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viernes, diciembre 10, 2010

¿Writers?


Durante el último viaje a Madrid pude comprobar -una vez más y con desesperanzada tristeza- que si acercas un instrumento cualquiera a una persona con sensibilidad creativa tienes la posibilidad de encontrarte poco después con una obra de arte, pero si se lo das a un vándalo descerebrado posiblemente se le ocurra destruir lo primero que tenga a mano, ya sea un monumento histórico, un muro recién reparado o el cristal impecable de un escaparate.
Cuando el año pasado estuve por algunos días en Sevilla, me asombró ver el estado en que se encontraban las vidrieras de los locales comerciales del centro de la ciudad.
La cantidad de pintadas, grafitis o raspones simulando firmas sobre los cristales de las tiendas eran tan numerosas, que en algunos locales se hacía realmente complicado ver lo que estaban exhibiendo en sus escaparates.





Lenta, aunque no pausadamente, la moda de agredir cristales ha llegado a todas las ciudades que transito. Los municipios, aparentemente ajenos a estos nada espontáneos destrozos, distraídos o ciegos frente a lo más que evidente, insisten en poner vallas acristaladas en muchos elementos urbanos. Una solución ligera en más de un aspecto y que pareciera funcionar como desafío para las dotes escribientes de los aficionados al writing, una forma bastarda, primaria y especialmente vandálica de acercarse a la escritura.
Descendientes "letrados" de los grafiteros, estos personajes sin oficio ni beneficio gozan dejando su garabateada impronta sobre cualquier superficie impecable, como si de esta manera ganaran un pasaje desde el anonimato a la popularidad, desde su evidente mediocridad cotidiana a esa fama mediática que sólo ellos pueden suponer gloriosa, satisfactoria, menos desgraciada.



Los supongo pobres niñatos de la cada día más devaluada clase media -¿quién si no puede malgastar tiempo y dinero en una labor sin sueldo?-, a los que unos desorientados padres -adictos al orden impuesto por la lejía Conejo, los salva-uñas Vilela y el musculado Señor Limpio- han prohibido escribir sobre las intocables paredes de la casa familiar pero jamás le han enseñado a respetar lo ajeno.
Ahora, ya más creciditos y con la semanada paterna para comprar pinturas, se desquitan de las anteriores prohibiciones estropeando todo aquello que otros se empeñan en conservar de la mejor manera.

No sería extraño que algún día se queden sin cristales y decidan estampar su corrosiva firma sobre nuestras, hasta ese mismo momento, desprevenidas, impávidas caras.

Fotos, Diesel, puertas y cristales por (c)Dante Bertini.

domingo, enero 31, 2010

Naturaleza Impermanente

En mi casa hay una mesa algo especial.
No lo es por el tamaño, ya que, sentadas, apenas caben cinco personas
De un art deco tardío en madera de roble oscuro, tampoco me atrevería a llamarla una mesa de estilo... aunque lo tiene.
La salvé de unos dueños insensibles que pensaban arrojarla a un container rebosante de escombros.
Desde ese momento es una mesa en constante mutación. Impermanente. Cambia según los días, los humores y las apetencias de los habitantes de la casa.
Igual que estos, depende también de las estaciones, de la economía, del mercado, de los ¿caprichosos? productos estacionales de todo aquello que llamamos naturaleza.
No es sólo la mesa en la que comemos cuando hay invitados en la casa. Es también el escaparate donde, casi sin darme cuenta, expongo de forma habitual mis estados de ánimo.

Todas las fotografías son de Dante Bertini (2008-2009).

Posdata: por si a alguien le interesa -a mí, lo reconozco, me causó muchísimo placer- podéis leer (y oír) aquí al lado, en el link de José Manuel Contreras y su Rincón Literario, el comentario que ha hecho de mi web y mis blogs en su programa de la Cadena Ser.