En mi primer viaje a Argentina, con el gobierno militar del "Proceso" aún en el poder, trataba de convencer a mis amigos para que escaparan de aquello que yo, ciudadano de la libérrima Ibiza desde hacía varios años, veía como un auténtico reino de la represión involutiva y el terror más sangriento, apenas encubierto por presuntas maniobras regeneradoras de lo que se suponía era la auténtica libertad democrática. En casi todos los casos me encontraba con una respuesta inesperada: aquellos añorados amigos porteños trataban de convencerme de que el equivocado era yo. Acostumbrado a ciertas maneras decadentes europeas, influenciado por la profusa propaganda antiargentina -hábilmente manipulada por los intereses angloestadounidenses, siempre ávidos de la riquezas petrolíferas del Cono Sur- no podía entender una realidad de la cual me había alejado por un impulso que todos encontraban sumamente frívolo y absolutamente irracional.
"¿Cómo puedes abandonar Tu Patria?", llegó a decirme un psicoanalista argentino que no dudaba en gastar gran parte de sus suculentos beneficios en la cercana Brasil apenas el calendario le otorgaba unos días de asueto.
Tardé muchos años en volver a "Mi Buenos Aires Querido". Deseoso de no tropezar con la misma piedra, me propuse copiar el comportamiento de Susana Giménez, una gran estrella de show business argentino. La imperecedera Susana es capaz de contestar cualquier exabrupto con una estelar, ampulosa sonrisa y jamás critica seriamente algo que tenga el apoyo más o menos incondicional de las mayorías.
Tampoco me fue bien con aquella estrategia.
"¿Cómo encontrás Buenos Aires?"
"Divino, fabuloso", contestaba yo, obviando detalles que pudieran resultar molestos a mi interlocutor. Tampoco ahora la respuesta era la esperada:
"¡Qué me estás diciendo! ¿Te volviste ciego? ¿No ves que está todo hecho una mierda?"
Empujado por mi natural tendencia al diálogo, azuzado por aquella imprevista descalificación, yo caía en aquella trampa semi-inconsciente y lanzaba nuevamente mi opinión:
"Y sí, igual tenés razón...Las aceras están hechas un asco y no hay un solo teléfono público que funcione..."
En ese momento mis reencontrados amigos se ponían más verdes que Hulk:
"¡Cómo se vé que vivís en Europa! ¡Mirá en las cosas que te fijás! ¿A qué viniste, che? ¿A criticarnos?"
Siempre supe que había temas ligados a sentimientos muy íntimos, imposibles de ser tratados de forma distanciada, medianamente racional. Los problemas de pareja, los enredos de familia, ciertos rasgos físicos o de comportamiento, estaban en esa tácita lista de incuestionables. En aquellos viajes a mi ciudad natal aprendí que el sentimiento nacional era posiblemente uno de los más acendrados. Cuando me preguntan de dónde soy, qué nacionalidad tengo, siempre me veo en la necesidad de matizar mi respuesta:
"Nací en la Argentina, de un padre italiano y una madre correntina hija de asturianos, si bien desde los años ochenta tengo también nacionalidad española, la que, al menos por ahora, hace que me puedan llamar europeo." Casi nunca añado, por sintetizar un poco la cosa, las improntas que cada lugar donde he vivido han dejado en mí.
