Hay otros mundos, pero están en éste. Para demostrarlo, una veintena de hombres y mujeres de mediana edad se sumergen en la piscina climatizada de un hotel de 5 estrellas con aspecto de tanatorio minimalista zen, mientras fuera, en medio mismo de la ordenada campiña leridana, la lluvia y el viento golpean los paraguas verdes que intentan proteger sin demasiado éxito a una cincuentena de visitantes nacionales y extranjeros. Casi todos ellos, bichos espaciales de andar acompasado, pasean looks diversos que no llegan a ser divertidos y modernas gafas de diseño actual con impenetrables cristales oscuros. Entre estos visitantes algo humedecidos se encuentra, tan fatigado como contento, el que les está contando todo esto. La Mostra del Cinema Llatinoamericá de Catalunya nos ha llevado hasta allí para asistir a la rueda de prensa de los responsables del filme que abrió este festival: Negro Buenos Aires, opera prima de un realizador nacido en tierras leridanas pero formado en escuelas de cine estadounidenses. A pesar del título y de la autoría compartida del film -el co-guionista es también uno de los actores principales de la película, el argentino Daniel Faraldo- no hay ningún representante de ese país rioplatense en el estrado que domina el lugar, donde una decena de personas -productor, director, responsables de música y fotografía, más dos o tres de los actores secundarios y la protagonista femenina, Natasha Yarovenko, una belleza del Este residente en la cercana Barcelona- se esforzarán explicando detalles del rodaje, realizado casi en su totalidad en la fotogénica y, por qué no decirlo, muy cinematográfica ciudad bonaerense.
Como soy parte del jurado, no debo develar antes de tiempo los premios que otorgaremos el día viernes en la gala de cierre de la muestra. Sin embargo, vista más de la mitad (7) de filmes a competición (11), algunos de esos galardones parecen ya más seguros que probables. ¿Y las estrellas?, preguntará alguno. Las estrellas cinematográficas son siempre fugaces, puedo asegurarlo. En estos tres días pasaron por aquí -dejando poco más que un buen puñado de fotos y su perecedera estela luminosa- una comunicativa y encantadora Angela Molina y el más aperfilado, evasivo, griposo, Eduardo Noriega. Continúa por la Mostra, dispuesto a quedarse hasta el último día, el actor cubano Jorge Perugorría, un profesional sin remilgos, siempre dispuesto a sonreír y contestar preguntas, mientras que el compañero achocolatado de la rosada fresa cinematográfica, Vladimir Cruz, presentador castellano de la ceremonia de apertura, se marchó de Lleida ayer por la tarde, dos días después de su llegada.
Ahora estoy cansado: mis ojos ya no pueden seguir almacenando imágenes. Mañana esperan tres películas, algunas presentaciones y un sinfín de charlas. Me voy soñar con los angelitos, a olvidar por un largo rato todas las pantallas grandes y pequeñas, sus historias de cuento, para sumergirme durante unas horas en mis propias películas.
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Between the connections we build with others, and the physical locations
that ground us, Berlin choral ...
Hace 1 día