sábado, mayo 31, 2008

soñar cuesta un zarpazo

Soñé que convivía con una leona. No era un león, no. Lo único que puedo asegurar del sueño -ya se sabe cuánto nos mentimos, fabulamos, ocultamos y a veces hasta develamos en ellos- es el género del animal. Al menos el que yo le atribuía. Era una leona, sin ninguna duda, y andaba por la casa como lo hace mi gato Federico: a su aire, deslizándose por momentos como una sombra, pendiente de lo que hacen sus mascotas bípedas de gran tamaño; o galopando de un extremo a otro del apartamento cuando quiere llamar la atención o está jugando con vaya a saber qué fantasmas que solamente él percibe. En el sueño, mi sueño, me gustaba ver a la leona entrando y saliendo de las habitaciones, acercándose a mí con su pelambre rojiza y su musculatura elástica y sobona, pero al mismo tiempo me intranquilizaba de una manera inexplicable aquella enorme presencia con garras y colmillos. Una auténtica tontería sentirse intranquilo por algo que convivía desde siempre conmigo. Finalmente era, como yo, un mamífero carnívoro. En la vigilia siempre he convivido con gatos, y en más de una ocasión, visitando zológicos o mirando documentales sobre la vida salvaje, he fantaseado con la posibilidad de abrazar a un felino de gran tamaño.
No se si después pasó algo más con la onírica felina doméstica. Cuando me desperté en mitad de la noche, no recordaba ningún otro detalle de lo que supuse sin ninguna duda un sueño. Sentí sed. Fui caminando descalzo hasta la cocina, mientras rogaba no pisar nada vivo ni húmedo ni pringoso. "Algo como un miembro humano arrancado de cuajo", me susurró al oído ese personajillo molesto que todos llevamos dentro. No ocurrió nada de eso y mis pies siguieron a mis piernas paso a paso hasta llegar a su destino. Abrí la nevera y busqué alguna bebida fresca. Tenía sed, si, pero no una sed de agua sino una sed golosa. Zumo de zanahorias y naranjas de la marca Granini. Bebí un buen trago desde la botella. Apagué la luz de la cocina y toda la casa quedó a oscuras. Fui tanteando hasta la cama y me arrojé sobre ella. No estaba solo. Ya no estaba solo. Me abracé a aquella mole palpitante, cálida, amistosa y, sin temores ni recelos, cerré los ojos. Recién esta mañana al ducharme descubrí un zarpazo en mi espalda.
photo : publicitaria, del actor Christopher Meloni

lunes, mayo 26, 2008

una (EURO)VISIÓN personal

El sábado nos quedamos en casa para ver Eurovisión. Vinieron amigos, tres, con tartas y empanadas de distinto tipo. Nosotros pusimos macedonia para estar a tono con el certamen. La votación casera anduvo por el lado de los ucranianos, aunque el chico de Israel, prohijado por Dana International, la ganadora transexual israelí de 1988, conmovió bastante nuestras retinas sin dañar nuestros oídos. Ganó la canción rusa, tan extravagante como el Chikilicuatre de origen catalán, aunque en estilo Teatro Bolshoi, con patinador rubio, violinista sinfónico y Stradivarius de cuatrocientos años. Como se trata de un concurso y además no soy modesto, me anotaré dos puntos. Cuando casi al terminar su canción, el ruso comenzó a desprenderse la camisa, comenté: "Este chico tiene muchas ganas de desnudarse..." ´Hoy me enteré que su lanzamiento en el mundo del "show business" fue a través de unas fotos donde aparece cubriéndose las partes más íntimas con un casco de moto color rojo. One point. Memorioso auditivo, creí encontrar parecidos más que evidentes entre la canción ganadora interpretada por el nudista Dima Bilan y alguna muy popular de otra época. Cacho de pan: two points. Resultó ser un tema de Cat Stevens, un cantautor de éxito que cuando su carrera comenzaba a declinar decidió convertirse al musulmanismo, abandonando el mundanal ruido pop. La canción de Cat se llama Wild World, Mundo Salvaje. La ganadora de Eurovisión Believe, Cree. Con sólo pulsar sobre los títulos aseguro un sinfín de emociones muy variadas, además de unos minutos de sano y alegre entretenimiento. No está nada mal para empezar una semana sin demasiados alicientes.
ilustra : foto promocional de Dima Bilan (gracias, giosafat)