Ayer mismo leía en el diario Público una frase de Albert Camus: "Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro". Podría y desearía compartirla, mi estimado don Alberto, si no fuera porque muchas veces la claridad de palabra me ha arrojado a un pozo de oscura soledad. A pesar de ello, testarudo que soy, insisto en decir algunas cosas por las que con toda probabilidad me asaltarán un montón de personajes verdes echando, enfurecidos, espuma por la boca. Como ejemplo, y porque lo prometido es deuda, comunico que el viernes por la noche fui a ver Vicky Cristina Barcelona. La película, sin ser un Allen de primera -y tal vez tampoco de segunda-, demuestra cómo un auténtico creador despliega talento hasta en sus obras menos afortunadas. Al margen de las coloridas postales de la ciudad exigidas por los productores, tan tópicas que parecen sacadas de un folleto de agencia de viajes, Allen sigue hablando del amor y los seres humanos, de sus encuentros y desencuentros, de sus venturas y desventuras. Todo ello con el sabor hispano, últimamente tan taquillero, aportado por un Javier Bardem que se muestra lejano, fatigado e incómodo, salvo en las esporádicas y algo recatadas escenas sexuales con la pulposa Scarlett Johanson y una eficazmente excedida Penélope Cruz, tan diseñadamente racial como los rasguidos inconfundibles de Paco de Lucía, siempre entre dos aguas. ¿Y Barcelona? La bellísima Rebecca Hall, Vicky, llega a la ciudad con la excusa de una irónica "licenciatura en identidad catalana" que a juzgar por lo que pudimos ver en la película nunca llega a cursar. Todo lo demás, cartón pintado. Da igual que la escena transcurra en Oviedo o en el Tibidabo: los escenarios podrían haber sido muchos otros igualmente turísticos sin hacer la más mínima mella en el desarrollo de la historia. El escenario habitual del director está presente en una sola toma del impactante puerto neoyorquino, usado como fondo para el diálogo telefónico del futuro esposo con la dubitativa Vicky. Suficiente para demostrarnos que el amor de Woody Allen por su ciudad natal sigue intacto, a pesar de algunos superficiales deslices con venerables ciudades europeas. ilustra : autorretrato de Francesca Woodman
Posdata: sí, lo sé, murió Paul Newman. El muchacho de la cara perfecta y el cuerpo siempre juvenil, ese actor de mirada limpia al que ni siquiera los personajes de Tennessee Williams lograban dotar de perversidad, ha dejado la vida. Nos ha dejado también a nosotros, aunque podríamos decir que ya lo había hecho mucho antes, al finalizar su última película. Si hubiera muerto joven como James Dean, o al menos como Marilyn, hubiera redondeado el mito: sería un poster en cada habitación adolescente y una camiseta sobre muchos cuerpos jóvenes. Permitirse envejecer con todas sus arrugas resta a su currículum de ídolo juvenil un montón de puntos. Agrega cientos más para los que como él optamos por no acelerar a fondo, permitiéndonos un trayecto más suave; menos aventurero, pero también menos riesgoso.
"¿Cómo puedes abandonar Tu Patria?", llegó a decirme un psicoanalista argentino que no dudaba en gastar gran parte de sus suculentos beneficios en la cercana Brasil apenas el calendario le otorgaba unos días de asueto.
Tardé muchos años en volver a "Mi Buenos Aires Querido". Deseoso de no tropezar con la misma piedra, me propuse copiar el comportamiento de Susana Giménez, una gran estrella de show business argentino. La imperecedera Susana es capaz de contestar cualquier exabrupto con una estelar, ampulosa sonrisa y jamás critica seriamente algo que tenga el apoyo más o menos incondicional de las mayorías.
Tampoco me fue bien con aquella estrategia.
"¿Cómo encontrás Buenos Aires?"
"Divino, fabuloso", contestaba yo, obviando detalles que pudieran resultar molestos a mi interlocutor. Tampoco ahora la respuesta era la esperada:
"¡Qué me estás diciendo! ¿Te volviste ciego? ¿No ves que está todo hecho una mierda?"
Empujado por mi natural tendencia al diálogo, azuzado por aquella imprevista descalificación, yo caía en aquella trampa semi-inconsciente y lanzaba nuevamente mi opinión:
"Y sí, igual tenés razón...Las aceras están hechas un asco y no hay un solo teléfono público que funcione..."
En ese momento mis reencontrados amigos se ponían más verdes que Hulk:
"¡Cómo se vé que vivís en Europa! ¡Mirá en las cosas que te fijás! ¿A qué viniste, che? ¿A criticarnos?"
