Es difícil ponerse a escribir después de varios días sin acercarme a la máquina. ¿Falto de ganas? Ni siquiera pretendo contestar esta pregunta. Quizás porque, como el abúlico Bartleby de Herman Melville, "Preferiría no hacerlo". Hace mucho, mucho frío, pero por suerte mi salud no se ha resentido con este clima auténticamente invernal y los amigos siguen organizando reuniones gastronómicas con cualquier excusa más o menos válida. El día 4 Héctor Z. cumplía años e invitó a su mesa a una decena de buenos amigos. Cocinó un exquisito vitello tonnato (los porteños, siempre tan afrancesadamente snobs, preferimos llamarlo Vitel Tonné), suaves y deliciosas lasañas de carne y verdura, tartas de calabaza y champiñones. Abandoné mi dieta para sumergirme en placeres vedados. Durante la agradable cena no hay enfrentamientos verbales, a pesar de que no todos tenemos la misma opinión respecto a los degraciados acontecimientos de Gaza, un tema que durante estos días está presente en cualquier encuentro de dos o más personas. El 6 a mediodía, almuerzo en casa de Teresa R. y Armando. Exceso de canelones -plato típico de estas fiestas en tierras catalanas- turrones, chocolates y postres variados. Anoche mismo, ingesta de empanadas de carne, ¡varias!, en casa de Xavier F. y Sandra R., la pantera mendocina del tango. Como pantagruélico colofón, pasta frola de manzanas. Fuimos nuevamente una decena de personas adultas. Hablamos de literatura, nacionalidades, lenguas y, ¡ay!, sexo oral y escrito. Eulalia, mujer del que fuera años atrás Jefe de Bomberos de Barcelona, cuenta anécdotas de su reciente viaje a Vietnam. Parece que batallones de hormigas -tan grandes y negras como las dalinianas- campeaban a sus anchas por camas, mesas y demás superficies transitables frente a la impasible mirada de los, siempre según Eulalia, encantadores anfitriones vietnamitas. Por si no lo recuerdan, éstos sostuvieron, y ganaron, una larga y cruenta guerra con los Estados Unidos gracias a la construcción de auténticas ciudades subterráneas. Se trataba de pasadizos excavados en la tierra donde tenían todo lo necesario, incluídas escuelas y universidades, para sobrevivir al asedio de los marines yanquis, a sus bombardeos constantes y a sus devastadoras limpiezas mediante el nada piadoso Sistema Napalm.
-Claro... -digo yo-. ¿Cómo los vietnamitas no van a ser pacientes con las hormigas si aprendieron de ellas sus métodos de supervivencia?
Un día después sigue pareciéndome un razonamiento válido.
Ahora corro a sumergirme en los vapores del sauna. Los remordimientos ladran a mi costado como perros furiosos. Temo estar demasiado pesado como para hacerles frente. ¡Y el próximo lunes por la mañana tengo cita con el dietólogo! ¿Habré tirado por la borda mis largas semanas de sacrificio? ¿Desenmascarará la balanza todos mis excesos? ¿Seré Justinianamente reprendido por ello?
(fotografía de André Kertész)
Hacia finales de marzo recibí una carta suya. Estaba concentrado en El
Escorial y me pedía que nos encontráramos en Galapagar. Él me estaría
esperando en s...
Hace 23 horas
16 comentarios:
Amore me alegra tu vuelta!!! extrañaba tus andanzas y tus racontos gastronomicos!!! Me encanta que te hayas homenajeado con tan deliciosa comida, las dietas si uno no se las salta para una beuna comilona no tienen sentido ;)
Espero que el sauna te relaje y te haga perder algunos gramillos asi el lunes no te ponen en el rincon de pensar...
Beuskones y buen finde!!!!
PD: cuando te apetezca nos tomamos el cafe que nos debemos!!!!
Muakkksssssss!!!!
Gise:
una gratificante fidelidad a toda prueba!!!
Es bueno saber que estás allí...
Tienes mi teléfono, verdad?
