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-Buenos días, señor- dijo mientras sonreía. Como su finado padre, un reconocido vendedor ambulante de productos de limpieza, siempre tuvo claro que la simpatía podía abrir todas las puertas.
-Buenas- contestó el funcionario con cara de no haber desayunado demasiado bien.
-Venía a gestionar un pedestal de estatua.
-Tendrá que decirme cuál cultiva usted, porque no sé si sabrá que no solemos repetir los temas.
-Soy un artista múltiple, señor, así que si tiene a bien decirme cuáles quedan libres...
El tipo de atrás del mostrador miró al hombre de piel lívida con un poco de sorna y un mucho de desprecio, mientras recordaba con auténtica furia el café con leche recalentado que le había servido su mujer aquella mañana.
-Como bien se imaginará usted, yo no voy a inventarle el trabajo. Si fuera inventor o algo parecido estaría tirado al sol en una playa de Levante, y no en esta desangelada oficina municipal, aguantando que la marimacho asquerosa que tengo como jefa me trate peor que a una fregona.
-Soldado de la tercera guerra mundial. Esa me gustaría hacer.
-Lamento decirle que ya la tenemos. Calle Pericolosi, esquina Náusica.
-¿Y el niño que llora?
-Imposible. Están los trillizos de la Plaza Dorrego.
-El hombre que hace pis.
-Un éxito absoluto en la Rambla de los Pajaritos.
-¿Y el que caga?
-Me parece que usted no es consciente de que se trata de una vía pública, paso obligado de visitantes y turistas de todo el mundo.
-Sería virtual...
-No podría bajarse los pantalones...
-Perdería todo el impacto. Imagínese, ¿cómo alguien va a evacuar sin bajarse los pantalones?
-Cosas más raras se han visto.
-¿Y si intento con una figura egipcia?
-Cleopatra, Marco Antonio, Osiris y Clitemnestra están adjudicados. Hay un perro que podría ser interesante, pero usted no da el tipo.
-¿Y si me inclino hacia un monumento muy conocido? La torre de Pisa, por ejemplo.
- Torre de Pisa, calle Montepío; Tureifel, calle de las Milagrosas; Puente de Bruklin, Cientouno y Berutti.
-También podría hacer alguna figura literaria o cinematográfica...El llano en llamas o Lo que el viento se llevó...
-La primera no se la puedo admitir: los bomberos me harían un escándalo por recargarlos de trabajo. Y en cuanto a la segunda... me huele a broma. El pedestal vacío, supongo, y usted tomándose cafecitos y leyendo el diario en el bar de la esquina. No cuela.
-¿Y de muerto de hambre? Me parece que estatua de muerto de hambre no hay ninguna.
-¡Señor mío! ¡Dígame para qué queremos estatuas como esa! ¿Usted ha visto todos los muertos de hambre que tenemos paseándose por la ciudad sin necesidad de otorgarles permisos ni paradas?
-¡Ya está! Si usted me permite... Creo que se me ha ocurrido una muy interesante. ¡De muerto de risa! Estoy seguro que a esa no la ha visto nunca.
-¿Muerto de risa?¿Cómo sería?
-Podría ser... Este... Bueno, la verdad no sé... Es que recién se me viene a la cabeza. Tendría que pensármelo un poco más... A ver...Yo mismo tirado en el suelo tal cual voy ahora, sin peana, aunque con los ojos cerrados y una gran sonrisa pintada en la cara.
-No sé qué decirle... Mire que usted está muy delgado... ¿Los transeúntes no se lo llevarán por delante?
-Estoy dispuesto a firmarle un descargo de responsabilidades.
-Bueno... si es así... Pero no se haga demasiadas ilusiones. Casi podría asegurarle que los de arriba se lo pondrán muy difícil.
-De cualquier manera prefiero intentarlo.
-Entonces tendrá que volver mañana. Atendemos de nueve a doce y estoy sobrepasando el horario en treinta segundos. No quiero problemas con el comité de empresa.
El hombre pálido dijo "gracias" y enseguida agregó "hasta mañana". El funcionario lo vió alejarse hacia la puerta, a paso lento y con la cabeza un poco más vencida que cuando había llegado. Apenas lo perdió de vista descolgó el teléfono y marcó un número que recordaba de memoria.
-¿Oriol? Se me ha ocurrido una idea muy buena para tu parada. Pasate por aquí lo antes posible. Ya verás... Te vas a morir de risa.
photo : dante bertini, sobre una escultura de igor mitoraj y con la participación especial de kylie minogue