Mi cine Roca, el cine Roca de mi infancia, no tenía nada de iglesia, aunque si por esas cosas raras del otoño se me ocurriera ponerme demasiado fino, nostálgico hasta la tanguera médula, podría decir que fue el templo donde descubrí esa fe pagana que me acompaña hasta hoy, renovada en cada nuevo servicio, en cada nueva ceremonia cinematográfica. Allí aprendí, con más interés y ganas, mucho más concentrado y silencioso que en las aulas escolares, lo poco que sé sobre las pasiones humanas. Para introducirme a esos ritos para mí desconocidos, no faltaron altares, dioses ni sacerdotisas. Fente a sus enormes imágenes, luminosas, etéreas, ángélicas, vislumbré las diferentes formas del amor humano, las desenfrenadas pasiones que suponía alejadas de aquellas familiares, también supuestamente calmas. Frente a aquel altar sin cruces ni estigmas, caí de rodillas, el corazón palpitando de amor y la boca abierta de asombro, por la Audrey Hepburn de Mansiones verdes, y conocí la inquietud de pulsiones sin nombre cuando no menos enamorado me rendí a los encantos del sufriente James Dean, lloriqueando mimoso sobre el asfalto sin mácula de Rebelde sin causa. Hundiéndome a medias en una de sus incómodas butacas de madera, hierro y pana, quedé prendado para siempre de ese triángulo pluscuamperfectamente compuesto por Jules, Jim y Jeanne; la Moureau, por supuesto. La Dolce Vita felliniana me pasó factura también a mí, un chiquito del barrio de Almagro sin la más mínima posibilidad de acceso a toda aquella orgía a cara descubierta, poco factible en nuestra censora y pacata Buenos Aires, una ciudad sudamericana que por nostalgias heredadas de padres y abuelos quería ser tan europea, cosmopolita, decadente y culta como no dudábamos serían París, Londres o Roma. Muchos años después, recorriendo los escenarios reales de aquellas invenciones cinematográficas, me preguntaba cómo podíamos haber sido tan tiernamente ingenuos. La Via Venetto era una calle más, repleta de turistas sin notables vicios ni deslumbrantes visones, no había ninguna rubia escultural bañandose en la Fontana di Trevi y ni siquiera en la espléndida París los triángulos amorosos resultaban necesariamente felices.
Hoy, arrastrado por esa Bola de Nieve incontenible inventada por un grupo de artistas argentinos, encontré sin pretender buscarla una foto del que fuera mi, nuestro, querido cine Roca. Antes de verse entregado a la impía piqueta final, el templo de mis primeras ceremonias se vió convertido en iglesia evangelista. Los asistentes a sus ritos, más acordes con estos tiempos warholianos, ya no miraban en silencio hacia la pantalla luminosa de las apariciones sobrehumanas. El espectáculo eran ellos; ellos también los actores y los músicos. "Jesucristo es una Roca", se inventó algún ahorrativo publicista evangélico para poder utilizar el cartel que ponía nombre a mi templo pagano, impecablemente diseñado en rotundas letras art decó, muy propias de la época.
Todo lo que cuento ahora es pasado. Ya ningún muchacho sin posibles podrá colarse por la última puerta de la izquierda para ver un estreno "simultáneo con el centro", pagando nada más que el momento de suspenso hitchconiano que implicaba subir sin ser visto la escalera de mármol que comunicaba el hall de entrada con el enorme superpullman, generalmente vacío por las tardes. Sin embargo, no importa qué edificio nuevo construyan en ese espacio hasta ayer mismo sagrado. Las tardes de invierno, acurrucados contra sus paredes, resguardados bajo sus marquesinas de cantos redondeados, un montón de fantasmas luminosos imitarán las formas y los modos de algunos dioses muy menores de antaño. Martha, Judith y Graciela volverán a ser "las pingüinas" de los guantes blancos, mientras otros hermanos, los Saevich, se pelearán un día sí y otro no por conquistarlas. Rolo Frangella, tal vez un guapo clásico, seguirá acallando sus ansias más ocultas con las carreras de caballos y lo hará de la misma manera empecinada conque domaba sus rizos rubios con abundancia de gomina o perseguía a la francesita Diana, la adolescente más rubia y deseada del barrio. Héctor y Mario, incorruptibles, afianzarán una amistad sin fisuras, más propias de un western crepuscular que de una calle cualquiera de ese céntrico Almagro, y yo... Yo me mantendré callado, observando, para mucho tiempo después quizás poder contarlo un poquito mejor, sin emocionarme tanto.