Siempre supe que había temas ligados a sentimientos muy íntimos, imposibles de ser tratados de forma distanciada, medianamente racional. Los problemas de pareja, los enredos de familia, ciertos rasgos físicos o de comportamiento, estaban en esa tácita lista de incuestionables. En aquellos viajes a mi ciudad natal aprendí que el sentimiento nacional era posiblemente uno de los más acendrados. Cuando me preguntan de dónde soy, qué nacionalidad tengo, siempre me veo en la necesidad de matizar mi respuesta:
"Nací en la Argentina, de un padre italiano y una madre correntina hija de asturianos, si bien desde los años ochenta tengo también nacionalidad española, la que, al menos por ahora, hace que me puedan llamar europeo." Casi nunca añado, por sintetizar un poco la cosa, las improntas que cada lugar donde he vivido han dejado en mí.
Ayer mismo leía en el diario Público una frase de Albert Camus: "Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro". Podría y desearía compartirla, mi estimado don Alberto, si no fuera porque muchas veces la claridad de palabra me ha arrojado a un pozo de oscura soledad. A pesar de ello, testarudo que soy, insisto en decir algunas cosas por las que con toda probabilidad me asaltarán un montón de personajes verdes echando, enfurecidos, espuma por la boca. Como ejemplo, y porque lo prometido es deuda, comunico que el viernes por la noche fui a ver Vicky Cristina Barcelona. La película, sin ser un Allen de primera -y tal vez tampoco de segunda-, demuestra cómo un auténtico creador despliega talento hasta en sus obras menos afortunadas. Al margen de las coloridas postales de la ciudad exigidas por los productores, tan tópicas que parecen sacadas de un folleto de agencia de viajes, Allen sigue hablando del amor y los seres humanos, de sus encuentros y desencuentros, de sus venturas y desventuras. Todo ello con el sabor hispano, últimamente tan taquillero, aportado por un Javier Bardem que se muestra lejano, fatigado e incómodo, salvo en las esporádicas y algo recatadas escenas sexuales con la pulposa Scarlett Johanson y una eficazmente excedida Penélope Cruz, tan diseñadamente racial como los rasguidos inconfundibles de Paco de Lucía, siempre entre dos aguas. ¿Y Barcelona? La bellísima Rebecca Hall, Vicky, llega a la ciudad con la excusa de una irónica "licenciatura en identidad catalana" que a juzgar por lo que pudimos ver en la película nunca llega a cursar. Todo lo demás, cartón pintado. Da igual que la escena transcurra en Oviedo o en el Tibidabo: los escenarios podrían haber sido muchos otros igualmente turísticos sin hacer la más mínima mella en el desarrollo de la historia. El escenario habitual del director está presente en una sola toma del impactante puerto neoyorquino, usado como fondo para el diálogo telefónico del futuro esposo con la dubitativa Vicky. Suficiente para demostrarnos que el amor de Woody Allen por su ciudad natal sigue intacto, a pesar de algunos superficiales deslices con venerables ciudades europeas. ilustra : autorretrato de Francesca Woodman
Posdata: sí, lo sé, murió Paul Newman. El muchacho de la cara perfecta y el cuerpo siempre juvenil, ese actor de mirada limpia al que ni siquiera los personajes de Tennessee Williams lograban dotar de perversidad, ha dejado la vida. Nos ha dejado también a nosotros, aunque podríamos decir que ya lo había hecho mucho antes, al finalizar su última película. Si hubiera muerto joven como James Dean, o al menos como Marilyn, hubiera redondeado el mito: sería un poster en cada habitación adolescente y una camiseta sobre muchos cuerpos jóvenes. Permitirse envejecer con todas sus arrugas resta a su currículum de ídolo juvenil un montón de puntos. Agrega cientos más para los que como él optamos por no acelerar a fondo, permitiéndonos un trayecto más suave; menos aventurero, pero también menos riesgoso.
