martes, julio 21, 2009

del asombro frente a las bellas artes


Tres de la tarde del miércoles. Dos mujeres discuten acaloradamente en la calle Enrique Granados, a pocos pasos de donde saboreo un fresco menú veraniego en compañía de algunos amigos. Las contendientes comparten, además de una altura física considerable, el tamaño de sus narices, de parecido, familiar dibujo. En ningún momento llegan al golpe directo, aunque los rostros se acercan hasta rozarse, los brazos se levantan amenazantes y las voces adquieren segundo tras segundo más volumen. Todos los clientes del restaurante estamos pendientes de sus idas y venidas. Se mueven en un radio de cincuenta metros: caminando y deteniéndose, empujándose, cerrándose una a otra los caminos posibles con una presión sostenida que intenta cambiar el rumbo de sus pasos nerviosos; de Enrique Granados a Mallorca, de Mallorca a Enrique Granados.
Comenzamos a barajar hipótesis. Son hermanas, madre e hija, amantes, rivales, socias enfrentadas por acuciantes problemas económicos. Rubia, con el pelo recogido en una coleta, la de mayor edad; morena de cabello corto y ropa casual de corte masculino, la otra. ¿Y si fueran una pareja de actrices que están siendo filmadas a la distancia y repiten, respondiendo a las órdenes de unos ocultos pinganillos, la misma escena de un guión cinematográfico?
A todos nos parece notable que no puedan separarse. Conque una sola de las dos mujeres se desprendiera por un momento del desagradable lazo que las une, la situación perdería tirantez, podría solucionarse sin necesidad de recurrir a ningún tipo de violencia. Pero el asfixiante nudo parece no admitir deserciones. Se ha ido estrechando con el tiempo y ahora resulta prácticamente indisoluble.
La otra noche, cuando terminó la representación de Purgatorio y el público animoso y confiado que había llenado la sala (dispuesto a dejarse seducir por el vacuo espectáculo de Romeo Castellucci desde el mismo momento de comprar las entradas) empezó a desalojar despaciosamente el lugar, mi acompañante y yo nos encontramos con el escritor Andreu Martin y su mujer, Rosa, psicóloga de profesión.
¿Les gustó?, pregunté.
Bastante, dijo Andreu con una chispita burlona en los ojos. Y, gozando íntimamente con su ocurrencia, añadió: A ella le ha gustado mucho y a mí absolutamente nada.
La mujer de Andreu parecía muy impresionada por la relación entre el padre abusador y el pequeño hijo víctima de esos abusos.
Le dije que el tema me parecía una excusa dramática con demasiada actualidad en los medios como para no sospechar de una elección oportunista.
-Podría centrarse sobre la esposa y daría exactamente lo mismo, acoté.
-¡No... es muy diferente! Un niño no tiene escapatoria alguna. Estará marcado para siempre por esa relación abusiva.
-Como todos, insistí. Si bien es cierto que este caso puede ser especialmente patológico, todos estamos marcados por nuestras relaciones, en particular por las parentales.
Como es de suponer, ninguno logró convencer al otro. Ni siquiera podría asegurar que lo intentáramos.
A mí me daba igual el tema, sin duda urticante. El montaje de Castellucci es plano, ilustrativo, no intenta desentrañar el porqué de los hechos. No hay ninguna pregunta sustancial y sí varias respuestas que podríamos sintetizar en una específica, de profunda raíz cristiana: el purgatorio está en la tierra, en nuestra vida cotidiana, en los seres que nos rodean. El infierno que Sartre atribuía a los otros, ha descendido un peldaño en la lista de los castigos posibles convirtiéndose en este espacio donde mediante la flagelación y el escarnio podremos hacernos perdonar de nuestros pecados, para ascender luego, ya libres de toda culpa, al paraíso prometido. Esto en los papeles, en las declaraciones, en las críticas, porque en manos de Castellucci, el Purgatorio es simplemente un espectáculo a todas luces elegante, servido con moderno (?) y abundante despliegue técnico, en el que las actuaciones importan tanto como ese piano de cola donde nadie toca. Igual que los televisores sin mando a distancia que pretenden ubicarnos en alguna década pasada o el enorme Mazinger Zeta que asoma sus ojos parpadeantes en la tercera escena, los actores son instrumentos vacíos con sonido amplificado, marionetas veladas por una pantalla de tul en la que se proyecta redundantemente el guión de esas acciones mínimas desarrolladas por sus esquemáticos personajes sobre el escenario.
Si me dejara llevar por los dos espectáculo que llevo vistos en el Grec de este año, podría asegurar que la parafernalia técnica está asfixiando con sus excesos las zonas más sensibles de las artes escénicas. También Silvie Guillem, impecable bailarina, instrumento afinado hasta en sus más mínimos acordes, se enrola con Eonnagata en esta lujosa teatralización de la nada aderezada con la pizca de escándalo necesaria: la ensalada Glamour no puede resultar desabrida. Luces impactantes de Michael Hulls y refinado vestuario de Alexander McQueen para mostrar y cubrir las ambiguedades de un personaje desdoblado en la línea tripartita del mismísimo Espíritu Santo.
El asombro ha ocupado el lugar de la emoción. Nuestro deslumbramiento se desvanece apenas se desvanece el efecto especial que lo ha producido.
Dos mujeres sin atrezzo alguno, enfrentándose en la calle por vaya a saber qué cosas, tienen más fuerza dramática, despiertan más incógnitas, que cualquiera de estos espectáculos a cincuenta euros por cabeza.

