viernes, abril 30, 2010

Un día como cualquier otro (a mi madre, ausente)

Doblaba la esquina de mi casa con el corazón en un puño y la respiración contenida, los deseos convertidos en un único miedo, mis pobres culpas inocentes transformadas en invocaciones mántricas que pretendían detener lo que al mismo tiempo suponía inexorable.
Imaginaba mi calle bloqueada por un puñado de ambulancias de color blanco fantasmal, grafiteadas con siglas incomprensibles y enormes cruces de colores; atravesada en todo su ancho de avenida importante -nada menos que la más larga del mundo, Rivadavia- por sangrantes camiones repletos de bomberos; atestada de curiosos que, sudando, enrojecidos por el esfuerzo, estiraban el cuello para traspasar los cordones policiales que les impedían el paso.
Se había convertido en una obsesión que no podía quitar de mi cabeza. Mientras volvía del colegio de curas para almorzar junto a mis padres, un segundo antes de doblar la esquina desde donde podía ver mi casa, imaginaba que nada más hacerlo algún vecino correría hacia mí con cara compungida, dispuesto a consolarme con abrazos de amigo al mismo tiempo que me comunicaba la brutal noticia. Mientras tanto su mujer, uniéndose a otras tan solidarias como ella, todas con actitudes igualmente graves, formarían un apretado coro de lloronas, torciendo la cabeza en señal de duelo frente a los restos humeantes de lo que había sido mi casa.
Solitario oficiante de un secreto ritual íntimo que repetía semana tras semana, de lunes a viernes y poco después del mediodía, todavía no me era dado comprender el porqué de aquellas catastróficas fantasías.
Yo pensaba que eran premonitorias, sin embargo la realidad nunca confirmó aquellos temores recurrentes y aungustiosos. Jamás lo siniestro se presentó en forma de incendio, derrumbe o terremoto. La sangre no corrió por las altas escaleras que comunicaban mi casa con la calle ni las llamas devoraron la falsa boiserie del salón donde imperaba, como un trono candente que nadie se atrevía a ocupar, la chimenea de mármol jaspeado, jamás encendida. Mi madre no pereció en una explosión de gas ni fue encontrada nunca bajo los escombros de aquella cocina estrecha con paredes de azulejos color verde nilo que tanto frecuentaba.

Todo lo deshizo el tiempo con su ritmo impasible. Segundo a segundo, sin necesidad de estruendos ni gritos; sin alarmas, sirenas, imprecaciones ruidosas o extravagantes alharacas. Sin descanso ni piedad.
Terca y silenciosamente, como acostumbra hacerlo.

Ilustra foto de Francesca Woodman

41 comentarios:

Naia Marlo dijo...

Buenos Días amigo Dante!! ¡Feliz día del Trabajador!
Cuando somos niños nuestra vulneravilidad nos mantiene en sigilo temiendo quedarnos solos ante el gran mundo. La unión que vivimos con nuestra madre es muy intensa, de complicidad, de confianzas abiertas y respeto silencioso. Mi madre ya no está aquí, se fué. La echo mucho de menos, pero sé que en donde está, esta muy bien.¡Qué pases un entrañable día de la Madre!

Te dejo un abrazo silencioso salpicado con aroma canela y coco,...para Fede, besitos y acuchones y mauuuuuuuuuuu de Jon..

Naia

Belnu dijo...

Y como en esa foto maravillosa de Francesca Woodman, despareciendo, como los contornos de las cosas cuando se va el sol, a s'hora baixa, como dicen en las islas

Guido Finzi dijo...

Es lo que tiene la realidad; que siempre sale por donde no imaginamos...

Un saludo

Dante Bertini dijo...

Naia:
te diré que el recuerdo surgió hoy, a raíz de las publicidades que pretenden vendernos cualquier cosa apelando a los sentimientos.
Rescato a mi madre cada cierto tiempo, la pienso, la revivo y voy descubriendo alguna que otra cosa que había quedado en el camino.
Para mí no está y eso es categórico.
Del día del trabajo poco puedo decir. Hace tiempo que a mi labor no la considero trabajo, al menos no de ese de sudor y sufrimiento.
Soy muy afortunado.

Un abrazo para toda la casa, ahora con olor a limones y naranjas...del perfume que me he puesto esta mañana.


Zbelnu:
s'hora baixa nos reunirá, supongo...
Maravillosa foto, increíble Francesca.


Guido:
pero también siempre va a por nosotros, según parece. Aunque tal vez confunda realidad y parca.
Un abrazo

carmen dijo...

Precioso lo que has escrito.
Hoy,a parte de mis saludicos,un abracico.

