lunes, febrero 26, 2007

infiltrados en babel

estoy contento por los oscars de don scorsese...
amé The Departed, Infiltrados, (ver posts de noviembre) a pesar de sus notables fallos de guión o montaje (no puedo asegurar de qué se trata en realidad) y aunque Babel me pareció una gran película, una bella invención, me atrapó más el mundo terrible y cerrado de MS que el revoltijo angustiosamente oscuro de Iñárritu...

posdata: ¿nadie dirá nada sobre el espléndido trabajo de Adriana Barraza -Amelia, la criada mexicana- en Babel?

domingo, febrero 25, 2007

buenos aires



Fue "La Reina del Plata", "La Capital de las Américas", "La París del Cono Sur".

Presa de la Gran Conspiración Babélica, del crecimiento sin planificación, de la hiperpoblación y la miseria; cautiva de la furia especulativa, los políticos corruptos y la inmigración desesperada, hay zonas donde comienza a confundirse con el escenario de un film catastrofista, parece el pavoroso engendro de una imaginación morbosamente desbordada.


"Mi Buenos Aires querido , cuando yo te vuelva a ver..."
¿Podré reconocerte?
(photos : hernán zenteno, diario la nación)

jueves, febrero 22, 2007

Perdón...¿Enrique?

Hago una dieta que me obliga a comer varias veces al día. Poco cada vez, pero varias veces. Según dicen los que saben es la forma de entretener el hambre, no sentir la necesidad de atiborrarse apenas te sientas frente a un plato de comida, no importa qué o cuánto tenga dentro. Cerca del mediodía me toca una ración de algo y yo he decidido que ese algo tiene que resultarme lo más gratificante posible, así que lo consumo en un lugar que me sea particularmente grato. A la vuelta de mi casa tengo el Hábaluc y enfrente "el hotel tanatorio"; si decido ir un poco más lejos la lista de cafeterías y bares se hace casi interminable.
Sin embargo, y a pesar de que no todos sus camareros son especialmente simpáticos, voy bastante a un Farggi que está flanqueado por dos edificios emblemáticos: la Pedrera y Vinçon. Puedo tomarme un café corto acompañado de un integral de queso fresco sin salirme del régimen, y después trotar, un poco más contento, hasta las cintas y aparatos del gimnasio donde me castigo por haber sido glotón durante los tres o cuatro últimos años. Eso sí, no miro los exquisitos cruasanes de mantequilla porque me producen una forma especial de vértigo que me hace caer de cuerpo entero en la obesidad.
Hoy estaba allí, tomando mi ración de pie junto a la barra para no perder demasiado tiempo, cuando de pronto escuché una voz femenina a mis espaldas que decía algo de un tal Enrique. Me dí la vuelta para enterarme de qué se trataba y encontré muy cerca de mí a una señora de gafas con el cabello entre rubio y canoso recogido sobre la nuca. Llevaba un sombrero de fieltro pequeño color verde musgo y un abrigo del mismo color, todo nuevo, limpio, bien cortado. Sobre el pecho, entre cariñosa y precavida, apretaba una cartera de color marrón más varios periódicos y publicaciones de distinto tipo.
"Perdón", me dijo, "¿usted es Enrique?".
"No", le contesté, mientras recordaba a uno de mis amigos del alma, muerto hace varios años.
La mujer movió la cabeza como si negara algo.
"Siento molestarlo, pero es que quedé en encontrarme aquí con una persona a la que no veo desde hace treinta años. No sé si lo reconoceré... Lo dudo muchísimo. Y yo he cambiado tanto que supongo que él no sabrá que soy la misma de aquella época. Lo siento de verdad, señor. Me da tanta vergüenza molestar a la gente..."
Mientras pensaba "mejor no lo hagas" me ofrecí a preguntar mesa por mesa. No había demasiados señores maduros y entre ellos no encontré a ningún Enrique.
Cuando volvía hacia el lugar donde me esperaba la mujer del sombrero de musgo, una de las camareras me detuvo y llevándome hacia un rincón, al costado mismo del aparador de las comandas, me dijo en voz muy baja:
"No se tome ese trabajo, señor. No encontrará a ningún Enrique, y si lo encuentra no será el que ella espera. Esa vieja viene cada tanto, desde hace muchos años. Siempre con la misma historia. Suponemos que no está muy bien, la pobre."
"Gracias", le dije por pura cortesía. En realidad no me caía nada bien lo que me había contado.
Cuando me acerqué nuevamente a la mujer que esperaba a Enrique ví que llevaba chanclas de andar por casa. "Un detalle doméstico", pensé, y enseguida: "¡Dios mío, qué siniestro!"
Aproveché que miraba hacia otro lado para pasar a su lado sin detenerme.
"¡Suerte señora! Espero que lo encuentre."
Estuve quince minutos pedaleando en la bicicleta estática, pero no pude alejarme de la mujer que esperaba a Enrique.
(photo : richard avedon)