30 comentarios:
to go:), definitivamente.
ha muerto Paul Newman..
http://www.youtube.com/watch?v=bGHJSoaoydY
me ha gustado mucho como que hables en el mismo post de este encargo multimillonario del ayungamiento de barcelona y mediapro, que es la pelicula de Allen, con la irracionalidad con la que la mayoría vive temas tan absurdos como la patria. Ya sabes, querido, aquí es un tema sagrado, el ple domini de la terra, con el que hace poco un buen catalanista se rasgaba las vestiduras en la lista de Xoroi...
en fin, que me lío,
Ya sabes que a mi me gustó más de lo que esperaba, y que agradecí el trabajo de actores y algún riesgo de guión, de temas tratados, menos convencionales que de costumbre. Como comentábamos con Monsieur Ch., aquí al menos la pregunta sobre el amor parece más amplia, más arriesgada, con menos garantía de respuesta
Sin embargo creo que has identificado muy bien aspectos molestos y empobrecedores, como es el hecho de que la ciudad, supuestamente una de las grandes protagonistas, no tenga ningún impacto ni papel en la historia, y que hayan muchas cosas que se vean puestas con el calzador,
seguramente sea porque como tú dices, W Allen, siga siendo bueno cuando nos habla de su universo
magnífica la foto de la Woodman que no conocía
Cacho, si algún personaje verde echando espuma por la boca decidiera lanzarse enfurecido contra ti tendrías, por cada uno, muchos otros haciendo todo lo contrario. Coincido con Alberto - coincidido con Camus en muchas de sus reflexiones – los peores desencuentros entre los hombres se deben a las dificultades que plantea el lenguaje – a veces a la mala leche con la que se arbitran las palabras – a no llamar a las cosas por su nombre. En lo personal de Vicky Cristina, paso, presumo que Allen ya ha contado con toda la genialidad de la que es capaz casi todo lo que tenía para contarnos, pero de tu reflexión respecto al lugar imposible en el que muchas veces se encuentra el exiliado me sumo con la sorpresa agradecida de siempre, tu capacidad de poner sobre la mesa - con la excusa de una película – un tema trascendente que tiene aristas insospechadas para quienes nunca lo vivieron.
Un beso grande
Me encanta: Cuando describe Bs. As. y alrededores de esa descripcion. Y sus comentarios a peliculas. En serio, lo leo siempre a veces sin comentar. Besos desde mi "mar del plata no tan querida"
Excelente introducción. Creo que la mayoría de los argentinos tenemos esa problemática, una identidad compleja.
En cuanto a Vicky Barcelona, no veo la hora de verla.
Abrazo
Comparto lo que dices de tus regresos a Buenos Aires, a mi tambien me pasa eso, no ser de aca ni de alla, y caundo criticas algo alla que no te gusta o no entiendes que sigan pasando según que cosas, te suelten un "y bueno vos ya no vivis aca, que pasa alla todo es perfecto??" y no aca no es todo perfecto pero se puede disentir aca y alla con segun que cosas...
El amor por la ciudad natal que demuestra Woody en la peli, es lo que hace que siga queriendo a Buenos Aires y que se piente una lagrimón de vez en cuando al ver algunos lugares que recuerdan mi vida alla...
La peli no me gusto, mucha imagen guiri de Barcelona, y no se no me dijo demasiado...será que no entiendo a Woddy en lo que quiere decir...no se me pareció una pelicula muy pobre, la actiación "forzada" de Barden, la histeria de Penelope (que actua siempre igual) en fin que me desiluciono bastante...
Me conecté esperando leer tu post sobre la muerte de Paul Newman...los grandes actores se van llendo...
Besototes y feliz semana guapo!!!!
Jazzy, yo también lo siento mucho.
Carolina: también yo he pasado por tu blog, no creas. Se agradece saberlo. Mi Buenos Aires es querido porque lo veo a la distancia.
