El último domingo fue amable, aunque con incursiones en el horror, y nada vacuii, precisamente. A media mañana nos trasladamos hasta la Caixa Fòrum del Montjuich para comprobar cómo se puede hacer foto "artística" explotando sin pudor la desgracia ajena. La exposición de FotoPress muestra, incluso antes de entrar a sus salas, los rostros atrozmente mutilados de un puñado de mujeres musulmanas que han pagado de esa forma brutal supuestas desobediencias religiosas o civiles. ¿Documentos sobre la barbarie? No. Por ligereza o inconsciencia, el fotógrafo les brinda un nuevo castigo al exhibir sus rasgos desvastados en retratos de estudio similares a los de las top-models internacionales: meditada iluminación, enfoques muy cuidados, espléndido color. El resultado es desagradable hasta límites difícilmente descriptibles.
Quizás porque el género de terror está de moda y a nadie inquieta ya los despojos humanos, las vísceras derramadas, la sangre salpicándolo todo, la sala estaba atiborrada de gente "de bien" que señalaba con el índice estirado los detalles más nauseabundos. Lo hacían con el mismo desapego sensible que suelen usar para destacar un adorno especialmente llamativo en un abrigo de temporada de la tienda Chanel o el tacón espejado y vertiginoso de unas sandalias de Jimmy Choo.
Para descansar un poco los ojos, para brindarles un color diferente al del oprobio ajeno, el resto de la mañana los paseamos por los objetos que pueblan las salas donde se exhiben algunos tesoros del Islam pertenecientes a la propiedad privada del Aga Khan. Vidrio, maderas, metales, cerámicas, materiales nobles y las manos de unos artesanos sin prisa, dispuestos a ganarse ese cielo pagado minuto a minuto con la minuciosidad cariñosa de sus obras.
El resto del día fue pródigo en amigos y situaciones gratas, pero ya en casa se nos ocurrió ver por CTK
Lejos de ella, un film dirigido por la canadiense Sarah Polley, actriz reincidente de Isabel Coixet.
Tristísima historia de una bella mujer (Julie Christie) atacada por el alzheimer, lo que al principio parece la descripción del amor sin límites de un profesor ya retirado por la que fue su pareja durante cuarenta y cuatro años, la película se convierte, poco a poco y de forma más o menos encubierta, en la narración de una tardía venganza femenina (desde el) inconsciente. Como era de suponer, soñé con andadores, sillas de ruedas y geriátricos algo siniestros.
A pesar de todo esto, al día siguiente me levanté con más ganas de arte.
Gracias al cambio de los tiempos, a la constante eclosión de las empresas culturales, ahora vivo en un barrio con muchísima oferta: el Eixample. Husmeando por las galerías cercanas pude ver en Joan Prats los collages sobre iconos religiosos de la artista polaca Aleksandra Mir, entre ellos el Sagrado Corazón de Jesus en la misma versión que vigilaba los sueños y vigilias de mis padres desde la cabecera de su oceánica cama de dos plazas y media. El pequeño poster promocional tiene, y ya voy encontrando natural estos encuentros nada esporádicos, un grupo de ¡ángeles! a la custodia de un artefacto espacial estadounidense.
Como la muestra no tuvo efecto colateral alguno sobre mi persona, pude aceptar la invitación de los pintores Gonzalo Elvira y Gloria Cañadó para asistir a la apertura de Casa Decor, ubicada este año en un precioso edificio modernista de la calle Aribau y Còrsega. Creo que a pesar de algunas pocas intervenciones plásticamente baratas -de plástico barato, para ser más preciso- la visita es gratificante y recomendable. Al menos yo invertí una mañana entera y no alcancé a verlo todo con el detenimiento necesario.
También por mi barrio, en la por fortuna aún inalterada Sala Dalmau, una exposición del uruguayo-catalán Joaquín Torres-García detuvo mi corto paseo flaneur de aquella misma tarde. Nunca me canso de ver sus paisajes ordenados, tiernos; ligeramente sombríos aunque sin concesiones a la tristeza.
Como
La Cina é vicina , uno de estos días inauguran en el Paseo de Gracia el hotel
Mandarín. Dos enormes fotos de Sigourney Weber y Liam Neeson lo anuncian desde la fachada. Realidad y ficción se confunden. ¿Vendrán como invitados especiales o simplemente como empleados de la firma?
Otra sorpresa agradable me esperaba hoy, cuando, después de un breve encuentro profesional con Antonio Travería, director de AmeriCat y editor del
Diccionario del tango en Cataluña, me topé con una exposición del dúo madrileño Democracia en la galería ADN. La muestra se llama
Ne vous laissez pas consoler e intenta colar en su propio ámbito, el de los estadios, y a través del
tuneo artístico al
merchandising habitual, consignas alternativas para los forofos, hinchas y/o ultras del fútbol.
La verdad es siempre revolucionaria, Los ídolos no existen, El dolor es la única nobleza, Lenin, Baudelaire y Leo Ferré, se mezclan alegremente con los cantitos de apoyo a los equipos propios y aquellos otros de escarnio para los
once rivales. Fresca e intencionada, la exposición me alegró la mañana, así que pude recluírme un rato en casa y sentarme frente al ordenador para escribir este post "pour la galerie", algo errático y muy
exhibicionista.
Fotos de Bertini: exposiciones de ADN, Joan Prats, colección Aga Khan.