Una larga y triste posdata: Ha muerto Sidney Pollak (1935-2008). Además de que ninguna de sus películas, aún las menos conseguidas, me defraudó totalmente, dirigió algunas tan especiales e inolvidables para mí como ¿Acaso no matan a los caballos?, desoladora imagen de una sociedad en crisis, la divertidísima Tootsie, o Los tres días del Cóndor, donde, además de mantenernos prendidos de la pantalla durante todo su metraje, nos explicaba el porqué de muchas guerras en menos de diez líneas de diálogo. Fue también productor y actor -tan inquietante como precisa su aparición en Eyes Wide Shut, el último film de Kubrick-, logrando, en esta última faceta de su trabajo, convertirse siempre en el personaje que interpretaba, al punto de hacernos creer, como en Maridos y mujeres, que realmente era un señor de la calle, amigo del director, que se había metido en el film a contarnos parte de su vida porque Woody Allen se lo había pedido expresamente.
Si al menos pudiera decir(me), y decirle, "que en paz descanse"...

viernes, mayo 23, 2008

Matthew Pillsbury

Nació en Neully, Francia, aunque su nombre pueda despistarnos. Tiene apenas 34 años y muchas de sus fotografías ya forman parte de las colecciones de algunos de los mejores museos del mundo. Se interesa por el paso fugaz de nuestros cuerpos sobre un paisaje caníbal que nosotros mismos, con tanta ingenuidad como desparpajo, hemos ayudado a crear. Retratos de inquietud y soledad, donde las imágenes de los omnipresentes televisores se desvanecen, convertidas también ellas en fantasmas pasajeros. Sus interiores rebosan de objetos inmóviles, momentáneamente inútiles: cáscaras de atrezzo soldadas entre sí, yacimientos de tesoros arqueológicos donde futuros investigadores intentarán develar los misterios de una cultura desaparecida. El exterior es un desierto de luces cegadoras, un firmamento inalcanzable de soles fragmentados y falsas estrellas titilantes con vocación publicitaria. Porque sus imágenes son lo más opuesto a la carnalidad y el sexo, Matthew Pillsbury merece ser la estrella de esta semana tan cargada de sobredimensionados, casi amenazadores, "símbolos fálicos".

martes, mayo 20, 2008

el TAMAÑO como importancia


Cuando vi por primera vez en directo las obras del Bosco en el Museo del Prado, me asombró su tamaño. Suponía que aquel abigarrado conjunto de seres extraños en situaciones y actitudes de lo más extravagantes, necesitaban de un espacio más amplio para realizar su juego. Hieronymus Bosch era un obsesivo artesano que prefería las dimensiones reducidas cargadas de significaciones. Sin embargo su obra, para ser entendida, necesitó del acercamiento de las cámaras, de la ampliación que hicieron de cada uno sus detalles los estudiosos en la materia, de la contundencia explicativa de los primeros planos, mucho menos evidentes en las pinturas originales que en las reproducciones impresas lanzadas al mundo. ¿Tendrían el mismo impacto el David y el Moisés de Michelangelo Buonarroti si su estatura fuera la que muestran sus clónicos souvenirs, adaptados a las maletas y las estanterías de cualquier turista de clase media? ¿Viajaríamos hasta Nueva York para acercarnos a la Estatua de la Libertad o nos desplazaríamos a París para conocer de cerca la Tour Eiffel si estos grandiosos monumentos tuvieran dimensiones "normales"? Si la bella y colorida torre Agbar diseñada por el arquitecto Jean Nouvel fuera dos o tres veces más alta, ¿no se hubiera convertido en un icono mundial capaz de atraer por sí sola a millones de turistas? Aunque resulte molesto reconocerlo, el tamaño de ciertas cosas importa mucho, máxime cuando son utilizadas para su exhibición pública.
Taschen, la editorial que convirtió el Arte con mayúsculas en un artilugio próximo a cualquier persona interesada por él, se ha propuesto hacer lo mismo con otros productos e imágenes igualmente simbólicas, aunque despreciadas hasta ahora por su carácter presuntamente vulgar, escatológico y/o pornográfico. Sex to Sextie, Vanessa del Río, The Big Book of Breasts, Robert Crumb’s Sex Obsessions o Tom of Finland - The Complete Kake Comics, son algunos de los últimos títulos de esa ya nutrida colección de arte alternativo. Last but not least, ahora toca darse un paseo visual por 400 ejemplos XXL de esa porción tan idealizada como denostada del cuerpo masculino, al que muchos, en un intento de dulcificación algo ingenuo, han llamado con diminutivos cariñosos e infantiles, al mismo tiempo que otros con más ambiciones le atribuían características marinas, zoológicas o arquitecturales, sin darse cuenta de que, al margen de su mayor o menor talla, se trataba, simple y llanamente, de un pene. (Dedicado a Tina N., que sabe mucho de estas cosas.)

