminal que nunca existió.
photo : elliot erwitt

viernes, junio 01, 2007

¡lo ganamos!

Ayer se entregaron en la sede de la FAD los Premios Junceda que concede la APIC (Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña).
Loser, flotando con pies de plomo estaba nominada por el excelente trabajo gráfico de Ed sobre un texto del que escribe este blog. Nos dieron el premio (una indudable alegría) y Ed, atento a mi pedido, dejó que me llevara a casa el elefantrofeo azul celeste (creación de Meritxell Durán). Él tiene otro que ganó el año pasado por El pulpo, con texto de Andreu Martin.
Ambos cómics fueron publicados por Bang ediciones en España y por Seis pieds sous terre en Francia.