Luc: gracias. En cuanto a identidades, la mía no se ha simplificado con los años ni con los cambios de paisaje, pero al menos ya no me preocupa.
otro abrazo, Luc.
Vanessa, Idea, Gise: como siempre un lujo tenerlas por aquí diciéndome cosas agradables. Me gusta la idea de tener ángeles, o ángelas, defendiéndome.
Gise, has logrado que me despida de Paul, a pesar de que no quería hacerlo en un vano intento de huir de la tristeza.
Gracias Cacho esperaba tu despedida a Paul, siempre tan guapo, siempre tan masculino, siempre tan adorable, tan tierno... Aunque como es obvio a los que los disfrutamos en sus peliculas no nos dejara nunca, el vive en ellas como los grandes...
Besototes guapisimo!!!!!
Algo me dice que en este post siga su recomendación: no hablar claro, or lo que decido, ás bien, no hablar.
El autorrerato es una maravilla.
No he visto la peli, cuando la vea velvo seguro a discutir contigo
Llevo a Paul Newman en una especie de álbum de memorias bailando en mi alma para siempre, en todas sus maravillosas edades, que acompañaron a muchas de las mías.
Estimado:
La apología es una biografía muy larga. Como no se puede hablar claro, uno tiene que excusarse con todos sus lugares y con todas las personas de su verbo. Ser de nadie, ser de ninguna parte, es ser también de todos aquellos lugares (y personas) que -como la ilustre Glenda del cuento de Cortázar- queremos tanto como para ofrecerles "una última perfección inviolable": nuestro silencio (o nuestra muerte).
Saludos
Coincido en salvar la película, aunque no sea de lo mejor de Allen. Pero por dios, en versión original; el doblaje de esta película debería constituir causa en los tribunales.
Se fue Paul. Larga vida a sus personajes.
Un abrazo.
Gata: Aunque no siempre coincido contigo, jámás se me ocurriría ahogar tus aullidos. Espero esa crítica. Beso
Gise, como verás, sigo tus deseos.
J: me costó enterarme de que tú eras tú. Bienvenido. No soy muy amante del silencio oral, si de los otros, (im)posibles. Como Ava Gardner, por poner un ejemplo particularmente bello, prefiero decir casi siempre lo que pienso, aunque los anfitriones no vuelvan a invitarme a sus fiestas. ¡Vaya aburridos!
Bueno, me alegro que ya sepas lo que sabes :), a saber: que yo soy yo. Me doy por bien hallado, pues.
Estoy contigo. Es mejor decir lo que se piensa. La mentira no encubre la verdad, sólo la retrasa, y a fin de cuentas la hace más dolorosa. Pero entiendo lo que cuentas sobre Buenos Aires, ese ni contigo ni sin ti. Es increíble la facilidad que tienen algunos para indignarse con nuestros silencios.
Un abrazo de reencuentro.
Lo de otros será presuntamente glamuroso, pero lo de Newman es mucho más inteligente. Y difícil.
Besos, Cacho.
Todos los que la han visto me comentan Vcky Cristina Barcelona con muy malas referencias... Aún así no se me van las ganas de verla.
Qué pena lo de Paul Newman, cuando una gran persona fallece se va una pequeña parte de todos...
Besines, que tengas una buena semana!
J: entre nosurrender, déjá-vu y no se cuantos otros, un misterio casi desvelado. Un abrazo leonino.
Noemí: de Newman siempre me dejaba algo fuera cierto hieratismo, bello sin duda, que comparte, a miles de kilómetros, el frígido Tom Cuise. Como si sus reinos no fueran de este mundo. Un beso
me largo:
Ví la peli y me gustó. No es pa' tirar cohetes!!! pero me entretuvo, los dialogos fueron decentes,
Bardem, lo que quieran pero esta impresionante!!! de guapo, atractivo, hot hot. No me digan?? Levanto muchisimo de "No country for old men" a éste.