domingo, febrero 18, 2007

Domingueros


-¡Qué duro es vivir!
-Y sí, sobre todo porque estar muerto no es ni siquiera semiblando... ¡Como no te enteras! Aunque te diré: si piensas en los detalles y te imaginas -un absoluto delirio, por supuesto-, que como finado podrías darte cuenta de todo lo que está pasando a tu alrededor, ¡vaya mal rollo!
-No entiendo demasiado bien qué me quieres decir...
-Es que, bueno, tú sabes que yo soy algo agnóstico, bastante poco creyente... Quiero decir que para mí los hombres son como los gatos o los cocodrilos: puede ser que tengan alma, ni siquiera entro a discutir semejante cosa, pero en general no se manifiesta una vez sus dueños, tutores o arrendatarios han estirado la pata. Muerto el perro se acabó la rabia... Y muerto el cuerpo, diría yo, se acabó lo blando y lo duro, lo salado y lo dulce, lo negro y lo blanco...más todos los demás matices.
-Hablando de otra cosa: ¿viste el último episodio de "Anatomía de Grey"?
(ilustración : john baldessari)

sábado, febrero 17, 2007

enero de este año


Él dice que no le gusta mucho España; que cuando estuvo en Cádiz le tocaron un silbato para que saliera de la playa porque llevaba un bañador pequeño de "stretch" comprado en Francia.
(En Paris supongo, porque así como Buenos Aires es para los porteños toda la Argentina, cuando decimos Francia estamos hablando siempre de la Ciudad Luz)
Sin saber qué decir, yo le digo: bueno, pero es Andalucía...ya se sabe...
Y él dice: no, que es toda España, que también me pasó algo parecido en Mallorca, que no me dejaban estar en la playa porque mi bañador -malla dice él- era escandaloso...
Entonces se me ocurre preguntarle: ¿cuándo fue eso?, a lo que él responde muy suelto de cuerpo que en los años cincuenta; "cincuenta y seis", precisa.
Frente a esta respuesta no habría que haber dicho más nada, pero como soy un bocazas que no tiene un ápice de diplomacia, voy y le suelto: ¡querido! han pasado cincuenta años ¡cinco décadas! ¡la mitad de un siglo! Me mira atónito, como si yo estuviera descubriéndole el paso del tiempo y con él los impresionantes cambios que esos tiempos pasados nos trajeron a todos.
Comemos un trozo de pizza sin intercambiar palabra, pero él parece no soportar demasiado el silencio, porque poco después habla de su madre como si estuviera viva: es escorpio como vos, me dice, ahora estaría por cumplir 107 años...
Bastantes más que yo, pienso, esta vez en silencio.
Se murió hace unos ocho, con 99, acota él, y después, sin que venga demasiado a cuento, o sí, ya se sabe que el inconsciente suele seguir caminos muy particulares, inmediatamente después, digo, me cuenta de cuando a los 9 años lo llevaron por primera vez al teatro, a ver una obra escrita, o ideada, -no lo recuerda bien, o al menos no lo precisa demasiado- por Nini Marshall, alias Catita, una conocidísima comediante argentina ya fallecida. En aquella obra la actriz, transformista excepcional, interpretaba un montón de personajes distintos, tantos que al volver a su casa, mi amigo, que había decidido transcribir todos los diálogos para no olvidar ni una frase de aquella trascendente representación, se vió en la necesidad de eliminar unos cuantos de aquellos personajes que tanto lo habían fascinado.
"Yo no tenía la capacidad interpretativa de la Marshall", me aclaró, "y como mi intención era representarla para toda mi familia... Creo que allí descubrí que el teatro era lo único que me interesaba en la vida".

