viernes, septiembre 10, 2010

de Palermo a l'Eixample: por la vuelta




Llegué a las modernas y bien cuidadas instalaciones del aeropuerto de Barcelona a las 17.45 de ayer, después de un vuelo atroz de casi trece horas. Matizo mi calificación de atroz. Resulta serlo que metan a tantas personas en un lugar tan pequeño y, como si esto fuera poco, te muestren con absoluto desparpajo que gastando unos cuantos miles más puedes viajar como en realidad debería viajar todo el mundo: cómoda y relajadamente.
¿No sería preferible no enterarse? ¿No resultaría menos agresivo que los pobres -no tanto desde ya, teniendo en cuenta que mi pasaje me costó casi 2000 euros- no tuviéramos que pasar por la clase preferente -espaciosa, despejada, mejor mantenida- para hundirnos después en ese otro ámbito de ocho asientos por fila, pasillos donde solamente puede pasar, de estricto semiperfil, una persona por vez y cuartos de baño escasos y no demasiado higiénicos?
¿No temen un motín a bordo? ¿Trabajan acaso para las empresas farmacéuticas, fabricantes y expendedoras de calmantes/dopantes/ansiolíticos?
Desde hace mucho tiempo sostengo que los viajes se han convertido en evacuaciones forzosas en las que el único placer consiste en saberse sano y salvo al final de ellas y donde todos los preparativos previos hasta el ingreso al medio que va a transportarnos, incluyendo manoseos psicofísicos de todo tipo, están perpetrados para que no pensemos en que vamos a volar durante varias horas hacinados como pollos o cerdos rumbo al matadero, y que la seguridad tan asegurada, sólo la pone algún Ser Supremo contratado al efecto.
Varias horas después de mi llegada todavía no he tomado una ducha para sacarme todo ese mal rollo de encima. Temo que al hacerlo me quite también la piel porteña, compañera inseparable de estos dos pasados meses. Tierna, sensible, rejuvenecida, transparente, me ha permitido respirar los viejos aires nuevos de la fascinante Argentina. Volví a ella después de diecisiete años -tengo sobrinos mucho menores que la edad de mi ausencia- sin frentes marchitas ni canas en la sien. Algunos dirán que miento. Me conocen de cerca y saben muy bien que de todo ese maquillaje tanguero hay bastante en mi exterior. Sin embargo yo puedo asegurarles que no hubo ni un rastro de envejecimiento en mi espíritu otro, viajero desconocido hasta para mí mismo, el actual escribiente. Argentina me recibió, como una buena y cariñosa Patria Madre, con una espléndida noticia: la aprobación de la ley igualitaria que permite el casamiento entre personas del mismo sexo. Para corroborar su buena leche, me despidió con otra igual de importante: los vecinos ganaron el pleito que no permitía al intendente Macri convertir el precioso parque de Avenida Las Heras en un aparcamiento subterráneo. Las vallas que anunciaban con absoluto e insensible descaro la próxima destrucción del frondoso lugar, fueron quitadas unos días antes de mi partida y de inmediato la gente volvió a pasear sus perros, sus periódicos, sus libros o simplemente su relajada soledad, bajo lo árboles reverdecidos por la cercana primavera.
Todavía no es tiempo de balances. Necesito dormir más, aclimatarme.
Mi primer encuentro fue con Jorge, compañero leal, infatigable. Mi primera salida fue para devolver las llaves del piso Soho-palermitano donde pasé los últimos dos meses; casi una excusa para charlar con una pródiga e inteligente amiga.
De camino hacia su casa atravesé el pasaje Mercader. Donde antes había un pequeño jardín con gatos, palmeras y plantas diversas, algunas de flor, manos oficiosas han dejado solamente un olivo y tres o cuatro cycas. Previsores, como para ahuyentar también a las hormigas, los hacedores del reordenamiento paisajístico han tapizado el suelo con una moqueta de plástico que imita al antiguo y desaparecido césped.
Espero que los pobres gatos, alimentados por los clientes de la cercana clínica psiquiátrica, hayan podido huir a tiempo.


En mi mismo vuelo, en mi misma clase, viajaba Pascual Maragall, el antiguo alcalde de Barcelona. Tiene a su hija Airy en Buenos Aires, casada con un arquitecto argentino. Si lo acompañaban guardias de seguridad deben ser muy profesionales: parecía ir solo. Lo descubrí cuando estaba en el corralito que armaron los responsables del aeropuerto de Buenos Aires para desahogo de fumadores empedernidos. Dejo constancia con una foto algo movida, tomada con los nervios del viaje, con el cansancio de la espera.