DB dijo...

Carmen,
gracias.
Los devuelvo cariñosamente.

vulcano dijo...

La muerte siempre cambia de estrategias, los vivos vivimos sin ellas.

Un abrazo de bienvenida,

Vulcano.

Dante Bertini dijo...

Vulcano,
has vuelto. No podía ser de otra manera después de las violentas erupciones islandesas.
Bienvenida!

阪戸みほ Miho Sakato dijo...

hola dante y jorge!

have a happy sunday!

toru y miho:)

Emma dijo...

y es nuestra obligacion seguir viviendo por ellos, los que se fueron, tenemos que vivir porque ellos quisieron que asi fuera, tenemos que tomarnos la tarea en serio y ser felices.

Dante Bertini dijo...

Miho, Toru:
¡Bienvenidos, Welcome, Willkommen, Bienvenue!
¿How are you?

Dante Bertini dijo...

Emma,
un nombre que inspiró a Flaubert.
Gracias por la buena onda.
Trato de recordármelo cada día.
Abrazos

el objeto a dijo...

yo también tengo y he tenido esas fantasías de miedo, imagino que el que se repitan nos ayuda a domesticarlo, me hace gracia leer las de otro,
pero como bien dices la mayoría de cosas que se rompen lo hacen sin descanso ni piedad, sin oportunidad a que lo domestiquemos

bonito homenaje
un beso

pepa mas gisbert dijo...

Un día como cualquier otro para una madre como ninguna, con el mismo nombre que la mía ¿recuerdas?.

Un abrazo

Dante Bertini dijo...

Vanessa:
a algunas ni es necesario domesticarlas, se escapan, se pierden, se van a territorios más salvajes. Los miedos también nos definen. Qué cosa no lo hace.
Acepto ese libro de Onfray.
Besos


Alma:
mi memoria es intermitente, como casi todo en mí, pero ahora que tú me lo recuerdas, lo recuerdo.
Por nuestras madres, irrepetibles.
un abrazo

Miroslav Panciutti dijo...

De ese tipo, más que fantasías, he tenido abundantes sueños. Luego me despierto con la angustia sorda y me digo, para ahuyentarla, que son "contra-premoniciones". Y debe ser verdad porque nunca ninguno se ha cumplido; sí, en cambio, el tiempo, terca y silenciosamente, como bien dices (y no menos terriblemente).

daniel rico dijo...

Muy bueno Dante, es como el principio de una novela que acasoinsista en algun momento en que la escribas.

Tenes toda la razon: las cosas nunca suceden, siempre estan sucediendo.

Saludos!

Lansky dijo...

¡Qué bello y qué triste! No hacen falta esfuerzos telúricos, basta con el insidioso tiempopara demolernos...¿De verás tenías esas ensoñaciones, Dante?

Dante Bertini dijo...

Miroslav:
era un niño de escuela primaria y me parece que los sueños eran tan profundos que ni pesadillas recordaba. También, como tú, ahora las imagino escudos contra la desgracia. Es más tranquilizador, sin duda.


Daniel:
aguda observación. Tal vez lo sea, porque de allí nace un texto que hasta el momento no tiene final.
Un abrazo


Lansky:
no se si llamarlas ensoñaciones. Aparecían frente a mi con la angustiosa premonición de una videncia. Supe dejarlas de lado, o pude hacerlo, cuando comprobé que no sucedía, comprendiendo al mismo tiempo que en realidad no merecía aquello.

Beatriz dijo...

Ellas, nuestras madres, han sido siempre silenciosas, cautas hasta para ir "desapareciendo".
Como cuando por las mañanas, muy tempreno, se levantaban y en puntillas se desplazaban por los pasillos de la casa para no despertarnos. ¡Si hasta cuando lloraban lo hacian en silencio!-
Buen recuerdo de tu madre.
Y mi homenaje para todas las madres, todos los días del año.
Un beso.

Dante Bertini dijo...

Beatriz:
sin embargo dejaban su impronta desde ese aparente silencio, desde esa aparente sumisión laboriosa.
A veces me pregunto cómo aguantaban tanto con tan poca gratificación como tenían.
Yo no la recuerdo cada día, sería una obsesión o un culto, quizás por ello, aunque no creo en estos homenajes ideados por las cámaras de comercio y los perfumistas, aprovecho la ocasión para traerla a mi memoria con la premura de un encargo ajeno. Besos

Raúl dijo...

¡Bravo!

Ātman dijo...