Cuando lo dejo pienso que tal vez no volvamos a vernos: desde nuestro anterior encuentro en Buenos Aires habían pasado trece años. No hay ninguna seguridad de que los dos lleguemos tan lejos como su madre. También se me ocurre pensar que hace algun tiempo yo no tenía amigos de 73 años. Esa edad solían tenerla sólo los abuelos de mis amigos.
(ilustración color : niní marshall por alfredo sabat)

viernes, febrero 16, 2007

partid@s


Ayer por la mañana el sobrino de Jorge volvió a alejarse de nosotros...
Los puntos suspensivos indican que detrás de la frase hay un silencio, una pausa, una circunstancia atenuante, la sombra de una duda, una nube pasajera que en muchos casos se queda allí mismo, sobre, dentro, en medio de nuestra cabeza, sin permitirnos acabar la idea que empezamos a enunciar (enunciar es una palabra idiota, una equivocación del diccionario: "venga, vamos, en lugar de borrarla, que me cuesta un verdadero huevo, ¿qué te parece si te inventas una acepción y la dejamos como está?" Y el otro, el semántico, se dijo "le diría que no, sólo para joderlo al muy cabrón, perezozo de mierda, pero en realidad es una buena forma de alimentar las neuronas, un reto para mi inteligencia" y, sin pensar más de un instante, se sacó de la manga algo bien diferente a aquella otra, "anunciar", aunque con parecidos razonables: "Enunciar es expresar una idea de forma breve y sencilla". "Joer, tío", dijo el que escribía, llamado también Escriba, "si has sido más rápido tú que la tinta. Eya entuavía no sea secao". Al día siguiente los bandos municipales anunciaron con bombos y platillos la creación de una nueva palabra, y el edil, entrevistado por la cadena de radio "ToBe", la más oída del reino, dijo estar orgulloso de que entre sus conciudanos hubiera gente tan capacitada y sensible como el lingüista Fulano, "que nos ha legado una palabra super necesaria para el desarrollo social y síquico de cualquier persona medianamente alfabetizada". Los programas televisivos de la tarde parecían haberse puesto de acuerdo. Ana Marirosa, Veronica Ladeada, Virgencita Subidón y el inigualable Igor Delaburra comentaron las palabras del edil diciendo cosas como: "un cálido y democrático enunciado", "un enunciado sensible como la mismísima nueva palabra", "¿has visto qué enunciado tan majo el del edil?" y "¡vaya pedazo de enunciado!.
No lejos de allí, Al Ërgis de Betún, semántico también, aunque menos carismático y más lento que las tortugas del Titicaca (sí, aunque no lo creáis, las tortugas son plaga en ese recóndito lugar de Sudamérica), se vió corroído por la envidia, y después de romper todos los espejos, se dedicó a pensar una palabra que pudiera hacer sombra a esa que todo el mundo encontraba tan inspirada. Ni onunciado, ni inunciado, ni ununciado tuvieron el más mínimo éxito, a pesar de que el mismo Al Ërgis se ocupó de escribirlas por todas las paredes de la ciudad con gruesos caracteres negros. Fue tal su desazón -bonita palabra de ambiguo sabor- que decidió hacerse analfabeto. Pocos años después ganó las elecciones para ponerse al frente del joven Ministerio de Cultura.


¿Y el sobrino de Jorge? Ya está en su pueblo, contando acaloradamente sus andanzas europeas. A nosotros nos dejó un pedazo de ausencia sobre el viejo sillón de pana marrón chocolate que yace semi abandonado en el vestíbulo de casa.


jueves, febrero 15, 2007

dreams and nightmares

hay quienes sueñan con paraísos y príncipes encorcelados y quienes sueñan con viajes a lugares exóticos en compañía de yates, aviones y coches de lujo, cargados a rebosar de turgentes bellezas internacionales... yo sueño con lugares horribles de los que me cuesta salir, habitados por gente indiferente que parece no verme ni oír mis pedidos de auxilio y otra aún más monstruosa que sólo pretende hacerme daño...
los que saben de esas cosas del alma aseguran que los sueños suelen ser compensatorios, por tanto me despreocupo, abrazo mi almohada más mullida y me introduzco de un salto en las profundas y oscuras aguas de morfeo.

mañana será otro hermoso día.

