Isolda, lírica, desenfrenada, heroica, canta hasta su muerte. Hace horas que Wagner está sonando en la radio y, lamento contradecirte, mi estimado Woody, todavía no tengo ganas de invadir Polonia. Baremboim, ese compatriota de la No Patria, dirige Gran Ópera Alemana desde la muy cercana Italia. La noche es tan desapacible que ni siquiera quise ir a ver la nueva versión de Soy Leyenda junto a la pareja de amigos que llamó por teléfono para proponérmelo. La veré otro día, por supuesto. En ella, Will Smith es Robert Neville, un flaneur apocalíptico con la única compañía de un perro ovejero y de la música del Rey del reggae, Bob Marley. Alguna vez, durante el cada día más antiguo siglo pasado, lo ví tocar en la plaza taurina de Ibiza. A Bob Marley, digo. ¿Se atreven a imaginarlo? Pocos lugares podían ser peores. Era imposible no bailar con el ritmo y la voz de ese candente y al mismo tiempo introvertido rastafari jamaiquino. Todos, mal o bien, bailábamos. En realidad habíamos ido especialmente a eso. Lo único que daba pena era la superficie sobre la que nos veíamos obligados a hacerlo: un fino polvo ¿de ladrillo? que se te metía en la garganta, en los ojos, en la piel y los huesos. Asqueroso, aunque a nadie le importara demasiado. Éramos muy jóvenes y estábamos descubriendo el paraíso terrenal junto a un buen puñado de amigos. ¡Amigos! Hoy desayuné con algunos, almorcé con otros. Fue nuestra manera particular, soslayada, sobria, sin gritos, cigarros ni cava, de festejar estas fiestas que en muchos momentos se me antojan ajenas. Amigos. Un poco de calor humano en medio de este tiempo gris, apenas destemplado, apenas húmedo. "Señores pasajeros, si este clima otoñal es el crudo invierno, estamos atravesando Barcelona." De haber tenido un destino menos incierto, más aquietado y barrial, un día como hoy debería estar sudando con los calientes, malos, pocos aires de la Ciudad Autónoma de los Buenos Aires y posiblemente lo hiciera junto a un pesebre tan falso como ridículo, con su nieve de algodón hidrófilo, sus animales de barro cocido y sus pequeños lagos de espejo. Festejábamos un nacimiento en medio del desierto decorándolo con una nieve extranjera que tampoco allí, en la auténtica Belén, habrá existido nunca.
Si nuestra vida fuera una cinta de moebius sin principio ni fin, donde nos viéramos obligados a repetir siempre las mismas situaciones de unos días precisos -como en la novela El perjurio de la nieve, de Adolfo Bioy Casares, transformada en la película El crimen de Oribe por Leopoldo Torre Nilsson y su padre- yo estaría deambulando por mi casa paterna, y sobre la gran mesa de madera oscura, desplegada totalmente para la ocasión, habría pavo al horno, puré de manzanas, frutos secos, panettone italiano -hecho por mi madre a partir de la receta de otra señora argentina llamada Petrona C. de Gandulfo-, ensalada de frutas variadas, auténtica sidra asturiana ("El gaitero, famosa en el mundo entero") y algún falso champán francés de procedencia mendocina: el menú de un invierno europeo del siglo pasado en una tórrida ciudad latinoamericana enceguecida por la tozudez de no aceptar su condición de tal. Supongo que estoy hablando del pasado. Supongo que hoy todo será distinto. Han sucedido demasiadas cosas como para que podamos seguir negando ciertas contundentes realidades. Ya en los setenta y pico, antes de la gran estampida, se proponían menús más acordes con el verano sudamericano e inclusive algunos pesebres mostraban paisajes calientes, parecidos a los del norte argentino.
También por aquí las costumbres han cambiado bastante. Hay muchos más consumidores y muchos menos nacimientos. No sé qué nos contará la película de Will Smith, pero al final del libro de Richard Matheson, escrito hace algo más de medio siglo, Robert Neville, único superviviente de un desastre planetario, acosado por un ejército de criaturas mutantes ansiosas de sangre, decide darse por vencido, deponer las armas. Reconociéndose como último exponente de una raza extinguida, acepta convertirse en "una nueva superstición que invade la fortaleza del tiempo" poco antes de poner punto final a su vida y al libro. En mi primera adolescencia, aquella frase final, la misma que da título al film, a la novela y a este post, resonaba con esperanzadores aires de victoria: un renunciamiento heroico convertía a aquel ser relativamente común en un héroe de bronce y peana. Pasada la ilusionada, ilusoria, ilusa pubertad, dejaron de interesarme los monumentos post mortem. Será porque a pesar de todos los horrores circundantes, de todos los idiotas con sus discursos sin sentido, del ruido y la furia, sigo prefiriendo esta desprolija, insensata, tumultuosa vida, a la silenciosa y sombría paz del cementerio.
«La mayoría de mis películas favoritas que hoy son consideradas clásicos no
fueron éxitos en su época. Puedes señalar cientos de películas clásicas, ya
sea...