La chicas , me gusto Vicky y Penelope muy digna le quedan bien esos papeles, creo yo. y Barcelona, no hace falta tocarla porque bonita es!
La musica era extrania , parecia de un juguete, en fin me gusto
Despues vuelvo a comentar porque este post tiene muchas y muy interesantes facetas
Besos
Grandioso su post, Cacho. Esa manera de referirse al pretendido nacionalismo... ¡parece que estaba escribiendo un mexicano! Igual pasa aquí, ¡pa' criticarnos, nomás nosotros, faltaba más!!!!
Por otro lado, ardo en ganas de ver la tal Vicky. Me gusta mucho Allen, por muy segundona que sea la película, la prefiero a esos churros tipo 27 novias o no sé que.
Finalmente, Good Bye, Blue Eyes. No se me había ocurrido lo que usted comenta acerca de las novelas de Don Williams. ¿Será que para miradas perversas una vez muerto Brando sólo nos queda Nicholson?
P.D. Cuando vea la nueva de los Cohen, ésa donde aparece Brad Pitt, nos la reseña igual, OK?
Estoy pensando sobre mi "volveres" a Buenos Aires. Los primeros eran "toco y me vuelvo corriendo", embelesada al principio con la vida en el primer mundo y con el goce de los motivos por los que me fui. Con los años ya sé lo que son las calles, el transito, etc y registro lo que es vivir en el primer mundo como una gran comodidad. Bien, eso no es todo. Como vos decis el sentimiento de la nacionalidad es fortisimo y ni hablar de los amigos y de la familia. Se que leyo mi post sobre esto y ya ve...
Yo digo que tengo pasaporte estadounidense, resido temporalmente en España pero soy argentina. Es mi definicion sobre mi ser y mi espacio.
Cuando el Aerolineas toca suelo nuestro y dice "Hemos llegado a la ciudad de Buenos Aires" yo sé que estoy en casa. Fuerte, no?
Patria
Según los familiares de Paul sus últimas palabras fueron: "Ha sido un privilegio estar aquí".
Y no me cabe duda de que así ha sido, pues este chico siempre fue consciente de la suerte que la vida le dió gracias a su talento para moverse tanto fuera como dentro del cine. DEscanse en Paz semejante TOTAL BELLEZA.
En cuanto a tus diálogos con tus paisanos me hace recordar que siempre habrá moscas para todo rabo, o dicho de otro modo, que se diga lo que se diga siempre habrá quien quiera polemizar, sino de qué..
Es la primera persona a la que leo que ViCky... le gustó. Parece ser que lo moderno es decir que es un desastre de peli..
YO aún no la ví, pero pienso hacerlo.
Abrazos.
¡ Salud !
Él era tan guapo... cómo nos hizo soñar!
Me encanta esa difícil negociación antiHeimat con la madre patria argentina y el Buenos Aires querido. Ya sabes lo que pasa aquí! No podemos decir nada sin que nos acusen de odiar Bcn, etc...
En cuanto a Allen, yo la veré cuando la pongan en la tv. Yo, que soy muy ignorante en lo que respecta al cine y en tantas otras cosas, siento pereza por esos actores españoles y rabia por el dinero que nos ha costado ese rodaje, así que me esperaré...!
Uf, Dante, comparto totalmente tus impresiones sobre los "regresos" a la patria, porque palabra más palabra menos me ha ido sucediendo lo mismo, aunque siempre los comentarios van teñidos del sentir político del momento. En la época de Charly (Mendez) fue una experiencia terrible, porque la gente de la calle se sentía ganadora total ("winners" se decían a ellos mismos en esos grises años)y se burlaba de mí por vivir en Europa. Una frase que no olvidaré en la vida: "Adriancito... qué se te perdió en Europa? Si acá estamos en el primer mundo, en las relaciones carnales con USA". En fin, lamentable.
