lunes, diciembre 05, 2011

De los Afortunados Infortunios

Los comercios barceloneses que todavía no han cerrado sus puertas para siempre jamás, cuelgan otra vez los trajinados farolillos de colores, las lucecitas intermitentes de origen chino y esa infinidad de símbolos paganos que suelen usarse para conmemorar unas fiestas que alguna vez fueron religiosas. Por estos días, junto a la cantidad algo menguada del dinero que "cada español gastará en los festejos navideños", algún desaprensivo de los altos estratos gubernamentales lanzó una consigna que de inmediato recogieron los medios más obtusos, aliados eventuales de algunos otros que suelen proclamarse ecologistas: los abetos navideños de moda "vuelven a ser los naturales". Esto quiere decir que una enorme cantidad de árboles -cerca de ochocienos mil- todos más altos que yo, y bastante más robustos, han sido talados por el pie para después ser clavados en una maceta con cemento y un símil superficial de hierba y hojarasca que oculta con verdor de anilina la total ausencia de raíces.
¿Pueden unas fiestas ser realmente felices cuando se desarrollan al lado de un muerto reciente?
Un amigo me dice que estos pensamientos tristes acarrean desgracia. Puede ser, le digo. Ya he pasado por diferentes técnicas -casi todas bastante efectivas- para ahuyentar miedos, depresiones, complejos e insatisfacciones o para aprender al menos a emparchar con cierta elegancia haute couture las heridas que nos dejan los destierros, los imprevisibles desarreglos sentimentales, los diversos abandonos, fracasos y pérdidas sin remedio.
Freud y Lacan no se equivocan, pero requieren tiempo, paciencia y auténtica profundidad en la mirada compartida; también suficiente inteligencia como para entender que conocernos no nos traerá necesariamente la felicidad. Las flores de Bach, Louise Hays, la jardinería, el bricolage, las medicinas alternativas, la meditación o el sushi pueden darnos paz en ciertos momentos de desesperación, calmar algunos síntomas tan molestos como recurrentes, aunque no podemos pedirles que curen de forma definitiva la esencia variable, cambiante, transitoria, perecedera de la vida.
No soy pesimista, es sólo que no puedo hacerme el distraído cuando escucho que cada día hay más desocupados, desalojos, pobreza. Me duelen con intensidad algunas cosas personales, injustas, arbitrarias, inesperadas, pero no duelen menos aquellas que rozan, amenazantes, los días futuros de toda la humanidad.
Noviembre fue un mes sin alegría y diciembre empezó con algunos desagradables episodios que pusieron a prueba el estado de mis nervios. De algunos de estos episodios, con toda seguridad los más hirientes, prefiero no hablar. Tendría que dar nombres y hacerlo sería regalar inmerecida publicidad a un puñado de seres mediocres que usan como única razón para sus actos mezquinos, enquistadas frustraciones y retorcidos rencores.
De los otros -absurdos accidentes domésticos, molestos sin llegar a ser dañinos- vale citar el más gracioso, casi un gag de película cómica: hace dos días me quedé encerrado en la cocina -¡vaya mala suerte!- un momento antes de la hora del almuerzo. Lo había preparado mientras hablaba por teléfono con Argentina y este detalle afortunado, no demasiado usual, tener un aparato telefónico junto a los fogones, me salvó de recurrir a unos gritos de socorro que tal vez nadie hubiera oído. Fue también de buena suerte poder llamar a una pareja de amigos que tienen una copia de mis llaves. Mientras uno de ellos llegaba de su casa a la mía, intenté por todos los medios a mi alcance abrir la endemoniada puerta. Imposible. Hubiera necesitado un destornillador y una pinza que no tenía. Mientras iba rompiendo cucharas de madera y mellando cuchillos de acero inoxidable, comía bocados del plato que me había servido un momento antes de quedarme con el maldito picaporte de bronce en la mano. El encierro no me había quitado el hambre. Cuando ya estuve afuera se me dio por pensar que también fue muy afortunado que el estúpido accidente no ocurriera en el cuarto de baño o en el pequeño lavadero donde apenas cabe una persona de pie.
"Desgracia con suerte", decía mi madre, muy afecta a esos recursos. Sin embargo, quizás sea verdad que mis pensamientos oscuros atraen cosas negativas.
Prometo cambiar.
Prometo olvidarme de todos los obreros ecuatorianos hipotecados de por vida por unas casas de precio abusivo en las que nunca vivirán.
Prometo también no volver a pensar en el fracking, esa nueva técnica para la extracción de petróleo, tan efectiva como destructora para los pocos restos aún no contaminados de nuestro demediado medio ambiente...