Hace 5 horas
33 comentarios:
Heroes? Los que están por acá y por allá, ganándose la vida, los que nunca tendrá bronce, ni estatuitas de migas de pan.
Qué fin del mundo, ni fin del mundo... Si habremos vist fines del mundo, uno detrás de otro, y acá estamos sobreviviendo.
Pesebre no tuve, pero comí como mis abuelos, que juntaban un metro de nieve frente a la puerta de sus casas, en cada navidad, en la tórrida Buenos Aires.. Bueno, no es cierto, hasta los 20, en Mar del Plata.
Hace unos 21 años, me liberé de los menues densos y me volví sudamericana.
Como soy agnóstica, provengo de una familia que lo era, lo que celebro es la amistad y un respiro de color que se pone una vez al año, eso sí, como herenciade nuestros abuelitos que creyendo celebrar una cosa festejaban otra.
Un abrazo y un buen 2008
Aquí hace calor, como bien dices. En este sur sigue siendo verano para las fiestas, y se sigue manteniendo la tradición de un menú invernal, con pino nevado incluido. Pero las fiestas ya no son las mismas. Creo que ahora se mira un poco menos a Europa y un poco más a EEUU (¡qué cambio lamentable!) y los que regresamos, no podemos volver a engancharnos con ese festejo de la niñez... Nunca será igual.
Imagino tu melancolía. Imaginá la mía.
Umma1: ayer me definí como agnóstico, hoy me gusta tu frase final, la de los abuelos que creyendo celebrar una cosa festejaban otra. felicidad!
Liliana: parece que, estando, yendo o volviendo, uno ya no puede engancharse a nada. más libertad quizá? un abrazo, aguante (todo pasa)y felicidad!
Ah y yo queriendo escapar de la nostalgia y de las dudas, confiando en la terapeutica de las evasivas, para caer atrapado aqui por tu prosa. Felices fiestas y un excelente 2008 Cacho de Pan.
Cacho, yo no he visto la peli (ni creo que la vea), pero estoy por apostar a que el final del libro no se respeta, y se improvisa un happy end.
Por cierto, un artículo soberbio. Me ha encantado.
Un abrazo.
Si pudiese yo no celebraría las fiestas, pero me sucede como a Richard Matheson, me he dado por vencida y he depuesto las armas. ¡Con mi familia no hay quien pueda!
Besos.
Qué buen texto! Navidad, Marley, The Last Man on The Earth! qué lindos rulos! casi dreadlocks! jajaj. Más allá de lo que tienen en común, no me gusta el concepto de "mártires" (hay que admitir que somos los sobrevivientes los que los inventamos). Prefiero pensar en gente que creyó en algo profundamente, sin venderse. Y quizás no está mal que esa gente se transforme en leyenda, no?, en esta época de cómodos descreídos. Las guirnaldas y borlas lo disfrazan todo. Pero es lindo intentar seguir creyendo en la gente. En gente que se juega por SU mundo. Qué hacemos nosotros por el nuestro??
Beso, Cacho. Y felicidad! (el mejor deseo, así en singular)
Acabo de conseguir la película pero aún no la he visto.......ahora, preferiría leer el libro primero......aunque cuando se hace eso es más fácil decepcionarse de las versiones fílmicas hollywoodenses.......
Saludos cacho......
Hace tiempo que perdí el interés por las historias apocalípticas. Después de "Doce monos" ya he visto todo lo que tenía que ver en ese aspecto. No hace falta imaginar tanto, lo tenemos delante...
Saludos
heriberto, gracias, y a
javier, tan pródigo. tal vez yo tampoco la vea: acabo de releer el libro.
karen: lo puedes bajar, si picas el nombre, aparece completo el texto, gratis.
lucía: me callo; yo la dejé toda en sudamérica, ahora sólo tengo amigos.
39e: pondría antes en la lista a Brazil y Blade Runner, aunque te entiendo y comparto tu visión del mundo.
melina: glup! te diría que hago lo que puedo, alejado del concepto "grandes heroísmos", que casi siempre llega envuelto en sangre y dolor. ya gasté mi karma en ese aspecto, con la gran suerte de no pertenecer a una lista de muertos y desaparecidos. beso y el mismo deseo con mayúscula. A TODOS.
no sé si iré a ver la peli de Will Smith, aunque él me suele gustar,y sus personajes me resulten convincentes, pero a los mensajes apocalípticos prefiero sin duda, como vos, " esta desprolija, insensata, tumultuosa vida" bailonga, en una plaza de toros en ibiza o donde sea,
ser o no ser, ser es la cuestión...
me ha alegrado ese paseo navideño con nieve falsa por un buenos aires del pasado, perfecta descripción o metáfora de mis navidades actuales, todo mitos, leyendas, óperas alemanas para intentar exorcizar lo que acecha
Estoy de acuerdo, Cacho. Estoy de acuerdo. La vida vale. Y mucho. Hablaba simplemente de no vivir mirándose el ombligo. Y estoy segura de que no es tu estilo. De no ser así, por lo menos yo, no estaría aquí. Sentido del humor (para eso hace falta ser crítico) y del amor, digo siempre. Creo que ese es el secreto.
Beso grande
Feliz 2008, Cachito.