Foto cedida especialmente por su autora, Geraldine Lanteri.
[image: 20 Seconds into the Future]20 Seconds into the Future
Building resilience and physical strength after walking into a North London
boxing gym at 1...
Hace 1 día
49 comentarios:
Creo que nunca vi esas Green Mansions, me pregunto... Ayer G entró en tu blog y se quedó asombrado de ver a Nadal en la foto...
Y me encanta esa foto, ese viejo cine, no me extraña que fuese el templo de tantas historias visuales que cambiaron tu percepción del mundo... mis cines eran más setenta, debo confesar
Vengo por el comentario en mi blog. Estás hiperpicajoso? Qué he dicho o hecho yo que te parezca "mal rollo"? No comprendo nada...
Cacho, maravilloso paseo por la memoria, y de mantenerte callado observando o husmenado en el recuerdo, seguramente lo contarás igual de bien y con la misma emoción renovada a cada rato.
Un beso muy grande
Creo que me santigüaré delante del cine Roca: Ese templo, remodelado en triste Evangelista, del que emergieron tantos iconos de tu fe y la mía.
Abrazos.
¡ Salud !
¡Cacho se nos puso nostálgico! Qué hermosa foto y qué manera de narrar sus recuerdos... yo poco fui al cine en mi infancia, sin embargo recuerdo haber ido con mi padre a la función nocturna de Encuentros Cercanos del Tercer Tipo de Spielberg y haber hurgado luego en el cielo. También recuerdo haberme dormido (¡dormido yo!) en la primera, que ahora es la cuarta cinta de Star Wars. Todo en un enorme cine de un centro comercial setentero que en nada se parece a esa belleza del Roca...
el roca es (era...:() el de Avenida Rivadavia, ? Yo soy de Flores asi que siempre lo veia desde el colectivo, no creo haber entrado nunca.
Algo que me entristece es la perdida de los cines tradicionales (preciosos edificios de nuestra ciudad) para convertirlos en esos inmundos y molestos complejos con 56 salas. Un asco, la verdad.. Globalization again.
Este invierno me gusto pasear por Corrientes a la noche, tal vez Ud. entiende porque como yo, no vive en BA , y meterme en el LORCA!!! JOSHA!
Escribiré algo sobre ese cine, me dieron el programa como cuando chica iba con mi viejo a ver buen cine, y está igual.
Ruego que no se lo coma la maldita globalizacion. Pero fue un gusto, la verdad.
Cacho, vos tenes grillos por ahi, nada que ver, pero mi casa esta llena. Me gustan aunque a la noche dan el coñazo.
lindisimo post
mary
zbelnu: Green Mansions la dirigió el entonces marido de Audrey, Mel Ferrer, galán de Leslie Caron en Lili. Creo que era tan preciosista como aburrida. Habría que volver a verla, al menos porque es de Hudson y se supone que transcurre en selvas argentinas.
jovencitos por doquier me rodean! help me! Tendré que mentir un poco o al menos aclarar que ese cine de los cuarenta ya estaba construído cuando yo nací, a escasos cincuenta metros de su puerta.
Idea, gracias; vos como siempre tan generosa.
Juan; te aseguro que sí, sobretodo porque ver todas esas maravillas para mayores siendo menor y sin pagar un duro ¡era una gloria!
Cacho: Nada cambia en la memoria, es la única máquina del tiempo que existe. Besos
gracias darth: es usted muy joven o su papá la llevó al cine ya mayor o yo me he vuelto viejísimo! Nunca me divirtieron las Stars Wars...Prefiero las de la Metro, que no guerreaban con nadie.
Mary: el Roca estaba en Rivadavia al 3700, entre Medrano y Yapeyú.
lo de las chicas de Flores es verdad?
Pleno centro de Barcelona: de grillos nada, aunque he tenido lagartijas maravillosas que mi gato, a mi pesar, persigue.
Lorca y Lorraine, dos joshas que nos enseñaron a ver cine.
Le decía a la Poppins que no tengo grillos y me había olvidado que tengo una ¡Tarántula! Bienvenida, como siempre.
¡Tampoco asistí al estreno de los obreros saliendo de la fábrica de los hermanos Lumiére!
Recuerdo ir todos los domingos por la tarde al cine con mi padre, eramos tan habituales y tan puntuales, que el acomodador nos guardaba siempre el mismo sitio. Eran sesiones dobles en las que cabía todo y eran una liturgía si, una liturgía en la que se transformaba un lienzo blanco en algo siempre ilusionante. Ya no existe ninguno de aquellos cines, pasaron a ser bingos o supermercados, pero inexplicablemente o no, han guardado todos el nombre que tenían.