ilustra: Eonnagata, saludo final de Russell Maliphant, Sylvie Guillem y Robert Lepage. foto de Dante Bertini.

34 comentarios:

Lena yau dijo...

Sin duda.

Las dos mujeres y su diatriba.

Te leo y no puedo dejar de hacerme preguntas.

¿Cómo acabó?. por ejemplo...

Según tu amiga, el niño objeto de abuso no tiene escapatoria...¿la mujer sí?

Un beso, D.B!

Dante Bertini dijo...

Lena:
acabó también teatralmente, con un mutis por el foro; una detrás de otra, empujándose hacia vaya a saber dónde. No las seguí. Era demasiado.

Supongo que ella siente que sí la tendría. Hablamos según nuestras experiencias y/o creencias.

Un beso, Lena, y feliz verano.

Beatriz dijo...

Quizás si en lo sucedido en la calle Enrique Granados alguien hubiera puesto un cartel que dijera- RODANDO-, algo vulgar y que sólo despertaba el morbo de los transeúntes se hubieran convertido en arte y ellos en espectadores emocionados Y distintas hubiera sido las miradas. la emoción hubiera desplazado al asombro.
Lo contrario de lo que te ocurrió en Purgatorio, en donde como tú dices el asombro ocupó el lugar de la emoción.
Un abrazo y como siempre un placer leerte.

Gise =) dijo...

Bueno por lo visto parece que el Grec cada año nos trae espectáculos menos interesantes pero más caros... según habia odio en una radio el que tenia la organización de este año era un argentino Ricardo Szwarcer. Parece que no le ha sido del todo buena su eleccion de los espectáculos...
Besitos corazón!!!!

Fernando García Pañeda dijo...

Algunos nos pasamos el día actuando, admirado Dante. Normalmente más en comedia de enredo surrealista que en (melo)dramas como el de esas dos mujeres. Nos da de comer y nos sirve para financiar otros proyectos, incluida la tropa shakespeariana (de preocupar) que tengo en casa. Y vamos tirando con holgura.
Un abrazo.

Dante Bertini dijo...

Beatriz,
gracias. El cartel lo pusimos nosotros con nuestra mirada y las elucubraciones posteriores.
Morbo había mucho, te aseguro. Yo insisto conque las estaban filmando desde algún balcón.


Gise:
no puedo generalizar porque hay gente que salió contenta de haberlos visto. Siempre el Grec fue una melange de cosas buenas, malas y peores. No creo que nuestro compatriota, obligado a bucear dentro de lo que hay, sea un despistado. Aunque yo no comparta su gusto.


Fernando:
me admiras? Vaya, ahora el sorprendido soy yo. + que gracias.
Todos actuamos, si, no hay otra cosa, pero también podemos elegir, como los grandes divos, qué papel hacer en esta representación con final asegurado que es nuestra vida.

Abrazos, grupales y por separado!!!

Marina Judith Landau dijo...

Qué pena cuando el teatro pierde fuerza y contenido, cuendo se apoya en cuestiones técnicas.
teatro sin teatralidad, es algo sin sentido, entristece.
me sucedió muchas veces en los festivales, encontrar huecos y hasta aburridos los espectáculos que llegaban más promocionados y con más "chapa"... Y fascinarme con alguna joyita de un grupo de teatro totalmente desconocido, que resolvía la puesta con dos telas y cuatro focos, pero donde el teatro estaba realmente vivo.
Lo de las mujeres debe haber sido muy atractivo espectáculo, ja.
Un abrazo.

