Nostalgia de Elba Picó
Lázaro Covadlo
(Artículo publicado en EL MUNDO DE CATALUNYA el viernes 26 de julio de 2013)
No hacen ni dos semanas que falleció Elba Picó. No he leído muchos comentarios en la prensa sobre la muerte de esta extraordinaria ...cantante, pero nuestro paisano, Dante Bertini (de Elba y mío), artista multifacético —narrador, escenógrafo, diseñador gráfico y artista plástico (ganador, en 1993, del Premio La Sonrisa Vertical, de la editorial Tusquets)— colgó en Facebook una excelente caricatura, precedida por un corto epígrafe: «¡Chau querida!». Es el estilo de Bertini.
A Elba la fui a ver y oír cantar quizá media docena de veces. Sé que el día que le preguntaron qué podía haber en el espíritu catalán que lo liga con el tango, ella respondió que tal vez muchos catalanes se sientan ligados a todo lo que representan esas canciones del Río de la Plata: el desarraigo, el abandono, el dolor de la existencia, la soledad frente al mundo. Agregó que todo aquello está envuelto en una cadencia sensual, como es la música del tango. Ése era el estilo de Elba Picó.
Hubo otros espíritus creativos que vivieron y murieron en Barcelona, pienso, por ejemplo, en Osvaldo Lamborghini, escritor maldito; en el sorprendente artista plástico Alberto Greco, o en el hiperlúcido Horacio Vázquez Rial, que me honró con su amistad, y aunque falleció en Madrid vivió por más de dos décadas en nuestra ciudad. Al pensar en ellos extraigo la conclusión de que la vida de ciertos artistas puede llegar a ser una obra más grande que lo que estos han llevado al papel, el lienzo o el pentagrama.
Elba nació en el barrio porteño de La Paternal (yo también). Desde niña asistió a clases de danza, piano, canto y expresión corporal. Cuando se decidió por el canto, al principio se interesó por las músicas del folclore argentino, pero al final fue el tango el género al que dedicó su trayectoria artística. Profesionalmente debutó en esa especie de templo tanguero que fue El Viejo Almacén, en 1972. En 1974 el compositor y pianista Héctor Stamponi la invitó a integrar su conjunto y actuó con él en otro sitio emblemático de Buenos Aires: Caño 14.
En 1973, en una breve visita a Barcelona, se dio a conocer en algunos locales y grabó el long play Cien años de tangos. En 1976 se estableció definitivamente en Barcelona y formó, junto a Jorge Sarraute y Esteban (Rabito) Vélez el grupo Tango a tres, con el que grabó el disco La última curda. En 1996 se reencontró en Barcelona con Héctor Stamponi, actuando en el local Los Tarantos. Canta en L'Auditori de la Caixa de Palma de Mallorca, en 2000. Seguidamente, junto a Horacio Ferrer canta en el Teatreneu de Barcelona: Ferrer & Picó, 2000. En el Queen Elisabeth Hall de Londres, en 2002 presentó el espectáculo Tangos de puerto a puerto y cantó en el Fórum Universal de las Culturas, de Barcelona, en 2004. En el espectáculo inspirado en la obra de Borges, realizado con música de Jorge Sarraute.
Puso finalmente su voz a la canción que da título al disco de Marcelo Mercadante y el Quinteto Porteño: Justamente, un tema en homenaje a las Madres de la Plaza de Mayo con letra de Pablo Marchetti.
El último tango que le oí cantar fue Nostalgia, escrito en 1936 por el enorme poeta Enrique Cadícamo. Se nos fue el 12 de julio, a sus 71 años, y muchos la recordaremos con gran cariño. Me hago eco de las palabras de Dante Bertini: «Chau, querida».
www.covadlo.com
Lázaro Covadlo
(Artículo publicado en EL MUNDO DE CATALUNYA el viernes 26 de julio de 2013)
No hacen ni dos semanas que falleció Elba Picó. No he leído muchos comentarios en la prensa sobre la muerte de esta extraordinaria ...cantante, pero nuestro paisano, Dante Bertini (de Elba y mío), artista multifacético —narrador, escenógrafo, diseñador gráfico y artista plástico (ganador, en 1993, del Premio La Sonrisa Vertical, de la editorial Tusquets)— colgó en Facebook una excelente caricatura, precedida por un corto epígrafe: «¡Chau querida!». Es el estilo de Bertini.
A Elba la fui a ver y oír cantar quizá media docena de veces. Sé que el día que le preguntaron qué podía haber en el espíritu catalán que lo liga con el tango, ella respondió que tal vez muchos catalanes se sientan ligados a todo lo que representan esas canciones del Río de la Plata: el desarraigo, el abandono, el dolor de la existencia, la soledad frente al mundo. Agregó que todo aquello está envuelto en una cadencia sensual, como es la música del tango. Ése era el estilo de Elba Picó.
Hubo otros espíritus creativos que vivieron y murieron en Barcelona, pienso, por ejemplo, en Osvaldo Lamborghini, escritor maldito; en el sorprendente artista plástico Alberto Greco, o en el hiperlúcido Horacio Vázquez Rial, que me honró con su amistad, y aunque falleció en Madrid vivió por más de dos décadas en nuestra ciudad. Al pensar en ellos extraigo la conclusión de que la vida de ciertos artistas puede llegar a ser una obra más grande que lo que estos han llevado al papel, el lienzo o el pentagrama.
Elba nació en el barrio porteño de La Paternal (yo también). Desde niña asistió a clases de danza, piano, canto y expresión corporal. Cuando se decidió por el canto, al principio se interesó por las músicas del folclore argentino, pero al final fue el tango el género al que dedicó su trayectoria artística. Profesionalmente debutó en esa especie de templo tanguero que fue El Viejo Almacén, en 1972. En 1974 el compositor y pianista Héctor Stamponi la invitó a integrar su conjunto y actuó con él en otro sitio emblemático de Buenos Aires: Caño 14.
En 1973, en una breve visita a Barcelona, se dio a conocer en algunos locales y grabó el long play Cien años de tangos. En 1976 se estableció definitivamente en Barcelona y formó, junto a Jorge Sarraute y Esteban (Rabito) Vélez el grupo Tango a tres, con el que grabó el disco La última curda. En 1996 se reencontró en Barcelona con Héctor Stamponi, actuando en el local Los Tarantos. Canta en L'Auditori de la Caixa de Palma de Mallorca, en 2000. Seguidamente, junto a Horacio Ferrer canta en el Teatreneu de Barcelona: Ferrer & Picó, 2000. En el Queen Elisabeth Hall de Londres, en 2002 presentó el espectáculo Tangos de puerto a puerto y cantó en el Fórum Universal de las Culturas, de Barcelona, en 2004. En el espectáculo inspirado en la obra de Borges, realizado con música de Jorge Sarraute.
Puso finalmente su voz a la canción que da título al disco de Marcelo Mercadante y el Quinteto Porteño: Justamente, un tema en homenaje a las Madres de la Plaza de Mayo con letra de Pablo Marchetti.
El último tango que le oí cantar fue Nostalgia, escrito en 1936 por el enorme poeta Enrique Cadícamo. Se nos fue el 12 de julio, a sus 71 años, y muchos la recordaremos con gran cariño. Me hago eco de las palabras de Dante Bertini: «Chau, querida».
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