Fue en esas sesiones donde me enamoré del cine, un amor duradero sin duda para que luego digan.
Un saludo
si de Flowers, Rivadavia y Culpina y hace 15 que me fui del pais y 10 que vivo en Andalucia
PD: no me estara llamando "tarantula"??? no?
Ayer paloma, hoy araña, diría Charly...esto va mal, muy mal
Sentido homenaje y me recuerda cuando en este lugar donde vivo, quitaron el único cine que había por poner un negocio.
El cine!!!
Abrazos.
Graciela
Hay mi Cachito remember ocmo me gusta conocer esa Buenos Aires de tu niñez, para mi el cine Roca siempre fue el centro evangelista del Pastor Gimenes un tranfuga que mentia a la gente que para variar cree en los milagros cuando las cosas van mal...un tia de mi ex novio de la adolescencia iba al ROca a ver al chanta...
Los cines y teatros de Buenos Aires eran muy guapos algunos tuvieron mejor suerte como el Gran Esplendid hoy convertido en una hermosa libreria "El Ateneo" que conserva mucho de lo que fue el teatro, vos conociste la librería??
Porfa sigue abriendonos tu amquina del tiempo y transportanos a tus recuerdos que son fantasticos y me encantan...cuando mi viejo em cuenta cosas de su adolescencia (tu infancia) en Baires me cuenta de otra ciudad para el menos cultural y mas sobreviviente, un italiano de 15 años recien llegado...en fin tus historias me gustan mucho!!!!
Besototes memoriales!!!!!
Cierto Cacho, mi padre me llevó al cine siendo ya puberta... por eso no recuerdo haber visto a Audrey Hepburn en acción, y La Dolce Vita estando ya en la universidad...
Por cierto Cacho, ¿no habrá conocido usted El Ateneo cuando aún no era librería y funcionaba (creo) como un teatro?
... Dadá es la perra que vive conmigo...
Destino común el de los grandes cines de antaño! Yo, sin peinar aún su edad, Cacho, también conocí un legendario Roca en mis pagos platenses, aunque sus películas no tenían ese glamour... frente a la estación del tren Roca, pasaba películas de la Sarli y otras por el estilo, rodeado de antros donde otras señoritas se ganaban la vida como podían. Y sí, en los 80 también se transformó en templo evangelista del famoso pastor Jimenez. No sé en qué derroteros anda en estos días, pero seguro que son los últimos. La última vez que pasé por allí -también caídas en desgracia las iglesias- se mostraba tristón y alicaido, mimetizado en local de venta de viviendas prefabricadas Anahi...
Volveré sin duda a comentarte, pues me encanta tu entrada. De momento decirte que yo también tuve un cine Roca. El mío, el nirvana de mis sueños, se llamaba Cine Avenida.
Tarántula existe como tal, no eres tú Mary, no te preocupes. Era a ella que le daba la bienvenida en ese comentario.
En Flores, también sobre Rivadavia, había otro cine de la cadena Lococco, como el Roca.
Ay, qué penita...
Y Fafner me cuenta de otro Roca en La Plata convertido en Anahí, india bella mezcla de diosa y pantera ( y no hablo de usted Mary)
Darth: pues va a ser que sí y en ese cine (el Gran Splendid?) ví algunas buenas películas en mi adolescencia. No lo conozco como librería.
Karras(?), tuve una tienda con ese nombre en Ibiza: toda una historia. Me perteneció como firma exclusiva durante veinte años. La tienda duró sólo cinco. Ya lo contaré por aquí.
Gise: voy leyendo los comentarios a medida que aparecen y a veces me repito. Lo siento.
La foto del Roca es muy buena y aún en decadencia lo muestra espléndido, verdad?.
Alma: algunas pasiones duran toda la vida, por suerte. No hay tantas posibles.
Clarice-Graciela: ahora los sueños los pasan por la tele y no tienes que vestirte siquiera para verlos.
Nunca se cuánto tiene de adelanto.
Raúl: el Avenida de Buenos Aires estaba especializado en películas de producción española...y también en ligues.
bueniiisimo!
me emocionó tu relato.
gracias...
saludos, geraldine
En esa misma sala descubrí un día a Bergman, de la mano de mi noviecito quinceañero, futuro padre de mis hijos.
En esa sala del Roca, el de Av. Rivadavia, muy cerca de Almagro, muy cerca de Las Violetas, tuve pesadillas después de haber visto Cara a Cara.