Darth Tater dijo...

Podría opinar que me gustaría que a mí me sucediesen las cosas que le suceden a Cacho, pero la verdad es que puede que me sucedan y no lo percibo. Esa capacidad de observación Cacho, además de tu narrativa es lo que hace que tus historias se nos fijen en la mente y sigamos siendo tus apasionados lectores.
Por otro lado, vaya pues, mira que aquí con 50 Euros por cabeza no sólo ves un espectáculo con los grandes, sino que además te alcanza para pagar una cena con vino... ¿desde cuándo España se volvió tan caro? ¿o será sólo que nos estamos haciendo viejos? En fin, disfruta el verano como lo haces siempre, Cacho, y no te dejes intimidar por esos escenarios dirigidos con ánimo de hacer dinero y no trascender.

Dante Bertini dijo...

Marina:
cómo está el calor por aquellas tierras?
No puedo imaginarme más que el que soportamos en estos días, y no es demasiado.
Habría que diferenciar entre teatro y espectáculo. En el primero quiero emoción, contenido, en el segundo que no me torturen con dramones de papel amarillo. Un buen musical puede ser un gran espectáculo sin pretensiones de intelectualidad, pura diversión. Y salir bailando de contento.
Las dos mujeres eran drama cotidiano y nosotros unos mirones sin remedio.
Soy, somos, curiosos.
Abrazos frescos.

daniel rico dijo...

En este caso y para mi, el espectador inocente, ninguna es en si un hecho, ambas son descripciones de hechos, uno artistico, el otro cotidiano, filtrados y transfigurados por vos.

Quiero decir que vos as puesto en la descripcion de la disputa un arte que no has desplegado en la critica teatral, o si pero en un sentido inverso.

En todo caso yo disfrute de ambas descripciones y no pagaria por ver ninguna de las dos situaciones. Si pagaria por un libro tuyo que las incluyera de algun modo.

Saludos Cacho!

Dante Bertini dijo...

Darth T:
gracias. Soy un mirón, soy un flaneur, podría cantar parafraseando al decaído Julio Iglesias.
Fui un niño tímido que miraba más que hablaba y nunca abandoné esa costumbre a pesar de que ahora mi lengua, aún la escrita, no para.

ESpaña, o BArcelona,tiene esos precios, si, y si quieres comer algo después del teatro tienes que pensar en al menos otro tanto si sóis dos.
Un abrazo sin precio.


Daniel:
Hasta hace poco no me gustaba meterme a crítico, pero parece que todo llega y hay épocas para eso también.
Los hacedores se juegan muchas cosas, lo sé muy bien, pero si expones tu trabajo cobrando por ello, los que pagamos estamos en nuestro derecho al pedir explicaciones.
Un abrazo y gracias.

Raquel dijo...

Muy bueno todo el comentario y la crítica. Mucho que ver siempre en la calle.
Saludos

Poli dijo...

Prefiero la gente que mira y ve, a la que la sociedad le es indiferente.
No dejo de sorprenderme de tu capacidad de relacionar las cosas.


besos x 2

Dante Bertini dijo...

Raquel,
así es: mucho que ver y mucho que comentar...si uno tiene ganas. Un abrazo.


Poli:
gracias, como siempre.
Soy un tipo muy testarudo.
Y mirón.
Besotes a dos

pepa mas gisbert dijo...

La mejor platea del mundo, una terraza de verano.

Un abrazo nada teatral

Dante Bertini dijo...

Alma,
también podría ser un balcón...
abrazos acalorados

carmen dijo...

El gran teatro del mundo.
Ya no se sabe si el teatro esta en la calle o en el teatro propiamente dicho.
La vida misma es el mejor de los teatros.
Y gente como tú que sabe mirar y observar y encima contarlo estupendamente.
Saludicos.

Anónimo dijo...

No se porque mi blog tiene advertencia la verdad...habre escrito algo que no se podia y me pusieron eso....suelo escribir malas palabras, sera por eso?
Desp me paso a leer el texto que ando apurado ahora y esta largo...
un abrazo!

Raúl dijo...

También podría ser un balcón, sí, pero el gallinero suele ser más barato. Yo prefiero una terracita, como Alma.