Posdata: aquello/as que no teman ver herida su sensibilidad con la exhibición de fenómenos paranormales, pueden pulsar sobre la dirección siguiente. Allí la experta Dian Hanson les explicará con lujo de detalles los pormenores de este libro.

sábado, mayo 17, 2008

El Melga a la distancia

“Querida mami, hoy es 28 y estamos por llegar a Santos. Son las 10 de la mañana. Estoy sentado en la popa del barco escribiéndote. El viaje es hasta ahora sensacional. Apenas zarpamos vimos Bs. As. por última vez y era tan emocionante que no te lo puedo contar... tenés que vivirlo”. Esta fue la primera carta que recibió la madre de Daniel cuando este decidió dejar Argentina para radicarse en Barcelona. Iba a cumplir los veintiséis años en otro país, acompañado por Marcelo, un estudiante treintañero de psicología capaz de soportar sus desmesuradas muestras de talento, pasiones y sentimientos. Yo no podía seguir su ritmo; me sentía avasallado por aquella vitalidad desbordada, por su creatividad sin controles. Recién ahora me doy cuenta que nuestra relación, llena de anécdotas de todo tipo, no duró en realidad más de cinco o seis años. Años infinitos, de un material incombustible al tiempo. Nos habíamos conocido en la calle Florida a fines de los años sesenta. Aquella tarde grisácea de otoño tres artistas pop nacionales habían decidido imitar el gag central de una trepidante comedia de George Cukor y Judy Holliday, La rubia fenómeno (It should happen to you), colgando un gran cartel publicitario donde aparecían sus fotos, cruzadas por una leyenda que preguntaba "¿Por qué serán tan geniales?". Yo era un joven militante de izquierda cargado de prejuicios sociales y bastante desprovisto de humor. Hice un comentario en contra de "esos niños bien con pretensiones de artista" y Daniel, que andaba por allí cargado de libros y carpetas, lo cazó al vuelo. Nos insultamos un buen rato, con palabras gruesas y auténtica furia, sin embargo poco después estábamos tomando café en el desaparecido, aunque siempre recordado, café "Augustus". Allí, con su habitual, avasallador atropellamiento, cargado a partes iguales de ternura, agresividad y timidez, terminó confesando que ya me tenía visto en los dos o tres bares supuestamente intelectuales de la zona, y que, al margen de sus opiniones, en todo contrarias a las mías, y a la violencia que le producían mis comentarios de "pequeño burgués pretencioso", estaba especialmente contento, ya que aquel día se le había presentado al fin una posibilidad de entablar conversación conmigo. Nos hicimos amigos porque era necesario que fuera así. Mi vida era tan afable y ordenada como la casa en que vivía. Su aparente desorden generaba obras plásticas espléndidas a las que siempre encontraba deficitarias. Decía que mi compañía era terapéutica, que lograba sedarlo, y yo encontraba su apasionamiento, a veces difícil de aguantar, repleto de resplandeciente verdad. Ambos, cada uno a su manera, odiábamos por igual la hipocresía, la mediocridad y la injusticia. Tal vez por eso nos desnudábamos en las fiestas más concurridas, produciendo deserciones masivas de los invitados más burgueses y algún que otro comentario gratificante de aquellos que de verdad nos interesaban. Una anécdota que los despistados -o rácanos- de siempre, atribuirían con los años a Manuel Puig, un ser tan talentoso como incapaz de sacarse la corbata fuera de su casa. Ayer, buscando más información sobre el último Premio Nacional de Fotografía, un señor sin ningún valor estético remarcable, dedicado a retratar con nauseabunda perversión animales muertos, ¿o asesinados?, envueltos con todo tipo de cintas, hilos, trapos, y arbitrariamente rodeados de pigmentos de colores, encontré un retrato-acuarela de mi amigo Daniel realizado por la fotógrafa Ouka Lele. Nunca nos había hablado de ello. Supongo que el hecho de ser él el personaje retratado quitaba toda importancia a la obra. Se lo envié inmediatamente a su madre, María Teresa, y ella, para retribuir esta nueva imagen del hijo perdido, me envió una sucinta biografía de Daniel, lo primero que ha escrito con el ordenador regalado por una amiga. Es un texto magnífico, tan auténtico como Daniel, al que todos llamábamos "el Melga" o "el Melgarejo". Con la resaca del vertiginoso abril prolongándose en mayo, había olvidado que mi amigo cumplía años el día 7 de este mes. ¿Cómo era aquello de la escritura recta, o justa, con líneas torcidas? Pues exactamente eso.
Photo : Daniel Melgarejo por Ouka Lele.