La vida es sueño, y los sueños sueños son… Y yo añado, que cada uno de nosotros somos el espejo de todos los enigmas… En el mundo onírico “alguien” escribe un guión. En él aparecen personajes asociados a un drama o comedia, pero son simples actores, elegidos intencionadamente por ese autor misterioso, con la finalidad de construir una realidad que nos impacte y cuya comprensión no es literal. Un beso a todas las madres del mundo.

Unknown dijo...

glups

Dante Bertini dijo...

Raúl:
gracias...
suena operístico
y al signore Bertini le gusta.



Átman:
nuevo visitante? Intenté contactar contigo en tu blog, pero creo que no tienes.
Ese alguien, creo, es el inconsciente, un incómodo inquilino que no acepta explicaciones ni sobornos.
Bienvenido!

Ātman dijo...

Perdona Dante, cambié de nick y se me olvidó decirlo. Antes firmaba Chrysagon. Estuve un tiempo ausente de los blogs, pero mis apetitos se han vuelto a reactivar.
Creo que ese alguien, es el ser profundo que llevamos dentro, la materia y la vida que nos conforman, en definitiva, la existencia misma. De esta manera, los sueños y las ensoñaciones se producirían cuando nuestro ser más superficial se pone en contacto con el profundo.

Dante Bertini dijo...

Fanma:
¿un vaso de agua o un trago de sake?


Átman:
mira, me preguntaba por dónde andarías, aunque en el mundo blog las desapariciones son tan habituales como las apariciones.
Me alegra que vuelvas a tener bloghambre.
Tu interpretación -¿algo mística o a mi me lo parece?- tiene muchos puntos de contacto con la que me resulta más cercana, aunque yo no se si ese encuentro con el inconsciente es posible. Tal vez el descanso de la conciencia nos deja en manos del inconsciente.

Ātman dijo...

El inconsciente siempre está presente, y diría que es el origen de todas las acciones cotidianas conscientes, por ejemplo: cuando suena el despertador es el inconsciente quien lo oye primero, luego el sonido se va haciendo cada vez más consciente, y por fin nos despertamos. La consciencia no es mala, todo lo contrario, pero tiene una capacidad limitada, todos los excedentes va a parar al cajón de los recuerdos, y si están bien guardados, con un pequeño esfuerzo los podemos recuperar, otra cosa es el ruido del pensamiento, del ego, que es lo que trata de evitar la meditación yoguica, y así entrar en un estado de consciencia más profunda.

Dante Bertini dijo...

Atman:
de dónde sale el nombre? Lo ignoro.
Gran parte de lo que llevo de vida hice yoga. Algunas veces análisis freudiano, transaccional, lacaniano. El inconsciente, con uno u otro nombre, sigue siempre allí y es imposible dominarlo. Mejor adaptarse a su existencia, comprenderlo y dejar que haga su trabajo sin entorpecernos demasiado.

Ātman dijo...

En la Wiki se dice que “en las religiones de origen hinduista, el ātma o ātman es el término usado para referirse al alma, o la esencia espiritual, si bien posee un significado específico para los hinduistas. El ātma es la parte de Brahmā que está dentro del hombre, y que es necesario conocer para concluir el ciclo de las reencarnaciones. Se dice que el conocimiento del ātma propio conduce a la perfección, revelando la realidad eterna que subyace detrás de la maya y superando así dicho ciclo”.
Bueno, pero aparte de todo este rollo, elegí el nick porque me gusta la palabra en sí misma, además, alma (su traducción al castellano) es una palabra femenina, mientras que ātman suena muy masculina (en inglés sería “at man”, al hombre), y me hace mucha gracia también la ā con acento horizontal, que le da mucha distinción, y que por cierto he de copiar continuamente, pues no la sé escribir con mi teclado.
Intuía lo que dices de ti, y comparto esa cercanía al yoga y el psicoanálisis (si bien el yoga es un descubrimiento reciente para mí).

Ātman dijo...

Me he quedado con ganas de explayarme más, así que sigo. He pensado que comparto muchas más cosas contigo, creo que los dos somos rioplatenses, sólo que de distintas orillas, vinimos ya hace tiempo a España, tenemos gusto por lo estético pero también por lo ético, a mí me gusta la ā de Ātman, y a ti te gusta empezar las frases con minúscula, y puntuar las admiraciones e interrogantes sólo al final, como los ingleses. En fin, que supongo que sin ser dos almas gemelas, me siento muy a gusto en tu blog, por esas (y supongo que alguna más) afinidades. Decir(te) además, (lo del decir-te, dar doble significado a la palabra, es otra característica tuya que en este caso he hecho mía) que me encanta como escribes, pero como tus seguidores repiten tanto lo bien que lo haces, resulta algo redundarte mencionarlo. Y para acabar, alabar el trato siempre atento y cariñoso que das a todos tus contertulios, así como la finura, belleza y sosiego con que abordas casi cualquier tema. Pleased to meet you, Dante.