A propósito: ¿quién será tapa del "Hola" navideño?

Fotografía de Elliot Erwitt

29 comentarios:

Alberto Pez dijo...

Mi amigo Gigi, (quien si es pesimista...muy pesimista...un militante del pesimismo, diría yo), está abonado a las teorías conspirativas, y esto de la tala indiscriminada de abetos seguramente (todavía no hablo con el) lo incluye en el paquete de los actos criminales del Grupo Bilderberg.

Gigi es un fanático de Alex Jones
http://www.infowars.com/
y de a poco, no puedo evitarlo, como buen argentino soy muy susceptible al olor de las catástrofes, me está convenciendo...

Gigi dice que estas navidades vamos a celebrar una "Epifanía del Apocalipsis"...

"O LORD, have pity on me! ...

Gise =) dijo...

Lo que mencionas de los abetos se me cruzo por la mente el domingo en un paseo por la Catedral cuando veia la cantidad de arbolitos que venden en la Fira de Santa Llucia...lo que no imagine era que la cantidad era tan desmedida... y que haran con los que no vendan y ya estan cortados??
Y si como decia tu madre lo de la cocina fue una desgracia con suerte...
Besotes cariño!!!!!

Gise =) dijo...

me resulto curioso que Alberto tenga un amigo Gigi, porque ese es el apodo que usa mi familia mas cercana para llamarme....
mas besos!!!!

Unknown dijo...

Viste; por ser así, Dios te castigó.

Dante Bertini dijo...

Alberto:
¿por qué será que las frases que en castellano suenan a drama decimonónico, en inglés parecen la letra de una canción pop?
Yo, argentino hasta la médula a pesar de mis años inmigrados, creo que la vida misma es una gran conspiración...y he sobrevivido hasta ahora a pesar de este pensamiento amenazante.

Dante Bertini dijo...

Gise por dos:
buena pregunta, ¿pero qué se hace con todo el pan que queda en las consolas de las panaderías, con los bocatas y pasteles que no venden los bares?
El consumo es alarmante, el despilfarro es absolutamente inmoral.
Gigi es un personaje de Colette. No hace falta leer la novela: la película es deliciosa...como tú, muñeca.

Dante Bertini dijo...

Jorge:
ves, por eso ya no hablo más con él. Me tiene manía, me vigila todo el tiempo...
Voy a pensar en otras cosas menos comprometidas.

carmen dijo...

Lo primero alegrarme porque estés bien después de esa "desgracia con suerte".Lo segundo es que no puedo estar más de acuerdo con todo lo que cuentas,desde los arbolitos muertos hasta el frívolo final con tu pregunta sobre quién será portada del HELLO.
Mi ánimo no anda mejor que el tuyo,pero prometo cambiar e intentar tener pensamientos menos oscuros.
Sé todo lo feliz que te dejen.
Saludicos

Colecciones Teatrales dijo...

Amigo Dante, es curioso como la vida depende de pequeños detalles, como todo cambia por una puerta que queda cerrada,como Dios se caga de risa de nuestros planes y nos pone en ridículo frente a las pequeñas cosas inanimadas, del mismo modo, ocurre lo contrario, a veces podemos abrir puertas cerradas para siempre con sólo decir "yo puedo" y el mundo se rinde a los sueños. Felices Fiestas, Dante, un abrazo bien argento

39escalones dijo...

¿La portada del "Hola"? Está claro: copiarán al ABC: Urdangarín. Aunque, no sé, igual es portada de Interviú.
Y en cuanto a lo demás, encierros aparte, no sabes cómo y cuánto te comprendo; qué noviembre, y qué diciembre me espera...
Abrazos.

Gise =) dijo...

Cariño te puedo decir que se hacia con lo que nos sobraba en La Boulangerie, las pastas se hacian puddin y el pan se tiraba a los contenedores al igual que los pasteles, eso si en bolsas para que quien quisiera pudiera cogerlos, pero el jefe no dejaba que los dieramos a los mendigos que estaban cerca, porque decia que sino se nos llenaria la panaderia durante el dia para pedir.... imbecilidades del dueño.... se podia manejar de mejor manera....
besotes!!!!!