jueves, mayo 15, 2008

alrededor del blog

Anoche tuvimos la mesa redonda sobre el blog. (Si buscas en actividades realizadas podrás ver nuestras caritas) Fue en el Aula de Escritores de ACEC, la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña. Un encuentro agradable con buenos viejos amigos y algunas apariciones estelares del mundo blogger barcelonés. Lokita, Letra perpleja, Frikosal, Tres musas, Gisella -todos linkeados entre los habituales- vinieron a apoyarnos con su cálida presencia. Después de las intervenciones de Jorge Chapuis, Isabel Núñez y Vanessa "Objeto A", sólo un momento antes de las preguntas e intervenciones del público -estuvimos reunidos allí hasta casi las diez de la noche- leí el texto que había escrito ayer mismo, mientras trataba de recuperarme de una noticia tristísima: la muerte, temprana y dolorosa, de Rosa María Segalés. Sobre el blog y otros embolados
La vida es sorprendente si uno permite que lo sea.
Hace año y medio vino a casa Georgina Roo para festejar mi cumpleaños y me trajo como regalo la receta para la hechura de un blog. En estos momentos estoy llevando cuatro de estos inventos y hasta me atrevo a hablar de, sobre ellos, con todos vosotros.
Cuando las relaciones eran más ingenuas, o tan sólo más forzadas, solían preguntarte de sopetón, como para abrir boca: ¿y tú a qué te dedicas? Ahora pasa algo parecido cuando te piden que sueltes el currículum. Suelo decir que soy dibujante y escritor sin saber nunca el orden que ocupan esos factores, un detalle que seguramente no altera esa suma de cosas que voy siendo, en distintos momentos y a medida que vivo.
Sin embargo a esta altura de mi tiempo puedo decir que me siento básicamente un narrador, o sea: alguien que mira, observa, desmenuza con los ojos, para después trasladar aquello que ve a otra forma de imagen o simplemente intenta traducir esa observación previa al diálogo cotidiano, a la palabra hablada.
En mis años adolescentes muchos parientes solían pedir que les contara las últimas películas que había visto. Decían que lo hacía con precisión y gracia, enfatizando detalles que no eran muy evidentes a simple vista. Esa opinión no era unánime, por supuesto. Siempre estaban los Otros por antonomasia, esos primos antipáticos que detestaban mis cuentos porque me encontraban fabulador, mentiroso, exagerado, barroco.
La palabra escrita fue, más que el resultado de una búsqueda, el producto de un afortunado accidente. Sí: la vida es sorprendente.
Con mi compañero y socio de vida compramos un ordenador para trabajar en gráfica y cuando el aparato entró en casa descubrí que aquello era lo que siempre había necesitado para escribir. Casi no hacía ruido, tenía luz propia y si te equivocabas no gastabas resmas y más resmas de papel ni llenabas de molestas miguitas de goma de borrar toda la mesa de trabajo.
Como soy bastante enemigo de las profundidades pero también lo soy de las alturas excesivas,
