
Una ciudad cercana no lo es tanto cuando vives de espaldas a ella. Mi primer viaje en AVE resultó ser al mismo tiempo mi primer traslado a un festival cinematográfico europeo. Hace mucho, mucho tiempo, estuve en el accidentado, muy irregular
Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, un ambicioso y bien intencionado evento constantemente amenazado por los vaivenes políticos y sociales de la República Argentina y, en igual o mayor medida, por las diversas Ligas de Defensa de la Moral y las Buenas Costumbres (Ajenas). En aquella época yo era casi adolescente y un amigo productor me propuso acompañarlo. Supongo que lo divertía mi manera de opinar, tal vez algo arbitraria, pero siempre vehementemente razonada. Acepté, por supuesto, y reconozco haber tenido muchísima suerte, ya que ese año pudimos ver de cerca a un antipático, muy agrio, incómodo Pier Paolo Pasolini, acompañado de la que había sido su estrella en
Medea, la estatuaria María Callas, invitada de honor de aquella convocatoria. Como la vida suele tejer tramas muy precisas, años después encontraría en Ibiza a Tatiana Pushkin, la argentina que, empujada un poco por la casualidad y un mucho por dos de sus hijos, ambos actores secundarios del filme, interpretaba en la película el rol también ínfimo de la enjoyada madre del trágico personaje femenino. Por aquellos días ví hasta cinco películas diarias, algunas tan inolvidables como
La caída de los dioses de Luchino Visconti y, bastante agarrotado por la timidez, me atreví a bailar en la pista de una discoteca a la que todavía llamábamos "boite", muy cerca de un sobrio, jovencísimo, acicalado Helmut Berger.

También a él, las tan suaves como embriagadoras olas del mediterráneo lo arrastrarían hasta las playas de Ibiza veinte y pico de años después, convertido esta vez en el vapuleado náufrago de sus innumerables y muy publicitadas dependencias.
Pero Lleida no es Mar del Plata y yo no quisiera ser
Daddy Nostalgie. Me propongo contarles algo de todo lo que (me) sucedió durante los siete días de la semana pasada. Como antes he hablado de estrellas rutilantes de otra época, aquí van fotos de algunas de las que pasaron por esta Mostra, bastante más afecta a los directores y guionistas. Como podrán ver, todas ellas aparecen alejadas de las presentaciones públicas, vestidas de andar por casa.


encabezando el post: Juan Ferrer, director de la Mostra; siguen Jordi Dauder, Sergi López y el alcalde de Lleida mirando a cámara; más abajo: Sergi López junto a una foto de la exposición Ausencias, de Gustavo Germano; Sergio Peris Mencheta (Los Borgia) se abraza a Emma Suárez; el director mexicano Pepe Gutiérrez (Todos los días son tuyos) con una constipada Emma Suárez y su eficiente secretaria. Tomadas durante una caminata mañanera por las calles céntricas de Lleida. Postdata: el mundo es pequeño. Esta mañana voy a desayunar a Habaluc con mi amigo, el pintor Gonzalo Elvira, y diez segundos después llega Emma Suárez. Filma (primicia) una publicidad para Panrico en la misma manzana de mi casa. Sonrisas.