Podemos ir al café de La Central de calle Mallorca
te parece bien?.
Hola Dante,
Me encantó tu relato gastronómico-amiguil... la verdad es que da tanto gusto leerte, ya sea en ficción como en realidad.
Ya comentaré sobre la entrada llamada Tres x Uno, pero ahora debo partir a comprar una maceta y tierra para unas flores nuevas antes de que cierre el vivero.
Te comento que un pariente de André Kertész es médico del Sanatorio Otamendi, acá en Buenos Aires.
Besos :)
Cher Cachó,
Nunca terminé Moby Dick, así que infiero que detesto a Melville... en cuanto al sauna... ¡diablos! Tiene una ventaja sobre el vapor: se puede leer en él, aunque estar en un ambiente oscuro, clautrofóbico y caliente no es lo mío. Cierto es que pronto tendré que asumir mi condición y ponerme a dieta pero ¡diablos! prefiero un masaje por parte de una matrona rumana que un sauna... a menos que en el sauna esté la versión femenina de Cacho... alguien que me haga reír, pensar, dudar, bailar... pero creo que Cacho no se ha clonado. Y dudo que su clon cayera en tierras tropicales y en sexo femenino...
Besos, Cacho, welcome back to blogging! We missed you a lot!
¡Quiero conocer a la pantera mendocina del tango!
¡Uf! ¡Ha vuelto! Gracias a la comida reparante...
Habrás tirado por la borda tus largas semanas de sacrificio. La balanza desenmascarará todos tus excesos. Tenlo por seguro.
NO creo que nadie te reprenda por ello, "nadie" ha caido en los mismos excesos, tenlo por seguro tambien.
Saludos
...entonces lo de "cacho de pan", está directamente relacionado con la inmersión del mismo en un sabroso plato de salsa bologñesa? Y yo que creí que se trataba de un buen tipo...en fin. Amores son amores, decía mi abuela.
Un abrazo como siempre.
Caramba, estás pantagruélico! Necesitarás mucha sauna y remedios milagrosos... o bien un metabolismo activo y volcánico para no provocar la censura del dietista!
También yo pensaba en hormigas, dalinianas o salvat-papasseitianas.
Y la foto es maravillosa, claro, Kertesz
En la pelicula PROMESAS DEL ESTE, de Kronember, hay una simpatica escena en un sauna: Vigo Mortensen dirime vigorosamente diferencias con un par de Serbios. Es una escena curiosa, no sabes si los serbios intentan acabar con él, o en él. Si la vistes, me refiero a la pelicula, me gustaria saber que te pareció.
Saludos y suerte con la balanza, no camines hacia ella como quien va hacia un patibulo.
Caro cacho de pan, para mi Quique, después de tu comentario sobre la cena del cumple, me siento como si me hubieran otorgado una estrella Michelín(no hay cachondeo)Con respecto a lo de Gaza creo que la docena de amigos reunidos pensamos igual sólo que, nuestra vocación argentina por la discución nos lleva a discutir hasta en lo que estamos de acuerdo.Almagro
Gargantua y Pantagruel redivivos ¡jajaja! Pero bueno, dejas a los nuevos demiurgos de la restauración lo que se dice en mantillas.
Para no tener ganas de escribir, has escrito y muy amenamente. Eso ya es meritorio. No te fustigues por haber gozado de las delicias gastronómicas estos días, carpe diem y ándeme yo caliente y ríase la gente, que diría Góngora, muy partidario él de que gobernaran sus días mantequillas y pan caliente, naranjadas, castañas y demás.
Me encanta el vitel tonné y ahora me ha dado hambre. A Vietnam tengo que ir, pero más adelante.
Un abrazo.
También pienso lo mismo de las hormigas.
SERAS REPRENDIDO, jajajaja, pero que "para un buen gusto, un buen susto". Me encantó la descripción de toda esa gastronomía.
Besos,
Vulcano.
Los espejos y las balanzas averiguan todos los secretos. Por eso yo no tengo.
Saludos.
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