Todas las fotos (autorretrato en vuelo, aeropuertos, Federico me quiere en casa) son de Dante Bertini.

26 comentarios:

pepa mas gisbert dijo...

¿Recuerdas? antes de irte te dije, sorprendete y sorprendenos. No es una sorpresa para mi ver que tu reencuentro con la Patria Madre ha sido cariñoso. Me alegra.

carmen dijo...

No ha sido un ¿sueño?.Me alegra que hayas disfrutado de tu estancia en Argentina.
Supongo que ahora estarás aturdido.
Como dicen por ahí arriba,me alegra de que tu encuentro con la Madre Patria haya sido cariñoso.
Federico estará feliz de verte en casa.
Tengo una hija que tiene que viajar mucho y además vuelos largos.Toda la razón en lo que dices sobre esos viajes.
Te puedes imaginar lo que puede ser aterrizar en vez de Buenos Aires o Barcelona, por ejemplo, en Bangla Desh?
No esperes tanto para volver......
Saludicos llenos de mis mejores deseos.

daniel rico dijo...

Realmente vivimos tiempos en que la escepcionalidad es la regla, asi que me parese brillante tu descripcion de un viaje:

"los viajes se han convertido en evacuaciones forzosas en las que el único placer consiste en saberse sano y salvo al final de ellas..."

Claro que uno se pregunta si tanto espiritu fenicio, dispuesto a ahorrar lo mas posible en conforto, para aumentar las ganancias, no se implementara tambien en cuestiones tales como la seguridad y el mantenimiento de los aviones.

Me alegra que hayas encontrado la ciudad de tu adolescencia donde la habias dejado, y que ella se portara con vos con el mismo sentimiento entrañable con el que tu alma ha sabido comportarse con su recuerdo.

Un abrazo caho!

Liliana dijo...

Es cierto... no se viaja bien, pero cuando pienso que en sólo 13 horas estoy en esa ciudad soñada que es Barcelona, no me parece tanto... y cuando pienso que antes había que viajar en barco durante no sé cuántos días... me emociona más. Verdaderamente, me parece casi mágico que te subas en una nave y el mismo tiempo que me lleva conducir desde Buenos Aires hasta Mendoza pueda estar junto a mi hermano y su familia... y desde hace un par de años, también de los amigos blogueros.
Que termines de aterrizar bien... Un abrazo.

Dante Bertini dijo...

Alma:
no se si podré sorprenderlos...yo sí lo hice.
Un abrazo por tu alegría.

Dante Bertini dijo...

Carmen:
no haría esos viajes, no te preocupes.
Me gusta estar, no trasladarme, y entre una y otra cosa prefiero no volar. Es para los pájaros.
Para mí el transporte rodado, del cual te puedes bajar cuando te apetece. O el tren, con ventanillas y paradas.
Un abrazo y saludicos cariñosos para tí también.

Dante Bertini dijo...

Daniel,
Liliana,
ambos desde tierras argentinas.
Fui feliz allí, estuve tranquilo y relajado casi todo el tiempo.
Qué suerte la tuya, Liliana!
A mí no hay idea que me distraiga de la de estar en un lugar más pequeño que mi cuerpo, encerrado y rodeado de un montón de gente tan frágil como yo.
Como Daniel, pienso que los mercaderes se forran arriesgando nuestras vidas.


Abrazos para ambos y un enorme agradecimiento para los bloggers amigos que insisten en lerme.

Isabel Mercadé dijo...

Aunque casi nunca he comentado, he ido siguiendo todas estas crónicas porteñas y ahora la de tu regreso. Me han gustado mucho, Dante.
Sé muy bienvenido de vuelta a "nuestro salvaje y desventurado país" (Salvador Espriu) que espero que a pesar de todo te sea propicio.

Dante Bertini dijo...

Bel M:
gracias.
Trato de aceptar la profunda nostalgia, el sentimiento de pérdida. Es mucho, demasiado, lo que dejé allí.
Un abrazo

Marina Judith Landau dijo...

Bienvenido, Dante!!!!
Ya te vas a tomar tu tiempo para descansar, reponerte, y compartirnos
tanto que tendrás para compartir.
Aunque estés cansado se te ve re lindo, y Federico, como siempre, me llena de ternura y amor.
Que disfrutes tu vuelta a casa, a tus afectos y tu lugar, que Buenos Aires se te habrá quedado adentro y no vas a extrañarla.
Un abrazo fuerte fuerte.