Dante Bertini dijo...

Carmen:
tú lo dices bien: "...que me dejen..." Te aseguro que soy tan sensible como duro de roer y además creo en el karma, así que sólo deseo a los que me molestan de variadas formas, todas ellas injustas y desagradables, que reciban sólo aquello que se merecen.
Un abrazo y que seas muy feliz, te dejen o no.

Dante Bertini dijo...

Roberto:
"del mismo modo, ocurre lo contrario, a veces podemos abrir puertas cerradas para siempre con sólo decir "yo puedo" y el mundo se rinde a los sueños."
Me quedo con esto, con la puerta entreabierta. ¡Gracias! parece un buen augurio. El yo puedo suele estar en mi hasta que, a veces, me demuestran lo contrario. E igual insisto. Un abrazo de rebote, tan argento como el tuyo.

Dante Bertini dijo...

don Alfredo:
el señor U saldrá en algún lugar, siempre salen en y de todo...mientras tanto, los guapos al poder y yo a mis labores.
Me ratifico.
Te abrazo festivamente.


Gise:
son necios y no parecen darse cuenta. Vamos sonriendo, entre cascabeles y lucecitas de colores, hacia el fin de lo que alguna vez fue un paraíso.
¡Feliz amor, muñeca!

Ātman dijo...

Da igual que los pensamientos sean tristes o no, lo importante es actuar si tener en consideración el beneficio o el maleficio que vamos a obtener en lo personal. Algo así se dice en la Bhagavad-Gita (respondiendo a la confusión y el dilema moral de Áryuna, Krisná explica a éste sus deberes como guerrero y príncipe).
Que la paz sea contigo sin abetos talados
Abrazos

C.C. dijo...

Dante, quizá te alegrará saber que los arboles de Navidad no crecen en la naturaleza sino en viveros (verdadera industria que da trabajo a miles de personas)

No sé cómo será en Barcelona pero te aseguro que, en Francia y en Alemania, enormes cantidades de alimentos sobrantes y ropa se regalan a ONGs para las que trabajan miles de voluntarios distribuyendo esas mercancías a niños y familias marginadas. Muchas de esas ONGs disponen de locales con cocinas donde adultos y niños pueden comer a diario, hacer los deberes o disfrutar de actividades adecuadas.

Ya sé que es una verguenza que este tipo de ONGs sean necesarias en Europa pero existen y este simple hecho debería calentar un poco tu corazón.

Dante Bertini dijo...

Átman:
gracias por otorgarme un alibi, una excusa, un perdón en suma.
No siempre lo tengo, no siempre pienso que mis palabras son solamente una inocentada que pocos leen y a nadie cambiará su manera de ser o pensar.
Me aligera el alma que esa voz que a veces también resulta mía, venga desde afuera, sea ajena a mis silenciosos circunloquios habituales.
Que seas feliz, que tengas paz, que sigas visitando este lugar.

Dante Bertini dijo...

C.C.:
eres optimista, yo no;
crees en las estadísticas oficiales, yo no;
te parece que los árboles cortados de vivero no son árboles, yo creo que da igual su lugar de nacimiento: a mi me falta verde por las calles y me sobran lucecitas inútiles en árboles sin raíz sumidos en la tristeza de un saloncito doméstico.
No me parece una verguenza la existencia de oNGs que hacen los trabajos que otros desprecian, aunque dos o tres países europeos haciendo caridad no arreglan los graves problemas de pobreza en el resto del mundo no tan "civilizado"; no solucionan superpoblación, cambio climático, corrupciones y nuevos esclavismos.
También la industria del toreo se defiende conque de ella depende el trabajo de muchas personas...
y la intoxicación alcohólica y la trata de mujeres y el tráfico de cuaquier cosa que produzca dinero, la mafia toda en suma, da trabajo a mucha gente, no lo dudo, pero sigo prefiriendo que el mundo se organice con más sensibilidad y menos cinismo.
Mi corazón está caliente, te lo aseguro, pero mi mente y mis sentidos no sufren de taladoras fiebres navideñas...
Agradezco tus buenas intenciones, aunque ya sabes: cada persona es un mundo y yo veo las cosas de otra manera.

Dante Bertini dijo...

CC: (este comentario debería estar en tu blog, pero me fue imposible colgarlo. Hazlo tú si quieres.)