-la claustrofobia y el vértigo ocupan espacios bastante notables dentro de mis síntomas-
suelo saltar de tema en tema, de situación en situación, sin quedarme demasiado en ninguna.
No es algo que me preocupe.
Para decirlo de forma metafórica: si estoy mirando un cielo de incomparable belleza y un ángel se posa sin aviso previo en una rama cercana, mis ojos, y mis pensamientos, abandonan aquellas nubes sonrosadas para ir rápidamente hacia estas alas en reposo.
La escritura y el ordenador están relacionados conmigo, y en mí, de forma muy directa.
Escribo desde siempre, aunque sin pretender nada, perezosa y pausadamente.
La literatura exige sacrificios muy variados. No es bueno entretenerse mucho tiempo con otra gente ni acudir demasiado a saraos, vernisages y/o banquetes.
Se hace imprescindible sacrificar los vuelos innecesarios y quedarse en la jaula, picoteando teclas. No puedes bailar ni cantar mientras escribes y el simple hecho de ir al cine, ver un poco de televisión o leer novelas ajenas, puede entorpecer de manera notable tu laboriosa tarea narrativa.
Por el contrario, un post requiere el tiempo justo de tus ganas. Como no cobras entrada puedes decidir cuántas líneas durará el espectáculo. Como no tienes más patrones que tu conciencia, decides si aquel día habrá o no un nuevo escrito en tu página. Además, y esto es un verdadero lujo, puedes elegir desde el formato de tu entrada hasta quién ilustrará visualmente tus palabras. En un año y medio, por las mías han pasado fotógrafos y artistas plásticos tan reconocidos como Henry Matisse, Diane Arbus, Torres García, Annie Leibovitz, Irving Penn, Horacio Coppola, Horst P. Horst, Francesca Woodman o Nicolás de Stael.
Gran parte de mi vida he trabajado como ilustrador de diarios. En ellos no hay tiempo para la duda ni el arrepentimiento: te encargan un dibujo hoy y mañana mismo lo ves publicado. Me gusta afrontar ese riesgo: crecer en la acción, aprender con los aciertos y las equivocaciones. Nuestro trabajo creativo se desprende de nosotros una vez publicado, nos obliga a verlo con ojos nuevos, ajenos, extranjeros.
Y llegado a este punto, que en realidad es llegar a ninguno, tomo conciencia de que llevo escritas tres páginas. Suficientes para que tengamos tiempo de dialogar alrededor de este nuevo fenómeno. Demasiadas para el post que colgaré mañana.
ilustra : pintura de Gun Wei

martes, mayo 13, 2008

del bloQUEo al bloGUEo

MIÉRCOLES 14 DE MAYO A LAS 19.30 HORASen las Ventas del carrer Canuda, (calle Canuda 6, quinto piso)
a pasos del Mercado de la Boquería:
Vanessa Lakhan, "la Pequinesa"
Isabel la Pletórica, "Madona der Guadarquiví",
Catxo Centeno y Espelta, "er kiler"
y Jorgillo de los Chapuis, "er Mesié"
Un espectáculo completo,
con capea, paseo y banderillas:
LIDIANDO AL BLOG
Sol y Sombra al mateix preu: ¡GRATIS!
¡MIÉRCOLES 14 DE MAYO A LAS 19.30 HORAS!
¡no se us perdáis!
ilustración : anónima, extraída de la red

viernes, mayo 09, 2008

En el nombre de la "Rosa, Rosa"

