sábado, octubre 12, 2013

procrastinando : PROCRASTINANDO


Tendría que escribir un libro, un best-seller a ser posible, para lograr a través de él la fama, el dinero y las relaciones de alto rango que, según se supone, te harán inmensamente feliz.
Sin embargo, como me aburre sentarme a escribir hora tras hora hasta finalizar un volumen con suficientes páginas, suficiente tema, suficiente interés, para luego, una vez terminado, corregido, revisado, impreso, encuadernado, ocuparme de que alguna editorial se interese por él, lo edite, lo difunda, lo publicite, lo distribuya, logre que el periodismo lo apoye, las librerías lo pongan sobre las mesas de novedades en un lugar muy visible, y, como colofón de toda esta cadena de esfuerzos y buenas intenciones, conseguir que la gente lo compre sin discutir el precio, convencidos de que su satisfacción personal no puede ser completa (¡ja!) si no permite que sus ojos transiten por las páginas del que ha sido considerado unánimemente por el público lector y la crítica especializada como "el libro más importante de las últimas décadas"...
¡Uf, qué agobio! Como diría el Bartleby de Melville: "Prefiero no hacerlo".
Entonces aplazo la labor; dejo semejante tarea propia de supermanes para un momento más propicio y enciendo la tele, riego las plantas, acaricio a mi gato, me enchufo a internet, hago dibujitos que nadie me obliga a hacer -ni siquiera mi insoportable, tiránico superyó- o me largo a la calle, me sumerjo en una cafetería con pastas frescas, muy sabrosas, y sándwiches de buen relleno, voy al cine o al teatro, almuerzo con amigos, pierdo alegremente el tiempo.
En suma: PROCRASTINO.
La palabra suena mal, lo reconozco, sin embargo está de moda y sirve para definir, englobándolas, a un montón de cosas que me encanta hacer. Como verbo es de fácil conjugación:
 
Yo procrastino,
¿Tú procrastinas?
¿Él, procrastina?
 
Ni siquiera exige largas horas de estudio.
Además no hace daño a nadie y, les aseguro, es más que gratificante.
 
Ilustra: foto de Federico el Grande por Dante Bertini

1 comentario:

Miroslav Panciutti dijo...

La palabra es espantosa pero su práctica es universal. Ya sabes: No hagas hoy lo que puedas dejar para mañana. Saludos