lunes, febrero 12, 2007

shakespeare, prada y la hathaway







no sé si debiera publicar esta entrada... me criticarán, lo sé... yo fui un devoto del cine de autor -Dreyer, Bergman, la nouvelle vague, Bresson, Wajda y todos los polacos de los sesenta, El arpa birmana y Rashomon, Lars von Trier y Marayamoto Chiang-, entonces, ¿cómo he podido caer tan bajo?
¿Acaso alguno de ustedes ha oído hablar de "El demonio, o el diablo, viste de Prada"? Pues la ví anoche en el salón de casa. Es un cuento de hadas con un final amargamente feliz, al menos para los que ya sabemos de qué va el mundo "literario". Por allí anda esa gran antipática y mejor actriz, la muy oscarizada Meryl Streep, en plan diosa del periodismo de modas: ácidos diálogos y ropita de gran estilo, buenas vistas de Nuyork y París y un Stanley Tucci de mis amores haciendo de gay a lo Boris I... Ningún conflicto étnico ni parental, sólo un planteo sobre la ética en el trabajo que se resuelve en plan bondad y nos hace pensar qué hubiéramos hecho nosotros frente a tamaña disyuntiva... y un hallazgo que espero dé para más: Anne Hathaway(photos), lo mejor para quedarse colgado mirando desde la (des)aparición de Audrey Hepburn. Esta chica americana se llama como otra inglesa a la que según parece amó Shakespeare; tanto como para dedicarle alguno de sus preciosos sonetos. Sus compatriotas, tan conservadores ellos, conservan de forma impecable su precioso cottage (photo).

También ví "The Queen", pero no me interesó nada lo que le pasa a toda esa gente tan atildada.

viernes, febrero 09, 2007

caminito

Me encuentro a tomar café con mi buena amiga Pilar en lo que he bautizado "el tanatorio": el aterciopelado bar de un hotel cercano a casa donde te atienden muy bien y no cobran con exceso; son buena gente, aunque han errado muchísimo con la decoración, una extraña mixtura de Tim Burton navideño con Courtney Love-viuda reciente y París Hilton en rebajas de otoño-invierno.
La Sigurny de los Pilares me dice que soy muy egocéntrico, que en mis blogs sólo hablo de mí, que generalmente se va de ellos furiosa, escapando con un golpe de tecla de mis reiterativas historias concéntricas...¿qué puedo hacer? ¿dolerme por las desgracias de este mundo? ya pagué mi cuota karmática de amor al prójimo hace unos cuantos años, cuando todavía tenía fuerzas suficientes como para hacerlo... ¿podría interesarme por los vaivenes políticos o los desastres ecológicos? hay tantos haciéndolo con más o menos fortuna, con mayor o menor interés, que no me atrevo a incluír mi voz, tan poco correcta hasta para mí mismo, entre el chirriante vocerío general... ¿debería hablar de los amigos? a veces lo hago, aunque debo reconocer que siempre desde mi visión personal -¿qué otra puedo tener?-, teñida de subjetividad y a(hu)mores momentáneos...

Por tanto seguiré como hasta ahora, fantaseando con caminar junto a Lou Reed por el lado salvaje de la vida, aunque con el fondo musical de Frank Sinatra y Robbie Williams susurrándome, uno en cada oreja, el My Way de toda la, mi, vida.

domingo, febrero 04, 2007

puccini en girona


nos invitan a pasar el fin de semana en una masía de Girona, muy cercana a un pueblo de piedra que se llama Monells...vamos en coche, y para hacer camino compramos la versión de La Bohème de Puccini -paisano de mi padre, nativo de Lucca- que acababa de poner a la venta el diario La Vanguardia en su colección de óperas famosas: diez euros de nada...

todo el camino escuchando a Victoria de los Ángeles cantando el rol de la frágil Mimí como se supone deberían hacerlo sus homónimos; ¡una joya!, no taxi, que diría el, en estos momentos parisino, sobrino de las pampas...


y Monells? un pueblito medieval donde la gente parece relajada y tranquila, con una plaza muy bien diseñada y perfectamente conservada/restaurada: piedra, luz y verde, perros y gatos paseándose al sol, café con leche (riquísimo!!!) y delicioso pan entomatado con queso y jamón del país...


estoy disfrutando todavía de tanta belleza, así que más tarde, cuando haya digerido bien lo que he devorado con todos los sentidos, seguiré contando cómo se puede ser feliz sin recorrer largos caminos...


aunque no espero ni un segundo más para darle las gracias a Joan S.-inteligente, gran conversador, inagotable anfitrión- por enseñarnos con tanto afecto el lugar que lo acoge.
(photo : bertini)

viernes, febrero 02, 2007

otro diálogo

Eres una parte tan importante de mí, que cada vez que digo "te quiero" mi vanidad se estremece.

(del libro amorimás, ed. emboscall, 2005 / photo : rudolf nureyev y cecil beaton por david bayley)