Dante Bertini dijo...

Carmen:
un abrazo... y mil gracias por el comentario, tan elogioso.



Ojos de perro:
supongo que alguién se molestó y te denunció, no lo sé, pero a unos amigos se lo pusieron por un desnudo de Cezanne, increíble!
un abrazo

Dante Bertini dijo...

Raúl:
la palabra terracita me enternece.
Tengo una en la que no vivo y a la que extraño cada día.
Gallinero no, en lo posible. De pié y a lo lejos: sólo para jóvenes muy apasionados.
Abrazos, saludos.

ana dijo...

Yo también tiendo a observar a las personas en la calle, ante su rutina normal. Observar sus gestos, claro que también me invento muchas cosas... los vacíos, ya los relleno yo... jajaja.

Y bueno, tampoco está nada mal poder disfrutar de un buen escenario... de lo aparentemente ficticio.

Saludos.

JH dijo...

No he visto ninguno de los espectáculos que comentas pero has tenido suerte de no asistir a ninguna de las dos representaciones de La Menzogna, con/de Pippo Delbono. Aquí ni siquiera había luces impactantes o efectos especiales cegadores, más bien un perturbador delirio de angustias, agresividad y mala leche de un oportunista y demagogo director que, por lo visto, se ha puesto de moda.. Que sembró aplausos ante mi mirada de desconcierto, aún invadida por la mierda que este señor lanzó desde el escenario. Resulta que, a falta de la Moreau, lo mejor de este Grec con cierto sabor italiano fue un valor de siempre: El Shakespeare de Ronconi, quien demostra que sabe y lee. Un abrazo.

Belnu dijo...

Ah! Yo estuve en esa especulación tan graciosa de Enric Granados, aún me acuerdo... De hecho en Sicilia hubo algún momento similar y yo me djé llevar por el mismo espíritu de aqul día... Comprendo lo que dices de ese otro purgatorio... yo siento que recién volví al purgatorio también... aunque el calor es más bien de infierno

Stones dijo...

Gran escuela la calle. Lo que aprendí en la universidad me ha servido mucho menos que lo que he aprendido en la calle

dante b. dijo...

Ana:
pienso que eres nueva por aquí, por tanto te doy la bienvenida...
Tengo que pasar por tu blog y lo haré ahora mismo. Un abrazo.

dante de aquí dijo...

Isabel:
por supuesto, tú estabas allí aquel día, y Liliana, que no llegó a verlas...
El infierno nuestro de cada día, si: hay obras hasta debajo de las obras. Contarás de Sicilia, supongo. Paso a leerte.


José:
tampoco tuviste suerte, por lo que dices. A mí me queda la versión Bieyto de Schiller...y lo temo. Mal año para casi todo, según parece. Salvo la Turandot, que ví gratis en el ensayo general.
Un lujo tan anacrónico como gratificante.

Dante Bertini dijo...

Stones:
Rolling? Running?
Quién sino tú puede saber de estas cosas.
Un saludo a tiro de piedra

Stones dijo...

El nombre, es porque decidí empezar el blog despues de un concierto de los Rolling stones. Algo anecdótico.

Un saludo y buen finde

JH dijo...

Que suerte eso de Turandot! a mi aún me espera Edipo en el grec... ya veremos

Dante Bertini dijo...

Stones,
tanto como el mío: cacho de pan fue lo primero que se me ocurrió cuando la amiga que me enseñaba cómo hacer un blog me preguntó "¿qué nombre le ponemos?"
Te deseo lo mismo. Abrazo.

Anónimo dijo...

A veces nos sentamos en primera fila sin que nadie nos diga de qué se trata la función.

Eso es lo bueno de las aceras en verano.

Fran Invernoz dijo...

Un tópico?.: 'La vida es puro teatro' ( o puro cine o pura literatura) ji :) con las dos mujeres has dibujado una incógnita, con el caso del abuso del niño has pegado fuerte con el puño sobre la mesa. Planteas situaciones, escribes, vives. Todo muy bueno, tanto como una hogaza tibia cocida con la ceniza del hogar.

Dante Bertini dijo...

José H:
y a nosotros Schiller-Don Carlos-Bieyto...
Iré sin esperanzas, a lo mejor me sorprendo.


Roberto L:
a mí, tan curioso, comer fuera me complica un poco la digestión.
Demasiadas emociones para digerir junto a la ensalada. Pero se disfruta. Un abrazo