"Para el arte me gusta el drama, para la vida, la comedia."
Lo dijo por radio la rolliza, robusta, rotunda Alaska, demostrando que no todo en su vida es retozar por saraos y vestirse con animal prints.
Yo matizaría diciendo que si bien el drama da mucho juego a las artes, hay largas temporadas en las que no quiero tragar dramas por más artísticos que sean y solamente me apetece ver o leer historias ligeras, comedias -otra forma posible del gran arte- que no traigan aparejadas angustias insalvables ni desazones demoledoras, narraciones que no me obliguen a pensar que los humanos somos torpes, erráticos, repetitivos y muy, muy irracionales, a pesar de que siempre estamos distinguiéndonos de los animales por nuestra supuesta, y no siempre comprobable, capacidad de razonar.
En esta época de alarmas apocalípticas y enjuciamientos varios, algunos cargados de detalles que nos hacen pensar en el juicio bíblico -triste, poco solitario y presumiblemente final- hay una irrupción tal de delincuentes, asesinos, terroristas, seres dañinos e idiotas peligrosos, que contabilizar siete, como en la película de
Martin McDonagh, suena a cuento para niños de otro tiempo, a una nueva Blancanieves envuelta en moda rápida y barata, a publicidad de multinacional butiquera para la próxima temporada primavera-verano.
No voy a escribir mucho, no se asusten. Casi nadie quiere leer más que unas pocas líneas y a mi tampoco me apetece extenderme demasiado. Además, el temor me gana, haciéndome pensar que si me distraigo mucho tiempo, alguno de los numerosos psicópatas que se empeñan en convertir todo cristal en un muro grafiteado con ácidos de color, podrían cubrirme la ventana, las gafas y la pantalla del ordenador con estúpidos garabatos sin drama, comedia ni arte.
Vean, si están con ganas, el tráiler que cuelgo a continuación y después, si les va el asunto, dejénse deslumbrar por las dos primeras partes de una película ingeniosa y sorprendente. Tarantinesca, si, pero tan refrescante y ácida como un zumo de pomelo recién exprimido.
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Ilustra: Alaska en una foto de Juan Gatti para cartel antitaurino.