Belnu dijo...

Dante, soyez le bienvenu! Sé que andarás con nostalgia y jet lag, yo estoy con un ataque de extraña gripe muda. Pero espero que tomaremos un café en tus barrios y me contarás

Mari Pops dijo...

mi regalo de bienvenida Dante
porque sentimos

http://www.youtube.com/watch?v=MDpgHNoWASM&feature=related

... llevo el sur
te quiero sur
....

JH dijo...

Desde Argentina, mientras tu estabas por allí, nos llegó también otra buena noticia que concierne directamente a este país: la reapertura por parte de un tribunal de Buenos Aires de la causa por los crímenes cometidos por la dictadura de Franco. Ya van tres cosas buenas pues...Bentornato. Un abrazo

Dante Bertini dijo...

Marina:
me pides un imposible.
Creo que por el sentimiento tan intenso de estos días no he vuelto a Buenos Aires en 17 años. Como en algunas drogas, el bajón es peligroso.
Un abrazo y gracias por estar aquí.


Marypop:
volví a pasar por tu casa (que me gusta mucho, mucho) antes de partir de Buenos Aires. "Yo no sé cómo he podido..."
No sé qué me adjuntas, pero lo agradezco desde ya.
Besos

Dante Bertini dijo...

José H:
pues que sean tres entonces, mejor aún.
Gracias por la cariñosa bienvenida!
Y un abrazo

Frank Invernoz dijo...

Bienvenido. La verdad es que hay que mejorar la forma de viajar a lugares tan lejanos, pero asimismo cercanos. No te duches para que te quede la piel porteña, perfumada con la fragancia de Palermo. Encantado de que hayas vuelto.

Dante Bertini dijo...

Zbelnu:
Gracias, querida.
Por supuesto que habrá cafés con charla muy pronto, aunque no tengamos un local porteño a mano.



FRank:
dan ganas de seguir tu consejo de puro nostálgico...pero mis vecinos no lo perdonarían.
Un abrazo y dos
Te visito

Beatriz dijo...

¡Bienvenido!-
Hablaremos.-Por ahora me bastan tus palabras para interpretar que ha sido un viaje felíz
Imposible regresar de nuestra tierra vacío de emociones. Los afectos, las imágenes, los sabores, los olores, su cielo tan especial... todo es tan desmesurado como la generosidad de su extenso territorio.
Un beso y nos encontraremos.

39escalones dijo...

Bienvenido de vuelta. Duerme, descansa, recapitula, y cuenta.
Abrazos.

Dante Bertini dijo...

Beatriz,
Alfredo:

gracias de verdad por vuestra generosidad.
Os quiero.

odette farrell dijo...

Bienenido a Europa de nuevo Dante querido...espero que el spleen post viaje pase rápido :)

Gise =) dijo...

La patria madre te recibio como mereces, cosecharas tu siembra dicen y tu lo haces alli donde vayas!!!! Me alegra tenerte de vuelta a pesar de tu morriña que por experiencia dura algun tiempo y esperando no agobiarte con con mi pedido... TENGO GANAS DE VERTEEEEEE!!!!!!!!!! lo dejo en tus manos cuando quieras desayunamos y me cuentas!!!! Y Fede?? como te recibio???
Que bien lo de Maragall eso de viajar en tu misma clase no lo imaginaba....

Te leo, nos vemos, te abrazo y te beso!!!!!!!

Dante Bertini dijo...

Odette:
qué alegría que tú me des la bienvenida!
El jet lag me atacó sin piedad y estoy reponiéndome...espero hacerlo pronto. Un abrazo

Dante Bertini dijo...

Gisella con niño:
cómo estás?
entre las muchas cosas que no hice estuvo el llamado a tus padres. Lo siento, pero me dejé llevar por los acontecimientos, que fueron muchos y variados.
Debemos vernos, con seguridad, en estos días.
Te llamo o me llamas.
Federico me recibió con mimos y maullidos, muy flaco, aunque elegante como siempre.
Besitos

Lansky dijo...

¿Quién cuida de Federico cuando te vas? (no responder si es una pregunta indebida)

Dante Bertini dijo...

Lansky,
no hay secreto: siempre hay alguien en casa. Federico está, como yo, en buena compañía.