El Roca es mi adolescencia, es cada uno de los sábados de mi adolescencia.
Si supieras cómo te entiendo. Tu relato ha desempolvado recuerdos y me ha vestido de nostalgia.
Besote.
Entiendo su nostalgia. Me pregunto, así como el cine se fue fragmentando en cines individuales (home theater) ¿ocurrirá lo mismo con esas iglesias? ¿Qué pondrán después en esos espacios?
Abrazo
Mmm, pero si era aburrida... (aquí no hay letritas, pero me obliga a poner mis datos cada vez el muy boludo servidor...)
Qué gran texto, sí señor. Cosas así diferencian al cine de cualquier otro tipo de espectáculo. Su poder de evocación es fascinante.
Saludos.
hola Bertini!
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have a nice thursday!
(kiss)
Geraldine no puso su comentario aquí: lo envió por email, pero como quiero tenerlo junto a su obra...espero no le moleste.
Liliana: cómo nos emocionábamos en esas épocas! Se nos resquebrajaba todo por dentro; una imagen, un diálogo, una situación cualquiera inteligente, bastaban para dejarnos groguis por varios días...
Estábamos conociendo de qué iba la vida. besos
Luc: no TE quepa la menor duda. Serán salones de video juegos o cybercafés donde cada uno se cuente su propia historia, sin intervención de molestos otros que puedan plantear situaciones incómodas. Siempre con muchos cubículos horizontales arriba, gozando del ruido de las maquinitas asesinas.
Zbelnu: sucias palabras en su boca!Persignaréme.
Si entras desde tu link no es necesario, verdad? Tampoco me molestan tanto las letritas, aunque a veces me enfrentan a mis torpezas.
Cine Flores (pusieron casa de electrodomesticos)
Cine Rivera Indarte (sigue pero ahora es esa cosa con 20 salas)
Cine San Martin (era de pornos en rivadavia y Varela sobre Rivadavia, ahora hay una casa de quesos, tambien una pena)
El mas grande era el Pueyrredon (casi con seguridad se llamaba asi y era el mejor) Ahi vi por ultima vez "Un lugar en el mundo" la argentina ahora es otra cosa asquerosa "musimundo"
para llorar :(((
El Lorraine sigue.
otro que sacaron fue el "Los Angeles"
miho: Hi! No, I don't know him. I take the link, thanks and kisses!
39E: Gracias... Sí amigo, ¡qué grande es el cine! un abrazo
Mary: es casi una lista de terror...quesos y electrodomésticos contra David Lean, Truffaut, Won Kar-wai...horrible!
Y el Grand Splendid lo convirtieron en librería. Está en Santa Fe antes de llegar a Callao. Resguardaron la arquitectura, pero ya no hay butacas y donde estaba la pantalla hay un café Martínez.
Splendid se llamaba el cine que tenía mi papá en un pueblito de Mendoza, cuando yo era una niña. Hoy es un supermercado :(
Ya no se ve el cine como antes... Y no era peor eso de ver imágenes y no poder retenerlas en un dvd. Era mágico, porque cada uno se quedaba con un pedacito de recuerdo y no todos con el mismo.
Abrazos.
Yo si embargo, crecí más con la música, aunque las imágenes nos acompañaban ya, tal vez los sonidos o las palabras son más persistentes en la memoria por la abstracción de su mensaje.
Leí tu comentario en la antigua página, gracias.
te dejo la nueva
direccionunica.wordpress.com
iluminaciones.
Liliana: corrobora mi teoría: la gente, antes llamados espectadores, ubicada donde antes estaban las estrellas. Ya nadie quiere que le cuenten sueños? No parece que el mundo ande mejor ni que la humanidad haya tomado las riendas de sus vidas. Al menos dicen que el Gran Splendid ha quedado muy bien.
Iluminaciones: había borrado tu link, perdona; no entendí lo del cambio.
Ahora estás en mi blog visual como dirección única, o también me equivoco?
Soy de imágenes y de palabras, aunque me gusta especialmente cuando la música pasa por mi cuerpo; oírla, pero mucho más bailarla. O será que una cosa me parece inseparable de la otra.
Cacho, la gente quiere que le cuenten historias, pero en esa avidez por poseerlo todo, también quieren apropiarse de esas historias, ¿y qué mejor manera que por medio de un dvd? Yo no estoy contra la tecnología, pero me gustaba sumergirme en la sala, a oscuras, en multitud, pero sola, y llevarme aquellas imágenes elegidas por mí.