Un abrazote.
las fiestas ... por suerte son una vez al año!
por un 2008 de encuentros y de amigos! salud!
besos, sr. cacho de pan!
♥
pequeña a, melina y liliana por dos, ava césar: os quiero y me voy a dormir...beso
Tu texto es tan intenso,
tan pleno,
que lo leo y lo leo
y no sé qué comentarte.
Pienso que comentarlo
me quitaría el sabor que tengo en la boca.
Y no quiero perder el sabor.
Quizás luego.
O desluego como dice mi pequeño....
Es un placer inmenso e intenso leerte, Bertini.
Pero a mí me gustan los cementerios... también. Qué guapo will smith, mi hijo, de pequeño,e ra fan suo e intenaba convencerme de sus bondades, veíamos juntos el príncipe de bel air. Ayer tomé panettone y hoy compota de reinetas...
Mi querido flâneur: no me negarás que los cementerios tienen su encanto, huertos cerrados cuya paz emana del fin de la esperanza... y del miedo.
En el blog de zbelnu he dejado un desagravio a Lepera. Es lamentable que el olvido produzca el mismo error que la ignorancia.
Me voy a ausentar unos días. Aprovecho para desearte un buen año (sin dobleces)
Se me acumulan las pelis para ver. Ahora también está la de "American Gangster". ¡Qué vida perra la mía! ¡Cuánto trabajo!
Me dejaste pensando, mucho.
2008 abrazos y más.
Gracias.
gracias Mo, desdeluego. besos.
zbelnu: un gusto lejano, espero. yo también los visito, aunque con la esperanza de no estar nunca en uno así. cenizas? que te mejores.
perdedor: te digo lo mismo que a zbelnu, ya que vamos cruzados.
ahora que lo pienso, tampoco me quedaría a vivir en un museo.
noemí: esta no te la puedes perder. es entretenida e intensa.
clarice, gracias. retribución con intereses.
Tu post-artículo me ha dejado pensando en la muerte y en la vida de la tierra. Independientemente de esa película creo que debemos de dejar de pensar tanto, temer tanto y hacer más.
Estos gringos apocalípticos me dan asco y no iré a ver esta película que supongo debe ser más de lo mismo, adosada además con ese toque gringo-centro de la tierra que me provoca náuseas.
Cacho, está magistral tu artículo-post. Es carne de lomito, como decimos aquí y de la mejor.
Ayer vi una película con Steve Martin y quedé francamente molesta por haber perdido dos horas de mi vida en eso. Así que por un tiempo no quiero saber nada de películas gringas.
Feliz año, cacho.
Yo lo pasaré acostada en la cama, leyendo un libro francamente ameno de Javier Marías.
Saludte!
La ví hoy y me pareció muy buena.
Feliz año nuevo.
Excelentísimo post, Cacho de pan. No sé si por Bob Marley, por la nostalgia por tiempos pasados, o por esa apuesta por la vida, la vida en sus múltiples formas, la vida incluso dañada, que decía Adorno, que hoy me ha llegado al alma.
Estas fechas despiertan demasiados fantasmas, demasiadas sospechas, demasiada sensación de soledad ante tanta mentira compartida. Pero si son capaces de inspirar post como éste, tendré que empezar a agradecer su existencia.
¡Un abrazo bailando reggae!
Ajá, veo que tú también te has hecho de creative commons! Pero no pasaste por la zona de combate mía...
Y claro, me gusta visitar los cimetiers marins, pero sintiéndome viva!
tarántula: es un entretenimiento que no creo pretenda nada más. Como tal está muy bien hecho: escenarios fantásticos, creíbles, buenas actuaciónes y ritmo sostenido.
Que disfrutes con tu libro.
porteño: gracias por la visita.
antígona: te acepto encantado el abrazo bailado (vaya ripio!) beso
zbelnu: ya te diré más en tu blog cuando lo vea. y gracias por el consejo, de verdad.
y felicidad a todos...que nunca está de + un buen deseo.
Buen 2008, amigo.
Que haya alegría y creatividad.
Un abrazo
Ana
los pesebres ... si habré tenido que sufrirlos! lo gracioso es lo del algodón que simula nieve, ja, ja,!
más allá de ello, que el 2008 nos encuentre escribiendo, cacho!
un abrazo.
Ay, Cacho, acabo de leer tu comentario en el blog de blogs de El País y sólo puedo recurrir a lo que dijo Oscar Wilde de aquel hombre que tuvo el valor de quitarse el sombrero cuando él salía del juicio por escándalo y todos le abucheaban, dice: "Por menos que eso muchos han ganado el cielo... No es algo que pueda agradecerse por las fórmulas habituales. Lo guardo entre los tesoros de mi corazón. Lo conservo allí como una deuda secreta y me alegra pensar que nunca podré pagarla..."
Ya sabes que el agradecimiento es una de mis principales fuentes de felicidad.
Feliz año nuevo querido. Un abrazo y un beso para ti y Jorge
tello, vladimir, umma1:
el 2008 se presenta muy bien...me lo dijo él mismo. Besos.
zbelnu: no se merecen.
Publicar un comentario