Dante Bertini dijo...

Âtman:
cambio el acento, ya que no se si el otro existe en nuestras máquinas. Sabía lo de Atma (una línea de electrodomésticos de mi infancia) pero Atman lo leía en inglés, como dices tú. Suena también a superhéroe. ¿Lo eres? Atma se llama(ba) una adorable adolescente de Ibiza, hija de hippies de la época, allá por los ochenta. Ahora será una mujer, espero, de casi cincuenta años.
Me enternezco.
No tenía tan claro que fueras rioplatense: ahora que tú lo corroboras puedo pensar que el amor por el diálogo, y el monólogo, es muy propio de aquellas orillas. Somos MUY habladores, algo que pone nerviosos a los lacónicos, a los rácanos, a los que no tienen nada que decir pero les gustaría decir mucho.
Si vamos a alegrarnos el día, te diré que a mi me gustan tus visitas. Es un orgullo tener en "la otra orilla" a alguien que lee con atención mis divagues y comenta con la delicada, comprometida y razonada forma en que tú, vos, lo haces(és).
Un abrazo

Ātman dijo...

Todos llevamos un superhéroe dentro, esa adolescente se ve que te gustaba ¿seguramente tu serías tan joven como ella? te imagino en la cincuentena, como yo, recién inaugurada ¡eh! Gracias por todo. Otro abrazo para ti.

Diana H. dijo...

No tenía idea de que por alli fuera el día de la madre, aqui es en octubre.
Es cierto: te han repetido mucho que escribís tan bien, pero yo no pienso quedarme con las ganas encerradas, así que: escribís tan bien!
Me toca en un momento especial con mi papá, en que he decidido decirle cosas lindas que nunca le dije y no quería que murieran como meras intenciones. Ah, las relaciones con nuestros padres.

Hacés que sea tan fácil sentirte cerca...
Mi abrazo.

Liliana dijo...

Has encontrado la imagen justa para tu texto. Muy conmovedor.
Un abrazo, Cachito.

Raquel Barbieri dijo...

Dante,

Me sentí identificada con tus temores de chico, esperando la escena sanguinolenta al llegar a casa. Creo que quienes nos dedicamos al arte y la literatura tenemos una tendencia a este tipo de sensaciones, sobre todo en la edad de la inocencia en que necesitamos más que nunca de la protección de nuestros padres.
Me gustó leerte.

Hoy andaré por la avenida Rivadavia y me acordaré de vos.

Como siempre, besos y abrazos de las dos erres para vos y Fede :):)

Cacho de Dante dijo...

Atman:
un peto con la A mayúscula?
con capa o sin ella?
un abrazo


Diana:
gracias por gracias, gracias al cuadrado.
Aquí el día de la madre fue este domingo, supongo que por sugerencia del Corte Inglés o la antigua Preciados. Vivo aquí, pero se muy bien que allá es en octubre y tiene que ver con Gorki y su famoso libro La madre.
Una fecha cualquiera, un festejo, dispara los recuerdos, es buena para recordar a mi madre y escribir sobre ella.

Liliana:
me gusta "escucharte" por aquí. Un abrazo y gracias.
Un abrazo cercano.

el de la casa dijo...

Raquel B, Renata:
imaginaba desastres absolutos porque intuía los otros existentes, más reales, menos notables.
Me costó la vida, aún me cuesta, no temer antes de tiempo y aceptar que también la felicidad puede cambiarlo todo con estrépito.
Por el milagro, una vez más.
Besos

Fernando García Pañeda dijo...

Terco y silencioso: asi es el espíritu de las madres. Es perfecto.
Ejercicios de estilo emotivo y memoria literaria como éste tendrían que ser obligatorios en estos días, y no esas estupideces comerciales.
Un abrazo, Dante.

Dante Bertini dijo...

Fernando,
gracias.
Estos días no estoy muy "apalabrado".

Marina Judith Landau dijo...

El instante en que supiste que se fue, lo imagino más duro aún que tu fantasía recurrente del pasado. A veces en un instante que parece quieto, se nos viene abajo todo adentro nuestro, y corre sangre escaleras abajo en una casa que se derrumba y desaparece, y después de eso adentro nos quedan sólo escombros. Hasta que empezamos a reconstruírnos.
Me atrapó totalmente el modo en que lo relatás, yo también sentí una obra que continúa a partir de este texto.
La fotografía que elegiste es la imagen perfecta.
Te dejo un abrazo, fuerte fuerte.