Me llaman de Gualeguaychú, Corrientes, para preguntar por qué no he colgado el post semanal de la Estrella. ¿Cómo explicarme? Últimamente la historia, esa mía personal, con minúsculas, está resultando de lo más ajetreada y viajera. No atravieso las fronteras de Cataluña, todo hay que decirlo, pero para mí, tan afecto a la vida casera y al dolce far niente, tanto movimiento trasvasador intercomarcal acaba por quitarme hasta las ganas de teclear. Como hoy llueve, poniendo fin a esto que hace unos días denominé "primavera seca" -una imagen que impresionó gratamente a Zbelnu-, me quedaré en casa haciendo unos dibujos sobre el Informe Pisa. Me encanta trabajar por encargo, así que no sufráis por mí. También se hace necesario aclarar que esta estrella de la semana estará con vosotros por muy poco tiempo. El necesario para que pueda verlo Rosa, la encantadora empleada de Au nom de la rose, una tienda empeñada en sorprendernos con esa flor que tanto conocemos. Por ello, y por ella, vagan también por aquí las fragancias de Rosalía de Castro, Amancio Prada, el omnipresente Borges e, imposible olvidarlo, Umberto Eco, que reconoció haberse inspirado en el porteño Jorge Luis y su poema El Golem para escribir un libro que, casi con seguridad, ha vendido muchos más ejemplares que toda la obra completa del bibliotecario ciego de la bonaerense capital argentina.
Los dejo con Sandro de América, el Gitano. Han pasado cuarenta años desde estas imágenes y posiblemente su erotismo a lo Elvis resulte algo descafeinado, sin embargo llevaba con soltura los pantalones pata de elefante, y atreverse con los jabots después de desmentir una y otra vez sus supuestas inclinaciones homosexuales, tenía bastante mérito.
photo : retrato de Borges por Diane Arbus

lunes, mayo 05, 2008

in giro per Girona

Lo que hace unas horas fuera viernes 2 de mayo de 2008, ya es parte del (mi) pasado. Desde ese día hasta hoy, hasta este mismo momento en el que escribo, han pasado segundos, minutos, horas y, junto a todo ese tiempo, también pasaron un buen puñado de cosas agradables. Trato de recordarlas sin proponerme un orden demasiado preciso: el viaje en coche atravesando una verde y plácida Girona con música del recuperado Ray Orbison, ese desafortunado rockero que te hace bailar con los brazos si tus piernas no pueden hacerlo; el desayuno tardío en la plaza de Monells (buenísimo, recomendable); la llegada a la masía de J., con el dueño de casa esperándonos en la puerta mientras R. dormía una siesta intempestiva de la cual se levantó con excelente humor e impactante peinado "deux visages"; la habitación azul con su ventana al campo y las lagartijas que hasta un segundo antes ocupaban resquicios del vano escapando presurosas de nosotros, tan precavidas como ignorantes de cuánto se las quiere por este lado de la frontera; la comida nocturna en un restaurante ampurdanés y el despertar con té de rosas "made in france"; las interminables conversaciones alrededor de las diferentes mesas que supimos compartir, tirados de cualquier manera sobre el césped sin cortar o reclinados sobre las hamacas de tela blanca a un costado de la gran piscina rectangular que nadie se atrevió a usar ("corre una brisa ligeramente fría"); todas esas sabrosas, disparatadas, envolventes, divertidas charlas de este fin de semana gironense. Este bondadoso Abril me envolvió en un sayo de atercipelado paño. Parece que mayo no me obligará a quitármelo. El jueves anterior por la noche nos habíamos acercado hasta Masnou para oír la guitarra de un argentino viajero, Federico Parducci (La Diabla dúo), homenajeando a Atahualpa Yupanqui. En algunas canciones lo acompañaba un hijo violinista medio barcelonés llamado Nicolás. Resultó ser un dúo singular, de particular belleza. Una pareja de hecho funcionando tan bien o mejor que las más tradicionales. Al final del concierto, envalentonados por nuestros sinceros, emocionados, merecidísimos aplausos, se atrevieron con el Gracias a la vida de Violeta Parra. Pues eso: gracias a la vida.

fotos de dante bertini

viernes, mayo 02, 2008

algunas estrellas para este fin de semana

esta película es una delicia y en este making of (pulsar abajo)
aparecen algunos de mis favoritos de otra época: Vincente Minelli, Leslie Caron, Nina Foch, Gene Kelly. Si el adelanto os gusta mucho y todavía no la habéis visto, podéis correr a alquilarla. Me voy, por unos pocos días, "a las afueras" de Barcelona.