El Gran Splendid como librería es un lujo, como cine: una farsa.
Hermoso post. Cuántos recuerdos! Qué lindo cuando una fotografía dice tanto y cuando alguien cuenta tantas historias de su adolescencia.
No conocí ese cine, porque claro viajaba a capital e iba a los de Lavalle, hoy también convertidos en iglesias. Además de que la última vez la encontré tan peligrosa como cualquiera del Bronx.
Pero claro que he ido al cine desde mi infancia, y aunque hoy no está ni demolido ni siendo templo, está inactivo. Cuánta magia sentí allí, cuántos sueños, cuántos amores.. Hermosa tu manera de contar recuerdos sin ese aire tanguero que nos caracteriza.
Cómo que Federico anda persiguiendo lagartijas, adónde vive el novio de mi Titi? Ella que solamente una vez cazó una mariposa y se asustó, y la segunda fue una libélula (no me acuerdo el nombre) y fui corriendo a sacarle una foto, jajá!. Un beso. Como siempre se disfruta al entrar aquí.
Liliana: hay algo en esta necesidad de posesión, en esta exacerbación de la propiedad privada, que termina siendo frustrante. Si puedes rebobinar, pasarla lentamente, cortar y volver a iniciar, se pierde aquella magia del cuento y todos nos convertirmos en especialistas que se las saben todas, aunque sin ilusionada alegría.
Deli: mi gato cazaba lagartijas en la terraza de mi casa en el barrio viejo, donde todavía existen. Ahora vivo cerca de la Pedrera, en un piso alto sin terraza y sin bichitos bondadosos, salvo mi gato.
Me preguntaba por dónde andabas tú, tan alejada de estas páginas últimamente. Un beso, te visito siempre que puedo.
Flota en el aire un cierto halo de nostalgia que percibo en varios blogs. ¿Será el otoño, que nos empuja a la oscuridad?
Mis cines eran más setenteros, como los de Zbelnu.
Me encantó tu post, as usual.
Antídoto: hoy un diario, con letras tamaño catástrofe, decía: Nada volverá a ser igual.
Se refería a la crisis mundial, por supuesto.
Pues eso; de allí la nostalgia general, a pesar de que nunca nada es igual a nada ni hay tiempos que no sigan su curso de forma natural, sin pararse a ver lo que han dejado en el camino. Somos efímeros.
un abrazo y
Gracias.
Es verdad, por un lado he andado borrada pero por otro he pasado y no he podido dejar comentarios en post anteriores.
Te imaginaba bailando Matador en un post anterior y el comentario desapareció.
Aquí siempre tenemos problemas con Blogger. Anoche estuve tres horas para publicar. Se suma ahora problemas de servidores. Será que estamos muy al sur? jajá! Beso y otro a Federico.
Deli(cia): no estamos mucho mejor; aumenté la potencia, tengo todo lo necesario para obviar problemas y sigue haciéndome cositas molestas.
No pediremos demasiado?
Es tal el milagro de este invento que deberíamos gozar con lo que nos da y olvidar todas las tonterías momentáneas. Me parece que el Sur, como un Tsunami, está barriendo al antaño poderoso Norte.
Besos a tí y a la niña de los bigotes de los semi-barceloneses.
me encantan esas crónicas del tiempo pasado, que si nembargo parece renovarse y regresar como las olas a la costa con las imágenes
he estado ojeando un poco la bola de nieve, interesssante!
vanessa: repuesta ya del festival Bardem? un besito
Almagro, el Héctor que mencionás, está intentando controlar una llorera de emoción, por supuesto sin conseguirlo,claro, me la aguanté cuando lo leí solo pero ahora mismo que se lo leía en voz alta a mi "santa" me quebré.
Gracias por tu memoria, por tus sentimientos de pibe de barrio, pero por sobretotas las cosas por tu pluma .No exagero sos un ESCRITOR COMO LA COPA DE UN PINO.
Ya es hora que te editen estos relatos que a diario nos ofreces.
ALMAGRO.De nuevo mil gracias.
Héctor, como bien se ve, eras uno de esos amigos míos de la adolescencia...Y todavía lo sos. En gran medida estaba escrito para vos y algún que otro superviviente de aquellos tiempos suaves que creíamos duros.
Un abrazo y gracias por tu emoción.
Dante soy Marta, me emocionó mucho lo que escrbiste.Te quiero,y te recuerdo con cariño.Chau.
Marta:
aunque tú sabes bien quien eres, a mí no me queda tan claro...
gracias, a pesar de ello, por el recuerdo, el cariño y la emoción.
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