Sobre Vicky & Cía, pues fuí el domingo a verla, y al salir comenté que las localizaciones parecian sacadas de un tríptico de la oficina de turismo, típicas y tópicas. Estoy seguro que el señor Allen es capaz de elegir otras, pero finalmente se debe a los productores, y la peli se tiene que vender en el mercado americano y europeo en general... "Identidad catalana"? dónde se enseña eso? De todas maneras, lo único que se veía en la película es que asistía a clases de "español". Vaya forma de estudiar la identidad catalana! Creo que es otra disgresión (ese supuesto estudio de Vicky-Rebecca) de cara a los dineritos que obtuvo el productor de parte del Ayuntamiento de BCN. Penélope me encantó, histérica, exhuberante, desenfrenada. Vicky-Rebecca también, retraída, bella, casi lánguida. Cristina-Scarlett es otro tema: primeros planos hermosos, otro tipo de languidez, fascinante, y... no sé.
Un abrazo.
qué buena esa imagen de Newman y señora!
yo de adolescente me ponía la gata sobre el tejado de zinc una y otra vez, y luego repetía el final, y lo veía otra cuantas veces...
Yo también salvo a "Vicky,Cristina,Barcelona" incluso con postales turísticas.Larga vida a Woody Allen y muchas comedias donde reír a carcajadas tal cual me reí con el personaje de Maria Elena.
En cuanto a Newman,su cine,le sobrevive,sus películas son un legado del que siempre se podrá disfrutar.
Saludos
un inciso: ayer por la mañana tiré sobre el teclado ya algo caduco, un jarro de té con miel ... horror!
no he podido contestar a partir de cierto momento porque las teclas se pegotearon totalmente...ahora, con teclado y mouse nuevo, trato de amoldarme a ellos...y no son universales!!!
Los he leído a todos, uno por uno, y agradezco sus comentarios:
Mary, Darth, Zbelnu, Fafner, Juan 43, Vanessa, Troyana
amigos y comentaristas habituales...
contestarlo será más complicado...
los teclados no son todos iguales!!!
Mary P: me parece entender que para vos la patria son los amigos y estoy de acuerdo con ello. Los míos están dispersos por el mundo. Sin embargo el concepto patria tiene que ver también con himnos y banderas y esto después de treintaños viviendo en varios lugares diferentes me resulta un poquito mixturado. Siempre que oí Patria venía precedida o seguida de un cañonazo. No creo que me guste. Yo estoy en casa cuando llego a mi casa, el lugar donde tengo mis cosas más queridas y necesarias, mi nido, mi guarida. Se que puedo hacerla, si me dejan, casi en cualquier lugar.
Darth T: cada hogar un mundo...y cada pueblo parecidas pulsiones.
Gracias por tus visitas a mis blogs y por tus cariñosos elogios.
Hago lo que puedo, simplemente. Y me gusta hacerlo.
También nos queda Robert Downey y Clooney y Benicio del Toro y...
soy optimista.
Fafner, me ha quedado claro: te gustan todas. A Woody también, supongo.
Alfredo 39E: doblada? no se me hubiera ocurrido nunca, pero enterado de que 50 entre 60 copias estaban dobladas al catalán, me pregunto como lo habrán hecho...
me huele a horror...quizás en estas tenga más cabida el curso de identidad catalana.
Como tú y
Troyana,
salvo la película por los estellos de inteligencia y mala baba.
Los dioses guarden a Woody.
Zbelnu: la necedad se ha globalizado...son malos tiempos para la crítica.
Demasiado das en este texto, bueno, como en todos. Dejas sin respirar. Reflexivo lo de Camus y me encantó lo de Newman. Esa foto no la conocía.
Abrazos.
G
Graciela, muchas gracias. A veces las palabras, los textos, brotan de una emoción más o menos contenida. Yo tampoco conocía la foto hasta que la encontré, buscando para ilustrar el post. Es tan familiar, se ve tan bien la personalidad de cada uno, que se hace casi insoportable.
Abrazos para tí también.
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