-Es que yo soy un apasionado de las relaciones.
-¿Públicas?
-Sí, aunque tampoco desdeño las privadas. Si hay gente de por medio, otras personas, vaya, puedo gastarme horas sin hacer nada más que eso: relaciones...
-Bueno, yo no podría decir que no me interesa la gente, pero estoy muy ocupado durante el día... Y en el weekend, ya sabes, se juntan un montón de cosas que no pudiste hacer durante la semana y, bueno, tampoco tienes demasiado tiempo para dedicarle a los amigos...
- A eso voy. A compartir tu tiempo por completo, a darle tu tiempo a los demás sin pensar siquiera en que tienes que mantener una casa, sin preocuparte por tus necesidades básicas, por tu trabajo, tu profesión o tu familia... Hoy, por ejemplo. Comencé la mañana recibiendo a los tipos de la telefónica que se supone venían a arreglarme las conexiones del ADSL...Pues mira, nos enrrollamos a hablar de la teoría cuántica, el ensimismamiento de los investigadores de Palo Alto y los efectos positivos de la reverberación acústica sobre los brotes de soja, un descubrimiento de peso realizado en las comunidades agroecológicas de San Francisco, y olvidé que tenía que pasar por el banco para solucionar un descubierto de 8.000 euros. Mal rollo. Sin embargo, cuando me percaté del olvido ya eran las dos y media de la tarde y el banco estaba cerrado. ¿Qué podía hacer? Como dijo Confucio: Si tiene solución para qué te vas a preocupar, pero si no la tiene, ¿qué sentido tiene preocuparse? Me fuí a comer a la vuelta de casa. Te podría decir que los dueños más que restauradores son amigos, así que cuando terminé con el menú nos tomamos un café juntos y me comentaron que les habían fallado dos chicos en la cocina. La maldita gripe, que sigue haciendo estragos. Nada, que sin dudar ni un segundo me arremangué la camisa y me puse a lavar platos y cacharros hasta las seis de la tarde. No fue ningún sacrificio porque el cocinero es diseñador gráfico en sus ratos de ocio y me estuvo explicando las bondades del nuevo Windows Vitalínea. Un prodigio de la informática que además reduce el colesterol y elimina las arrugas de expresión. Los muy amorosos querían que me quedara a cenar. Imposible, ya que tenía otro compromiso: Renata y su marido querían consultarme respecto al nombre de su primer hijo y yo les había prometido caerme por su casa con el diccionario de la RAE y el Gran Libro de los Sinónimos Castellanos. Fue lo que hice. Parece que finalmente le pondrán Marmota si es niña y Deductivo Racional Inferente en caso de que nazca varón. Mientras abríamos y cerrábamos los libros esperando que el método aleatorio nos diera algún nombre medianamente aceptable, Renata, una apasionada de la música de cuerdas, me enseñó a tocar algunas canciones de Renato Carozone y el último éxito de Figuerola Montalvano: Prendi da qui. Perdona, pero, ¿qué hora es?
-¿Públicas?
-Sí, aunque tampoco desdeño las privadas. Si hay gente de por medio, otras personas, vaya, puedo gastarme horas sin hacer nada más que eso: relaciones...
-Bueno, yo no podría decir que no me interesa la gente, pero estoy muy ocupado durante el día... Y en el weekend, ya sabes, se juntan un montón de cosas que no pudiste hacer durante la semana y, bueno, tampoco tienes demasiado tiempo para dedicarle a los amigos...
- A eso voy. A compartir tu tiempo por completo, a darle tu tiempo a los demás sin pensar siquiera en que tienes que mantener una casa, sin preocuparte por tus necesidades básicas, por tu trabajo, tu profesión o tu familia... Hoy, por ejemplo. Comencé la mañana recibiendo a los tipos de la telefónica que se supone venían a arreglarme las conexiones del ADSL...Pues mira, nos enrrollamos a hablar de la teoría cuántica, el ensimismamiento de los investigadores de Palo Alto y los efectos positivos de la reverberación acústica sobre los brotes de soja, un descubrimiento de peso realizado en las comunidades agroecológicas de San Francisco, y olvidé que tenía que pasar por el banco para solucionar un descubierto de 8.000 euros. Mal rollo. Sin embargo, cuando me percaté del olvido ya eran las dos y media de la tarde y el banco estaba cerrado. ¿Qué podía hacer? Como dijo Confucio: Si tiene solución para qué te vas a preocupar, pero si no la tiene, ¿qué sentido tiene preocuparse? Me fuí a comer a la vuelta de casa. Te podría decir que los dueños más que restauradores son amigos, así que cuando terminé con el menú nos tomamos un café juntos y me comentaron que les habían fallado dos chicos en la cocina. La maldita gripe, que sigue haciendo estragos. Nada, que sin dudar ni un segundo me arremangué la camisa y me puse a lavar platos y cacharros hasta las seis de la tarde. No fue ningún sacrificio porque el cocinero es diseñador gráfico en sus ratos de ocio y me estuvo explicando las bondades del nuevo Windows Vitalínea. Un prodigio de la informática que además reduce el colesterol y elimina las arrugas de expresión. Los muy amorosos querían que me quedara a cenar. Imposible, ya que tenía otro compromiso: Renata y su marido querían consultarme respecto al nombre de su primer hijo y yo les había prometido caerme por su casa con el diccionario de la RAE y el Gran Libro de los Sinónimos Castellanos. Fue lo que hice. Parece que finalmente le pondrán Marmota si es niña y Deductivo Racional Inferente en caso de que nazca varón. Mientras abríamos y cerrábamos los libros esperando que el método aleatorio nos diera algún nombre medianamente aceptable, Renata, una apasionada de la música de cuerdas, me enseñó a tocar algunas canciones de Renato Carozone y el último éxito de Figuerola Montalvano: Prendi da qui. Perdona, pero, ¿qué hora es?
-Yo tengo las nueve y diecisiete.
-Seguimos mañana, querido. Tengo un compromiso impostergable con los vecinos. Es que, sabes, soy el presidente de mi escalera...
-Seguimos mañana, querido. Tengo un compromiso impostergable con los vecinos. Es que, sabes, soy el presidente de mi escalera...