El señor del BMW también cayó en la trampa de temer una trampa. Después de todo, ¿cómo es que andabas a esa hora por una calle desierta preocupándote por mochileros caídos, por jovencitos desabrigados y solos y muertos de frío? Y no te preocupes por lo de la matrícula: a ese Santa Claus de peli porno nadie lo hubiera castigado por pensar como casi todo el resto del mundo.
No es un comentario optimista, pero te repito: no creo en eso.

Belnu dijo...

Muy bueno! La escena del encierro en la cocina que no te quitó el hambre, los distintos gurús posibles, la frase materna de la desgracia con suerte, el agorero....

Diana H. dijo...

Estas fechas siempre tienen traen un especial estado de ánimo mezcla de sentimientos del cual la tristeza siempre forma parte, y eso que soy agnóstica. Menos mal que en mi pequeña familia todavía hay niños, mis sobrinos: ellos nos aportan en la reunión navideña la alegría espontánea y natural que el mundo después se encarga de robarnos. En fin, te acompaño aunque no es mi intención caer en la angustia hoy.
Ah, y de encierros sé bastante: más de una vez me quedé en el garage de mi casa (sin manjares recién preparados), cuyas rejas dan a la calle, y sin teléfono. Una vez tuve que romper el vidrio de la ventana del living que da al garage para entrar. Un vecino me aportó los elementos: era más barato que llamar al cerrajero fuera de horario.
Un beso grande, Dantito, y por supuesto mi fuerte abrazo.

Dante Bertini dijo...

Zbelnu:
gracias.
Es todo tan real que asusta... al menos para mí que lo he vivido.



Diana:
a quien dios no le da hijos, la vida, que no el demonio como dicen algunos, le da sobrinos.
Lo de la cocina tuvo su parte de aprendizaje clásico, sin pedir permiso, a cachetadas.
Relajarse, pensar, relajarse y hacer...aunque tuve ayudita exterior y eso es siempre reconfortante.
Yo tampoco creo, pero ya me gustaría. Igual Papá Noel me devuelve lo que la maldita primavera me quitó.
Un abrazo, dos, tres, todos los que aceptes.

pepa mas gisbert dijo...

A mi no me gustan los refranes por eso lo de decir que las desgracias nunca vienen solas me pareceria una tonteria sino fuera que las desgracias nunca vienen solas porque los momentos de felicidad verdadera son tan pocos que el estado de pesimismo se nos hace perpetuo.

Tomemos con humor lo que se pueda.

Dante Bertini dijo...

Alma,
estimada amiga, debes reconocer que el comentario es más duro que mi post, aunque el llamado al humor suavice las aristas de esa infelicidad que se esconde tras las cortinas, los sillones y las hojas de los árboles.
Trato de hacer lo que tú dices, pero a veces el humor se hiela entre los dientes.
Un abrazo

C.C. dijo...

"Caer en la trampa de temer una trampa", muy bueno.

Intentando volver a casa, es la respuesta a tu pregunta.

Dante Bertini dijo...

CC,
yo sabía muy bien lo que hacías: lo cuentas en el relato, pero el tipo del coche no tenía por qué saberlo...y estaria asustado como casi todos los que conducen BMW...

Liliana dijo...

Ánimo, Dante. Estas fiestas pasarán, comenzaremos un nuevo año que quizá esté predestinado, pero el que se va, ¿acaso tampoco lo estuvo? Si el ser humano (vaya paradoja lo de "humano") es capaz de matar a un semejante, qué puede esperarse de él frente a un árbol indefenso que puede rellenar un espacio de su diciembre. El planeta ya está vuelto nada, nuestro futuro hipotecado, pero no vale acordarse de todo esto a fin de año. Duele tooodo el año. Este fin de año piensa en las alegrías que tuviste, en los momentos felices que viviste y prepárate para armar un 2012 donde haya una luz que te haga sonreír.
No es mirar para otro lado, es curarse las heridas para seguir viviendo.
Un abrazo fuerte.

Dante Bertini dijo...

Liliana:
no sólo las fiestas pasarán, todo lo hace, para bien y para mal...Cada año tengo parecidos sentimientos frente a tanta algarabía sin destino.
Que el año que viene nos encuentre allí, felices.
Un abrazo, y dos

Liliana dijo...

Quizá febrero nos encuentre por allá. Te aviso. Si no, te espero por aquí. Abrazotes.